España - Cantabria

Festival de Santander

Andreas Scholl o el nuevo Senesino

Roberto Blanco
miércoles, 22 de agosto de 2007
Santander, sábado, 18 de agosto de 2007. Sala Argenta del Palacio de Festivales de Cantabria. Andreas Scholl, contratenor. Accademia Bizantina. Stefano Montanari, primer violín y director. Obras: Antonio Vivaldi: Concierto en do mayor para orquesta de cuerdas; Concierto nº 8 en la menor para dos violines, cuerda y continuo op.3. Francesco Geminiani: Concerto grosso ‘La Follia’. G.F.Haendel: ‘Bel contento’ de Flavio; ‘Cara sposa’ de Rinaldo; ‘Dove sei’ de Rodelinda; ‘Al lampo dell’armi’ de Giulio Cesare. Tommaso Albinoni: ‘Selvagge amenità’ de Engelberta. Nicola Porpora: ‘Va per le vene il sangue’ de Il trionfo de Camilla. Antonio Lotti: ‘Discordi pensieri’ de Teofane. Aforo: 1800 localidades. 56 Festival Internacional de Santander. Ocupación: 80%
0,0001001 Desde que hace ya casi setenta años Alfred Deller resucitara la voz y el repertorio del contratenor (término sugerido por Michael Tippet) muchas y grandes voces han ido surgiendo desempolvando y dándonos a conocer tantos tesoros de desconocida música barroca. Y no cabe duda de que, de los contratenores en activo, Andreas Scholl sigue siendo uno de los más conocidos y preferidos por los públicos de todo el mundo. Nada de extrañar, si el oyente tiene la oportunidad de asistir a uno de sus conciertos en vivo, donde se acentúan y aprecian mucho más las cualidades que podemos admirar en sus grabaciones.

Su voz, de timbre definido y cristalino, buena vibración y manejo modélico de los medios, le permitió solventar saltos, trinos, escalas, coloraturas y reguladores de volumen con impresionante concentración, superando con sobrado virtuosismo los numerosos pasajes de agilidad en ‘Al lampo dell’armi’ del Giulio Cesare -por ejemplo- de una música brillante, briosa e intensa.

Mostró además su capacidad para la expresión más tierna en los fragmentos delicados, como en el maravilloso ‘Cara sposa’ de Rinaldo, con esos acentos plácidos y ligeros pero a la vez cálidos y efusivos de su voz. Impresionante en el ‘Dove sei’ de Haendel y en el aria de Lotti, con una ornamentación de los da capo planteados con facilidad pasmosa, que convierten al contratenor germano en el Senesino de nuestra era.

Con un aria del Admeto haendeliano de propina, Scholl dio por finalizada su actuación dejando al público impresionado con tres hechos claramente demostrados: una musicalidad admirable, una ilimitada capacidad para modular el sonido y el absoluto dominio del juego de dinámicas.

A nada de ello fue ajena la prestación de la Accademia Bizantina dirigida por el brioso Stefano Montanari, adaptándose y arropando perfectamente al cantante y demostrando en sus tres conciertos -dos Vivaldis y un precioso Geminiani- una vitalidad y equilibrio sorprendentes, fruto sin duda del dominio y conocimiento de este repertorio barroco que tan infrecuente es de escuchar en nuestras salas.
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