Como en la célebre canción de Simon & Garfunkel, las aguas turbulentas en el seno de la Nacional parecen haber sido amansadas al menos temporalmente con este concierto donde se dieron la mano Maurice Ravel con el ballet 'Ma mère l’Oye', y Manuel de Falla con la versión de concierto de su ópera 'La vida breve'.
Los códigos estilísticos de 'Coppelia' favorecen por su misma idiosincrasia una reformulación o nuevo acercamiento desde el prisma de la era contemporánea, una nueva modernidad como en las décadas de los 20 y 30.
Amina, en vestido blanco distintivo de su pureza de novia, es asediada desde el comienzo de la representación por una legión de jóvenes bailarines con vestiduras oscuras que giran alrededor de ella, acosándola y dirigiendo sus movimientos por el escenario, cual alma exangüe.
El espectáculo transpira obsesión, sufrimiento interior del protagonista que llega hasta el desgarramiento y la extenuación, desde los dementes acompañantes del a su vez enloquecido Félix, que abren y cierran la estructura de la propuesta, con ese ambiente oscuro y tenebroso que evoca la risa callada y malévola que podrían emitir los endemoniados personajes de las pinturas negras de Goya, hasta los enérgicos taconeos y poses dancísticas del bailaor, que se manifiestan cual rebelión frente a la autoridad del maestro de baile en los ensayos del ballet español.
Pappano es un excelente preparador de climas y aquí, blandiendo su batuta ante sus efectivos reforzados para la celebración de la liturgia bruckneriana, consiguió adentrarnos conteniendo el aliento en la inquietud inaugural de esta 'Sinfonía nº 9'
El manejo de clímax y dinámicas fue modélico por parte de Peter Flor, cuyo impulsivo dinamismo corporal sobre el podio en los instantes trágicos de la condena eterna fue clave para inyectar tensión dramática durante toda la 'secuencia' del Requiem
La recuperación del patrimonio musical español le debe mucho a las inquietudes artísticas de intérpretes, directores, cantantes o formaciones orquestales.Tal es el caso de Alberto Miguélez Rouco, que se ha formado como excelente contratenor y ya tiene en su haber un par de grabaciones discográficas de enorme seriedad interpretativa
'Aida' es fastuosidad y colorismo, es cultura egipcia, exotismo y orientalismo a raudales, es fanatismo religioso, pero también es intimismo a orillas del Nilo.Por eso se beneficia de las virtudes escenográficas de esta gran superproducción de Hugo de Ana -la espectacularidad y monumentalidad de las escenas de masas- y sus defectos -una sobreabundancia de proyecciones dinámicas de arqueología egipcia y anatomía masculina, o el empleo obsesivo de cintas como material coreográfico
Una función de altos vuelos líricos con el flamenco y la tauromaquia como fantasmas de la conspiración política de las camarillas del rey.Unos fantasmas en forma de unas castañuelas omnipresentes que el baile de Manuela Barrero ha cristalizado en una metáfora de España con Goya como infatigable buscador de la Verdad
Chailly comenzó creando el impactante clima con el delicado y muy estirado pedal en pianissimo que llevó a adentrarnos en la naturaleza gracias a las sonoras intervenciones de cada atril, -incluidas las tres trompetas fuera de escenario- con su tema principal plácidamente cantado por la cuerda que condujo a un rotundo clímax.