España - Cantabria
Festival de SantanderAndreas Scholl o el nuevo Senesino
Roberto Blanco
Su voz, de timbre definido y cristalino, buena vibración y manejo modélico de los medios, le permitió solventar saltos, trinos, escalas, coloraturas y reguladores de volumen con impresionante concentración, superando con sobrado virtuosismo los numerosos pasajes de agilidad en ‘Al lampo dell’armi’ del Giulio Cesare -por ejemplo- de una música brillante, briosa e intensa.
Mostró además su capacidad para la expresión más tierna en los fragmentos delicados, como en el maravilloso ‘Cara sposa’ de Rinaldo, con esos acentos plácidos y ligeros pero a la vez cálidos y efusivos de su voz. Impresionante en el ‘Dove sei’ de Haendel y en el aria de Lotti, con una ornamentación de los da capo planteados con facilidad pasmosa, que convierten al contratenor germano en el Senesino de nuestra era.
Con un aria del Admeto haendeliano de propina, Scholl dio por finalizada su actuación dejando al público impresionado con tres hechos claramente demostrados: una musicalidad admirable, una ilimitada capacidad para modular el sonido y el absoluto dominio del juego de dinámicas.
A nada de ello fue ajena la prestación de la Accademia Bizantina dirigida por el brioso Stefano Montanari, adaptándose y arropando perfectamente al cantante y demostrando en sus tres conciertos -dos Vivaldis y un precioso Geminiani- una vitalidad y equilibrio sorprendentes, fruto sin duda del dominio y conocimiento de este repertorio barroco que tan infrecuente es de escuchar en nuestras salas.
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