La pasarela de los Goya es un espejismo sobre una realidad cultural que dista de ser la que se ofrece bajo los focos.El debate no debe ser sobre la existencia del Ministerio de Cultura sino sobre la política cultural que necesitamos y que todavía no hemos logrado.
Está pendiente la consolidación de una temporada estable en las distintas ciudades de Galicia, en colaboración con la Real Philarmonia y bajo el impulso del Gobierno autonómico, hasta hoy sordo a las necesidades musicales.
El federalismo cultural debería aplicarse a la necesaria potenciación de la actividad artística producida en el territorio español que no es solamente Madrid o Barcelona.Ocurre lo contrario, que la colaboración con las iniciativas relevantes de muchas ciudades es menospreciada económicamente por el Gobierno de la Nación.
No es una encuesta inútil, pues la escasez de estudios de ese tipo así como las carencias de las encuestas del Ministerio de Cultura, otorgan importancia a estudios cuya metodología pueda ser cuestionada, como en este caso.
En España no es habitual que un intelectual sea además un cualificado diplomático de carrera.Si además suma genio artístico estamos ante un caso singular, probablemente único en los anales de la llamada “carrera”.