Entrevistas

María José Montiel: "Me considero una corredora de fondo"

Alberto Rosas
jueves, 20 de septiembre de 2007
María José Montiel © Fidelio Artists María José Montiel © Fidelio Artists
0,0005355 En la actualidad, una de las mejores voces con las que cuenta la inagotable escuela de canto española es la de la mezzosoprano Mario José Montiel.

Esta “Madrileña Bonita” (en alusión a su origen y al titulo de su DVD de recopilación de fragmentos de zarzuela), se formó como cantante en la Superior de Canto, además de haber cursado estudios de Derecho en la UAM y de haber obtenido el DEA en Historia y Ciencias de la Música por la misma universidad, cuenta con una larga y fructífera carrera que la ha llevado a presentarse en importantes escenarios del mundo como: el Carnegie Hall de Nueva York, la Scala de Milán, Kennedy Center de Washington, Pleyel de París, Finlandia Hall Helsinki, Musikverein, Konzerthaus y Staatsoper de Viena, NAC Ottawa, Cincinnati, Doelen de Rotterdam, Opera de Budapest, Sidney Town Hall, Teatro Real y Auditorio de Madrid, Palau de Barcelona, Valencia y la práctica totalidad de auditorios de España, Teatro Regio de Parma, Malibrán de Venecia, Opera de Pisa, Bologna, Trieste, Venecia, Pisa, Livorno, Lucca, Paris, NHK Hall de Tokio, Statsoper Bern, Sala Filarmónica de Varsovia, etc, Opera de Los Angeles, además de cantar con importantes orquestas como: Filarmónica de Viena, de Buenos Aires, de Helsinki, de Tokio, Sinfónica de Montreal, de Cincinnati, Virtuosos de Moscú, Nacional de Francia, de la Ópera de Sydney, N.A.C. de Ottawa, Camara de Lausanne, Opera de Budapest, Fundación Arturo Toscanini, Filarmónica Radio Holanda, Giuseppe Verdi de Milán y en España con la R.T.V.E, O.N.E, Sinfónica de Murcia, Valencia, y con diversas orquestas de España.  

Ha sido dirigida por importantes maestros como: Gómez Martínez, Riccardo Chailly, García Navarro, Dutoit, Spivakov López Cobos, Paul Decker, García Asensio, Marriner, Tate y Benini, por mencionar algunos, con los que ha interpretado papeles de operas tan variadas como: Cuentos de Hoffmann , Cosi Fan Tutte, Favorita , Clemenza di Tito, Bodas de Fígaro, Barbero de Sevilla o Carmen y repertorio sinfónico como Nuits d'été (Berlioz), sinfonía II(Mahler), 8 Escenas de Fausto (Berlioz), Requiem (Verdi), Gloria (Vivaldi), IX Sinfonía de Beethoven, Stabat Mater y Misa Solemne (Rossini), Schéhérazade (Ravel), Rapsodia de Brahms, etc. así como un extenso repertorio español ( Pepita Jiménez y estreno mundial de Merlín de Albéniz, La Vida Breve de Manuel de Falla, Las Golondrinas de Usandizaga y Luisa Fernanda de Moreno Torroba (obra que ha interpretado en la Scala de Milan, Opera Nacional de Washington y recientemente en la Opera de Los Angeles) y estrenos de compositores contemporáneos ( Ojos Verdes de Luna de T. Marco, Eufonía de X. Montsalvatge, García Abril, Cruz de Castro, Peris, Bernaola, Barce, Zulema de la Cruz…).

Mundoclasico.com tuvo la oportunidad de conversar recientemente con Maria José, quien nos amplia mas detalles sobre su trayectoria y su forma de entender la opera.

Pregunta: ¿Qué es lo que hizo decidirte a tomar el canto como una carrera?

Respuesta: Más que hablar de “carreras” me plantearía la necesidad imperiosa desde mi interior a expresarme mediante la voz. Siempre lo digo, el canto es la voz del alma. Para mí, cantar es un acto de amor, de entrega, algo que ahora se me haría impensable es concebir una sociedad sin música, sin que existiese la expresión artística. Supongo que desde pequeña, el hecho de haber vivido inmersa en una familia en la que se vivía intensamente la música (aunque no de forma profesionalizada mi madre toca el piano y mi abuelo cantaba ópera y zarzuela) hizo que, de alguna manera, mi vida se fuese orientando en un sentido, en un gusto por una determinada forma de ver la música.

También estudié Derecho y tengo el Diploma de Estudios Avanzados en Historia y Ciencias de la Música en la Universidad Autónoma de Madrid, pero la forma de sentirme pletórica como artista y de expresarme la consigo a través del canto y de la música, por lo cual, ésta es la vocación que he seguido desde que era una niña. Nada es comparable a la sensación pletórica de transmitir emociones de corazón a corazón.

María José Monteniel en 'El Barbero'

P:
¿Cómo describirías tus actuales condiciones vocales?

R: Creo que este es un momento muy especial para mi voz en cuanto a técnica, desarrollo y expresividad vocal. Considero que un artista debe cantar los roles que le vayan bien por color y tesitura a su voz, independientemente de la clasificación o el cliché que nos hayan impuesto. Sólo de esta manera se puede lograr una buena salud vocal durante toda una carrera. Creo que hay colores vocales que son más apropiados para determinadas obras y, en general, la tesitura es la que manda. Lo más importante es sentirse cómoda en determinada tesitura y ser lo más fiel posible a lo que está escrito en la partitura y a lo que siente el alma.

P: ¿Cuál es tu actual repertorio y de cuántos papeles consiste?

R: En los últimos años he cantado Carmen en multitud de ocasiones, la versión francesa de la Favorite, Dorabella, Giulietta de Hoffman, Rosina del Barbiere, Schéherazade de Ravel, Nuits d’étè de Berlioz, Requiem de Verdi, Lieder eines Fahrenden Gesellen, sinfonías II y VIII de Mahler, Rapsodia de Brahms, Stabat Mater de Rossini, Misa Solemnis de Beethoven… Ahora, lentamente, estoy empezando a hacer incursiones en el repertorio verdiano.

P: Eres una cantante que se preocupa por mantener viva la Zarzuela y por interpretar papeles de este repertorio cada vez que puedes ¿a qué se debe este interés?

R: Somos muchos, afortunadamente, los cantantes españoles en estos momentos que nos interesamos por la zarzuela. Desde mi experiencia personal, sólo he interpretado completas La Revoltosa, La Verbena de la Paloma y, sobre todo, Luisa Fernanda, aunque en los conciertos con orquesta, sobre todo en el extranjero, siempre incluyo páginas de la misma, ya que fuera de nuestras fronteras, el público la recibe con un entusiasmo verdaderamente emocionante.  


En una escena de 'Carmen'

P:
¿Qué representa para tu carrera el haber cantado una obra tan representativa del repertorio lírico español como Luisa Fernanda, primero en la Scala de Milán, después en Washington y, recientemente en la Ópera de los Ángeles?

R: Varias cosas: la satisfacción de cantar con Plácido Domingo (un artista verdaderamente único y excepcional), con el cual ya había realizado conciertos. Interpretar un rol pleno de emotividad y percibir el calor de públicos tan diversos como el italiano o el americano, lugares donde recibimos una cálida acogida traducida en minutos ininterrumpidos de aplausos.

P: ¿Por qué es tan importante para ti dedicar parte de tu tiempo a los recitales con piano?

R: Desde muy joven tuve una gran preocupación por abordar todos los géneros concernientes a la voz: la música de cámara –canción, Lieder, etc-, aunque también el oratorio, la música sinfónica y, por supuesto, la música escenografiada. Es cierto que yo comencé mi carrera haciendo recitales. Esto suponía todo un reto ya que cada pequeña pieza supone una transformación y expresividad inmediatas, además de un contacto íntimo y muy directo con el público. Concibo cada canción como una pequeña representación teatral y, así, de este modo, lo dramatizo según su carácter. Sería muy injusto hablar de mi aspecto como recitalista y no mencionar al gran Miguel Zanetti con quien he realizado un centenar de conciertos y algunas grabaciones de video y audio.


Con Plácido Domingo

P:
Has trabajado frecuentemente con el maestro Riccardo Chailly ¿Qué le ha aportado a tu carrera trabajar con un director tan experimentado como él?

R: El maestro Chailly es uno de los grandes de verdad, por su honestidad con el discurso musical, su grado de preparación, su contacto preciso y perfección milimétrica con todos y cada uno de los músicos que nos encontramos bajo su dirección, pero además, es un director de los que aman el canto, un apasionado de las voces que deja cantar. Tengo la suerte de que le guste mucho el timbre de mi voz, mi musicalidad y mi forma de expresarme. Trabajar junto a él siempre supone un reto, nada se puede quedar a la improvisación, pero sin matar un ápice la fuerza y el empuje de la interpretación. Siempre que canto junto a él tengo la impresión de que busca un ideal sonoro al que versión tras versión, trata de aproximarse. Nunca nada es igual, cada nueva función es un paso más allá hacia la perfección, hacia su ideal sonoro. Comencé cantando con él en el año 2003, algunas obras sinfónicas, pero sobre todo, el Requiem de Verdi, el cual he interpretado bajo su batuta, varias veces en Milán, Frankfurt, en el Konzerthaus de Viena, en Budapest, en el NHK Hall de Tokyo (delante de 4000 espectadores) y, la semana pasada, en la emblemática sala del  Gewandhaus de Leipzig donde la concentración y la emoción de la música  subió hasta unos niveles que caló hondo en el sentir de en un público fervoroso que no paraba de aplaudirnos en las funciones. Cada vez que canto esta obra, me siento inmersa en su música sublime. Su mensaje traspasa la propia obra de arte y toca lo más profundo de nuestro ser. Interpretar el Requiem de Verdi durante estos años y desde que debuté Carmen en el 2002, ha hecho que mi vida profesional diese un enorme giro.  

P: ¿Podrías explicar por qué?

R: Carmen ha sido para mí una ópera talismán y llevo casi 40 funciones representadas de este rol en distintas producciones de Italia, Alemania y Suiza. La última ha sido en el Gran Teatro del Capitolio de Toulouse. Para mí era un reto interpretar Carmen en Francia y jamás podré olvidar la reacción que tuvo el público cada vez que salía a saludar después de cada función, por su pasión, entrega y entusiasmo, que me hacían sentir unos momentos de intensa felicidad, profunda emoción.


María José Montiel en Venecia

P:
¿Quién ha sido el director, cantante o regista que ha tenido la mayor influencia positiva en tu carrera?

R: Riccardo Chailly, Miguel Ángel Gómez Martínez, Romano Gandolfi, Francisco Nieva, José Carlos Plaza, Plácido Domingo, Jaime Aragall, Olivera Miljakovic. También ha habido otras personas que han creido en mí desde un principio y a las que siempre les estaré agradecida. Agradezco a todas ellas que, en un determinado momento, me hayan ofrecido un papel para debutar, o, me hayan invitado para actuar junto a tal o cual orquesta, o, en tal o cual sala: sin ellas nunca hubiera sido posible ir dando pasos. Pero por otro lado, nada hubiese dado sus frutos sin mi esfuerzo personal,  mi tesón, mi estudio diario, a la fe que tengo en mí misma y al apoyo incondicional de mi familia y algunos buenos amigos a los que jamás podré agradecer bastante su amor y su fe en mi música.

P: ¿Qué destacarías entonces de tu carrera?

R: Sobre mi carrera, quisiera destacar que ha sido un largo y lento caminar desde el principio. Llevo muchos años cantando y perfeccionándome con gran tesón; me considero una corredora de fondo. Esta carrera es muy dura y muy difícil. Siempre hay que trabajar incansablemente y con mucha paciencia. Me he empleado a fondo por tener lo que tengo. Soy una luchadora nata y me siento muy orgullosa de que con mi esfuerzo personal haya conseguido cosas que jamás hubiera podido imaginar en un principio. Me enorgullece el modo como la he hecho y sigo haciendo.  

P: ¿Consideras que la generación de excelentes cantantes hispano parlantes que existe en la actualidad –de la que formas parte- ha venido a inyectarle pasión y a revitalizar la ópera?

R: Por una parte sí, evidentemente. En realidad, la ópera no ha necesitado revitalizarse ya que como tal, es un espectáculo único. Los teatros de ópera viven insertos en un mundo dominado por la política y es cierto que existen modos de educar a los públicos. El secreto siempre está en las nuevas generaciones, son a ellos a los que se les debe facilitar el acceso a las esferas culturales, tal y como hacen desde hace tantos años teatros como la StaatsOper de Viena. La ópera nunca puede morir, ya que es el mundo mismo: amor, desamor, amistad, traición, celos, pasión, crimen, esperanza, intrigas, héroes, mentiras, verdad, eternidad, grandeza, risa, llanto, muerte y vida... Por eso, y remontándonos a la primera pregunta, yo canto. Porque aprendí a cantar y a hablar a la vez. En mi casa se cantaba ópera, zarzuela, canciones, se tocaba el piano, representábamos pequeñas actuaciones en Navidad… Siempre he necesitado expresarme: dar amor y entrega y dejar que mi alma se exprese en su totalidad a través de la música. El canto es la voz del alma y es, además un acto de amor.

P: Para una cantante como tú que ha llevado su carrera en un constante y alto nivel ¿Qué te motiva a seguir adelante? ¿Qué metas te planteas para el futuro?

R: A seguir adelante me motiva la pasión por la música y el teatro, lo feliz que me siento al cantar y, sobre todo, la felicidad que me han expresado muchas personas y en muchos lugares después de un concierto o representación teatral. Algunos mensajes y cartas, que no podría enumerar aquí, han henchido mi corazón de una emoción tan inmensa que, aunque algunas veces pueda pensar que esta carrera es tan dura como parece –y lo es- he sabido siempre que tengo que estar ahí . ¡Cuántas personas llenas de tristezas y problemas se sienten evadidas de las mismas durante dos o tres horas! Escuchar este tipo de reacciones es el mayor premio para un artista. Plantearse metas pienso que es absurdo en mi caso, ya que mi vida nunca ha transcurrido planteándome nada concreto; ha seguido el devenir de la vida. Muchas veces me he llevado sorpresas de cosas maravillosas que no me esperaba como de momentos duros contra todo pronóstico. ¡Cuántas veces en el momento que uno menos lo piensa la vida da un giro radical!. Para mí, lo más importante es seguir siendo yo misma, auténtica, hoy y siempre.
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