Es un misterio saber cómo Tullia conseguía trabajar en tantos frentes sin caer en lo que tan frecuentemente suele suceder en tales casos: superficialidad, trabajo descuidado, negligencia en la labor docente o descortesía en las relaciones personales.
“Desde la Residencia -Pinar 21- me voy a pie, Castellana adelante: subo desde Cibeles, por Alcalá, hasta la librería de Shumacher, en Caballero de Gracia;allí encuentro algún libro deseado –los Karamazof, Charmes, Ulises, Malte Laurids Brigge- y me voy a abrir sus páginas a Kutz, ante una taza de imponderable chocolate o –si estamos en primavera- una naranjada como jamás he vuelto a encontrar en parte alguna;