Francia
Cosi’ cosi’
Jorge Binaghi

La nueva producción de Génovèse es de alguien que es miembro de la Comédie Française, que sabe que puede jugar con algunos detalles, pero que con un libreto (excelente, con perdón de quienes perdonan la vida a Da Ponte y dicen que es ‘flojo’) y una música como estos, lo mejor es seguirlos. Que es lo que hizo, aunque con unas luces un poco tímidas para el ambiente ‘italiano’ de la ópera. Por lo demás, los tramoyistas que desplazaban muros y permitían pasar rápidamente de un lugar a otro y así hacer fluir el espectáculo molestaron menos que algunos figurantes de más. Pero los cantantes decían con sentido lo que decían y si tenían que salir por una puerta no se descolgaban por el foso, lo que fue un alivio (poco agradecido por muchos que necesitan ‘novedad’ para una obra tan ‘antigua’….).
Spinosi prefirió lo contrario. Utilizar un conjunto especializado en el barroco (con sus peculiares sonidos en las trompas y metales y vientos) y tiempos absolutamente à la Harnoncourt (no es para mí un elogio) hizo que algunos momentos se alargaran indeciblemente hasta desfigurarse (como la escena de despedida, que concluye con el ‘Soave sia il vento’ más soso y pesado que recuerde) u obligaran al cantante en cuestión a buscar reservas de fiato inauditas para ‘Un’aura amorosa’.

Luca Pisaroni, Rinat Shaham, Veronica Cangemi, Paolo Fanale, Jaël Azzaretti, y Pietro Spagnoli.
Fotografía © 2008 by Álvaro Yáñez
Fotografía © 2008 by Álvaro Yáñez
Sobre todo cuando no se cuenta con voces fulminantes, a excepción, quizás, de la de Luca Pisaroni, un ‘Guglielmo’ simplemente fantástico en el decir, el actuar y el cantar, con un dominio soberano de técnica y estilo. Azzaretti es, por fin, una ‘Despina’ soubrette como corresponde…y si el timbre no es particularmente grato, la extensión y la intención eran las justas (aunque le tocó interpolar sobreagudos, incluso el de la ‘Reina de la Noche’ con esa noción de la ‘improvisación’ que también afectó al clave, donde tuvimos derecho a escuchar otros fragmentos mozartianos). Spagnoli cantó muy bien, pero es aún muy joven y con el timbre -nasalidad aparte, que preferiría pensar que es un intento de caracterización y no una ‘peculiaridad’ del barítono- aún para ‘Guglielmo’. Se movió asimismo de modo adecuado.
Paolo Natale es un joven tenor de buena planta y buen canto, aunque la voz sea pequeña y no particularmente agraciada (lo parece en los conjuntos, pero no en las escenas solistas, y en particular en ‘Tradito, schernito’ que en su sección final lo puso un poco contra las cuerdas. Correctamente se omitió ‘Ah, lo veggio’ que sólo he escuchado dos veces en vivo y nunca de modo perfecto). Estuvo absolutamente perfecto en su respuesta a la marcación del director de escena que quiso diferente a este ‘Ferrando’ de su amigo.

Al fondo Veronica Cangemi y Rinat Shaham, delante Luca Pisaroni y Paolo Fanale, a la derecha Pietro Spagnoli.
Fotografía © 2008 by Álvaro Yáñez
Fotografía © 2008 by Álvaro Yáñez
Las hermanas en cambio resultaban muy parecidas, y si ‘Dorabella’ resultaba -en lo vocal y escénico- más emprendedora que de costumbre, ‘Fiordiligi’ no demostraba tener la autoridad y vehemencia del personaje. Shaham es una voz interesante, pero en particular en los recitativos muchas veces no controla el volumen. Cangemi (por casualidad, las dos últimas ‘Fiordiligi’ que he visto son argentinas) es una cantante de auténtica musicalidad y su timbre original (que le permitía afrontar ‘Despina’) está evolucionando. Pero su actual color más bien mate no le permite los agudos luminosos y las grandes arcadas que debe trazar en sus dos grandes arias, y el registro grave es insuficiente para ‘Come scoglio’ aunque atinadamente no lo fuerza. Fue un esfuerzo honesto y valiente, pero no me parece que convenga reiterarlo porque el agudo se resentirá.
El coro completó muy adecuadamente (no tiene demasiado más que hacer) la velada en un teatro atestado y con un calor que ya habríamos querido afuera.
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