México
Un teatro histórico
Alberto Rosas

Por ese motivo, y gracias al encomiable esfuerzo del Festival de Mayo, que se realiza anualmente en esta sede, y a la Filarmónica de Jalisco, el arte lirico vuelve a retomar el lugar que le pertenece en esta ciudad, y desde hace un par de años, el Festival ha presentado hasta dos producciones escénicas por año, y la Filarmónica ha dedicado gran parte de su programa anual a presentar galas dedicadas al canto, y diversas galas de ópera, que ha denominado como ‘El Canto y la Opera’.
Para la función que nos ocupa, fue conformado un programa muy completo, diverso y a la vez exigente desde el punto de vista vocal-musical con arias y escenas de diversos autores y de conocidas óperas del repertorio lirico.
La gala comenzó con la Obertura de la ópera Ruslan y Ludmila de Glinka, una pieza muy musical y alegre, que fue dirigida con claridad y cadencia musical por el maestro Héctor Guzmán. La Filarmónica de Jalisco ofreció también en solitario el Intermezzo de la ópera Cavalleria Rusticana de Leoncavallo y la Aragonaise de Carmen, y con su solido aporte y musicalidad ayudó a hacer amena la velada.
Gran expectativa generó el debut, en su país natal, de la soprano mexicana Mónica Guillen Chávez, de quien se tenían muy buenas referencias, y que atrajo la atención de diversos medios y críticos de este país, que se dieron cita en el teatro. Después de residir y prepararse durante varios años en Europa, principalmente en Austria y en Alemania, Mónica ha comenzado su carrera de solista, y los augurios sobre su futuro son buenos, si se toma como referencia su exitoso debut en la edición 2008 del Festival Finlandés de Savonlinna, por su interpretación de Senta en la opera El Holandés Errante (o El Buque Fantasma) de Wagner.
Las primeras intervenciones de Mónica se dieron con las interpretación de las arias ‘La mamma morta’ de Andrea Chenier y ‘Ritorna Vincitore’ de Aida, en ambas evidenció que su voz se adapta a las exigencias del canto verista. Su voz es fresca y cargada de musicalidad y armonía, -o italiannita- es muy uniforme y segura en todo el registro, de adecuada proyección y precisa dicción.
Participó también en una emotiva ejecución del Gran Final del acto II de Aida, en compañía de los demás solistas, y coro con un loable despliegue vocal. Cantó el aria de Nedda ‘Qual fiamma avea nel guardo’ de I Pagliacci con expresividad y autoridad vocal y una conmovedora interpretación del aria ‘Beato voi, compar Alfio’ de Santuzza de Cavalleria Rusticana, y el ‘Tu qui Santuzza’ de la misma ópera. Finalmente, ofreció el aria ‘Dich teure halle’ de un repertorio que domina, el wagneriano, que interpreta con buen sentido del estilo, elegante fraseo, y línea de canto. Mónica es ya una aportación que México hace al mundo de la lírica y una artista que seguramente nos dará muchas satisfacciones.
El elenco conformado para la ocasión, se mostró en un óptimo nivel, con buenos cantantes que mostraron sus cualidades vocales, como la mezzosoprano Belem Rodríguez, que también ha comenzado una carrera internacional que la ha llevado a presentarse en el 2005, en el mítico Teatro Colón de Buenos Aires. Su voz de mezzo es profunda y posee una agradable tonalidad oscura y correcta emisión. Primero cantó una apasionada ‘La amour est un oiseau rebelle’ de Carmen, con soltura y precisión en su registro; participó en el final del acto de Aida como Amneris, en el trio ‘Tu qui Santuzza’ como Lola y agradó y convenció con su excitante y sugestiva interpretación del aria ‘Sein wir wieder gut’ de la ópera Ariadne auf Naxos de Richard Strauss.
Una grata sorpresa fue escuchar Néstor López, un tenor lirico-spinto de voz robusta, radiante y cálida en su timbre y su emisión. En la interpretación de sus arias, mostró adhesión dramática a los personajes como ‘La fleur que tu m´avais jetee’ de un pasional Don José, y un impulsivo Canio en su ‘Vesti la giubba’ de I Pagliacci. Su Radames en el final del segundo acto de Aida, fue enérgico y seguro, así como emotivo su dueto, entre Santuzza y Turridu de Cavalleria Rusticana.
El barítono Guillermo Ruiz, tuvo un meritorio desempeño en cada una de sus intervenciones con su potente y fervorosa voz de ardiente tono barítonal. Sus interpretaciones de ‘Votre toast’ del Escamillo de Carmen, el Prólogo de I Pagliacci, y su ‘Il Beato colpito’ de Alfio de Cavalleria Rusticana fueron gratas y musicalmente con buena entonación y estilo.
El Coro del Estado de Jalisco, dirigido por Gerardo Rábago, aportó lo suyo en cada una de sus intervenciones, las más notables fueron: el Coro de las Campanas de I Pagliacci y en el final del segundo acto de Aida. Por su parte, el maestro Héctor Guzmán demostró ser un músico de mano segura, que fue capaz de extraer la cadencia y el ritmo de las diversas partituras y estilos que se interpretaron, y lo hizo concertando con entusiasmo, precisión y buena dinámica, pero siempre atento y con alta consideración por las voces.
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