España - Asturias

Piano, exotismo y mucho ritmo

Carolina Queipo Gutiérrez
viernes, 2 de enero de 2009
Oviedo, sábado, 13 de diciembre de 2008. Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. Oscar Martín, piano. Oviedo Filarmonía, orquesta; Günter Neuhold, director. Concierto para piano Nº2 en Sol mayor (SZ.95, BB 101) y Divertimento para orquesta de cuerda (SZ.113) de Béla Bartók y Galántai tánkok (Danzas de Galánta) de Zoltan Kodály. Jornadas de Piano Luis G. Iberni. Asistencia: 70%
0,0001171 Las Jornadas Internacionales de Piano Ciudad de Oviedo comenzaron este año su andadura bajo la nueva denominación de Jornadas de Piano Luis G. Iberni en homenaje a este musicólogo, impulsor de la creación de estas Jornadas iniciadas en 1992, que tras su repentino y triste fallecimiento en diciembre del 2007 tomaron su nombre.

El repertorio elegido para la ocasión fue muy acertado bajo mi punto de vista. La primera parte del concierto se dedicó a la difícil interpretación del Segundo concierto para piano y orquesta de Béla Bartók, dirigido principalmente a la exibición del solista Óscar Martín, joven intérprete que creo dará mucho que hablar en su futura andadura musical. En esta pieza Óscar Martín mostró las habilidades necesarias para llevar a buen puerto toda la obra tanto por su excelente sentido del ritmo como de la dinámica. Todo muy limpio y expresivo. Pero desde luego el director Günter Neuhold y más aún la Orquesta Oviedo Filarmonía supieron adaptarse al solista y llegar a una muy buena compenetración. Y es que hay que decir que en el primer movimiento del concierto de Bartók las secciones de viento y percusión de la orquesta aprovecharon muy bien esos momentos desligados de la cuerda para demostrar sus buenas cualidades. Desde luego es una baza que debería explotar más a menudo esta orquesta.

Tras el final del Concierto de Bartók, Óscar Martín nos regaló una Sonata para teclado de Domenico Scarlatti. Su bis estaba más que estudiado ya que a través de Scarlatti nos dió a conocer otra faceta interpretativa que no pudo mostrarnos de forma explícita en Bartók. Me refiero al gusto por la 'sensibilidad' (en el sentido dieciochesco), que supo transmitir a través del piano, de ahí su dificultad, ya que la obra no fue escrita originariamente para ese instrumento. Además la pieza encajaba perfectamente con el repertorio general del concierto ya que el propio Scarlatti buscó para sus composiciones (como hicieron los folkloristas húngaros) elementos musicales que venían de la tradición del pueblo para después adaptarla a la idiosincrasia del público de salón aristocrático del siglo XVIII. Caso muy similar a lo que tanto Bartók como Kodály habían buscado en sus creaciones aunque para ser expuestas en concierto público y para una clientela fundamentalmente burguesa del siglo XX.

En la segunda parte del concierto se propuso un programa en sintonía con la primera, disponiendo el Divertimento para orquesta de cuerda de Bartók, y las Danzas de Galanta de su contemporáneo Zoltan Kodàly. La interpretación de estas obras causaron sensación en el público asistente y se notó como su atención aumentó respecto a la primera parte del concierto. Director y orquesta consiguieron llevarnos a un mundo lejano y exótico, elemento buscado por los propios compositores. Y ese exotismo se triplicó al saber que la música bebe de fuentes húngaras, que los músicos de la orquesta son de múltiples nacionalidades (muchos de ellos rusos) y que eran dirigidos por un austriaco. ¡¡¡Sencillamente exótico!!!

Desafortunadamente no hubo una gran afluencia de público al inicio de estas Jornadas. Espero y deseo pensar que estuvo relacionado con el temporal de lluvia y frío. Y, otra vez, espero, deseo y animo a que el público no desaproveche la oportunidad de acudir a los cinco próximos conciertos de las Jornadas de Piano Luis G. Iberni que tendrán lugar en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo hasta el 14 de mayo del 2009.
Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.