España - Madrid
Cuarteto Kronos: un espectáculo
Juan Krakenberger

Y, lo lamento, algunas de las piezas que nos fueron presentadas eran de mala música que pecaba ya sea por simplona, ramplona, aburrida o repleta de lugares comunes. Yo sé que los integrantes del Cuarteto Kronos son excelentes cuartetistas, y los escasos minutos que tocaron sin ayuda electrónica así lo confirmaron una vez más. Afinan de manera sensible, su vibrato no es exagerado (a menos que la música lo exija, lo que ocurre en algunos pasajes), y su capacidad para producir contrastes dinámicos o usar el arco para generar sonoridades diferenciadas es admirable.
Por otro lado, es significativo que el Cuarteto Kronos sea un fenómeno exclusivamente norteamericano. El conjunto que le llega más cerca sería el Cuarteto Arditti británico, pero dudo mucho que estos últimos toquen música de tan mal gusto, como lo fueron algunas de las piezas programadas en el concierto que estoy comentando. Pero el Kronos tiene mucho más adeptos y más éxito, lo que significa que su repertorio llega a las masas, y ahí surge la pregunta de siempre ¿es necesario que la música sea de segunda o tercera categoría, y con juego de luces incluidos, para tener éxito ante las multitudes?
Las primeras seis obras programadas en la primera parte eran todas de origen americano, cuatro del norte y dos del sur. Todas las composiciones del programa, sin excepción, fueron ya sea escritas para el Cuarteto Kronos, o son adaptaciones hechas para ellos. Entre ellas una de John Adams, de buena factura, con ritmos obstinados, y fuertes contrastes dinámicos. Como todo el programa, ritmo binario incisivo, a lo rock-and-roll, pero eficaz y bien articulado en este caso.
La segunda parte empezó con otra obra de origen norteamericana, un compositor llamado John Zorn, adicto a la noise-music ( o sea música de ruido), lo que quedó claramente demostrado. De emoción, nuevamente, nada de nada; de excitación, tal vez, pero no es lo mismo. Para mí, excitación es el lado materialista de la emoción, y se logra lo mismo con drogas que con el ‘pum-pum-pum-pum’ de altos decibelios. ¡Malsano, malsano!
Las cosas fueron a mejor cuando el Kronos nos tocó las dos últimas obras programadas, de un compositor ruso y una compositora serbia, respectivamente. Por lo menos hubo aquí algunos ritmos sugerentes, de tipo eslavo, algún rasgo agitanado que siempre sale airoso: en fin, sin recurso al rock que no nació, en rigor, de raíces populares autóctonas comparables, que suelen ser más fiables en cuanto a honradez de intenciones.
En algunas de las composiciones del programa, uno o dos de los integrantes del cuarteto tocaron otro instrumento: el primer violín, una mini-viola da gamba, el segundo violín, un bombo, y el viola usó un arco con los crines flotando que hizo girar en el aire, haciendo volar un pajarito cantor, un silbato creado por el flujo del aire. Puro espectáculo, como ya hice notar. También hubo un pasaje, en que los cuatro agitaron arcos en el aire, velozmente, lo que produjo un ruido como de silbidos, y alguna nube de resina que las crines sueltan. Mucha música no hubo, pero la idea fue original.
A una parte del público le gustó esto, a otra -los habitués de los lunes- menos. Pero ante los gritos y aplausos de aquellos, el Kronos nos regaló cuatro propinas. Una de ellas era una música típica hindú, a cargo de la viola, y acompañado por un armonio de mano (con su pequeño fuelle) y un sitar asiático, y el violoncello haciendo percusión. Tuvo calidad y legitimidad. Pero el último bis tenía que ser inevitablemente algo sexy: se llamaba Minifalda, una canción popular de José García Esquivel, con silbidos de admiración por un par de piernas bien formadas incluido. Anunciando esta y otras obras, el primer violín, en inglés, subrayó dos veces “We like Spain”. Bienvenidos sean, pero que nos traigan música más decente.
La pregunta es: ¿cabe semejante programa en un ciclo de música contemporánea seria, o se han pasado los Kronos de la raya en esta ocasión? Conclusión: si la asistencia a este concierto atrae nuevo público para el ciclo, enhorabuena. Pero yo tengo mis dudas que con eso, la música contemporánea gane nuevos adeptos. Ya veremos.
Comentarios