Estados Unidos
La cuarta ópera más representada de EEUU
Alberto Rosas

Ubicada a unos 30 kilómetros al sur de la ciudad de Los Ángeles, California, en la ciudad de Costa Mesa y con veintiún años de existencia, la compañía Opera Pacific se ha convertido en el segundo teatro operístico en importancia de esa región.
Con un teatro funcional y moderno, conocido como Sagerstrom Hall, la compañía ha logrado atraer figuras internacionales, que por mencionar algunos, incluye a cantantes como Placido Domingo, Verónica Villarroel, Roberto Aronica, Leontina Vaduva, Leona Mitchell, Maria Guleghina; quien aquí interpretó su primera Aida americana; Carol Vaness, Kathleen Battle, Deborah Voigt, Tiziana Fabriccini, Luciano Pavarotti y Joan Sutherland, quien eligió este escenario para retirarse de la opera con su interpretación de Norma. A finales del 2006, el teatro tuvo como invitados especiales a la orquesta, coro y solistas del Teatro Mariinsky de San Peterburgo, Rusia, mejor conocido como Kirov, quien bajo la dirección musical de su titular Valery Gergiev, además de dar algunos conciertos sinfónicos, trajo y escenificó sus producciones escénicas de Boris Godunov de Mussorgsky, y del ciclo completo de El anillo del nibelungo de Wagner en el que cantó Placido Domingo.
Como parte de su temporada 2007, la Opera Pacific repuso la celebre ópera francesa Carmen de Georges Bizet, cuyo libreto basado en la historia del mismo título de Prosper Mérimée, fue escrito por el dúo de Meilhac y Halevy. La obra fue estrenada en la Opéra Comique de Paris el 3 de marzo de 1875. En ese mismo teatro, se realizaron treinta y siete funciones en la temporada en la que fue estrenada la ópera, y a la fecha sobre ese escenario se contabilizan poco más de tres mil funciones realizadas. Tal es su popularidad en Estados Unidos, que es la cuarta ópera mas representada en la historia operística de este país, de acuerdo al recuento estadístico de la organización Opera América.
Chad Shelton y Milena Kitiic
Fotografía © 2007 by Opera Pacific
Para esta reposición, la ópera ha utilizado su propia realización escénica, que le encargo para su diseño y construcción en el año 2001 al cubano Riccardo, Hernández, quien cuenta con una extensa y conocida trayectoria diseñando producciones para diversos teatros norteamericanos. Los vestuarios fueron obra de Constance Hoffman y la regie fue encomendada al brasileño Ron Daniels. Cabe destacar que es importante destacar los nombres de la diseñadora de vestuario y el regista, ya que ambos idearon junto con Hernández esta puesta en escena. El periodo elegido para situarla fue la España de los años cincuenta, un período suficientemente alejado del nuestro, ya que haberla situado en una época actual -según palabras del propio Daniels- “le hubiesen hecho perder a la ópera un poco de su fantasía”
Las escenografías están inspiradas, según sus autores, en los paisajes de la Baja California de México, que es una zona desértica y rocosa, que se distingue por el brillo del sol y por sus resplandecientes y abigarrados colores en tonos rojos, azules y amarillos. Así, la puesta en escena consistió de amplios espacios para el desplazamiento de los cantantes, pocos elementos escénicos, como algunas mesas en la taberna de Lilas Pastia, una mesa en la prisión, y algunas rocas en el acto en las montañas. Los vestuarios son elegantes y el manejo de la iluminación fue admirable y muy importante para representar diferentes estados de ánimo de los personajes, sin perder de vista el paisaje de la obra. Los amplios espacios fueron aprovechados por Ron Daniels, quien dirigió con coherencia y entendimiento de la ópera, sin ocurrencias que incidieran en el transcurso de la historia. La buena elaboración de esta producción ha atraído el interés de otros teatros importantes, como el de la Gran Opera de Houston, que la alquiló y presentó hace algunas temporadas con la francesa Beatrice Uria-Monzón como ‘Carmen’, y el argentino Luís Lima como ‘Don José’.
Musicalmente, la obra fue dirigida por el experimentado maestro John de Main, director musical y artístico de la compañía, quien se ha preocupado por mantener un estándar musical en el teatro dirigiendo anualmente dos o incluso tres de las tres producciones anuales que conforman la temporada. En esta ocasión ha dirigido con entusiasmo y firmeza, eligiendo los tiempos adecuados y manteniendo elevada la temperatura teatral de la obra.
El papel principal fue encomendado a la mezzosoprano yugoslava Milena Kitic, quien dio vida a una atrevida y seductora ‘Carmen’, ideal por voz y figura, que no sobreactuó en ningún momento el personaje y a la que prestó una voz calida y musical de notable extensión. Lamentablemente, como algo insólito, Kitic, una cantante en pleno ascenso que frecuentaba con regularidad tanto este escenario como el del Metropolitan de Nueva York y el de la Ópera de Los Ángeles, después de los aplausos anunció que se retiraba definitivamente de la carrera de cantante para dedicarse a su familia.
Por su parte, el tenor Chad Shelton en el papel de ‘Don José’ demostró ser un artista competente y serio. De buena actuación, temperamental, de voz homogénea y calidez en su timbre e impecable dicción.
Se distinguió el barítono mexicano Luís Ledesma, por una viril y firme interpretación del torero ‘Escamillo’. Muy expresivo en su canto, de buen fraseo y proyección en su robusta voz.
Del resto del elenco que mostró buen nivel, podemos mencionar a la soprano Laquita Mitchell, que como ‘Micaela’ entusiasmo en la interpretación de su aria con una voz de timbre cristalino y buena línea vocal, y a las sopranos Joohee Choi, como ‘Frasquita’, y a la mezzosoprano Adriana Zabala, como ‘Mercedes’, por su buen rendimiento y aporte vocal.
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