España - Andalucía
Taller Sonoro: espacios extraterrestres
José-Luis López López
Taller Sonoro (Sevilla) tiene un estilo peculiar, con una marcada personalidad propia. Conjunto sin director, se caracteriza por trabajar en comunidad o en contacto con los autores cuya música interpreta. Esto ocurre de forma especialmente intensa con los compositores jóvenes, pero también con aquellos consagrados que coinciden como maestros de diversos Cursos o Cátedras de Composición, en los que Taller Sonoro ha sido conjunto residente (como sucedió en 2004, 2005 y 2006 en el Curso Internacional de Análisis y Composición de Villafranca del Bierzo, dirigido por Cristóbal Halffter; o recientemente en la Hochschule für Musik und Darstellende Kunst de Frankfurt a. M.). Desde 2002-2003 es conjunto residente de la Cátedra de Análisis y Composición ‘Manuel de Falla’ en Cádiz, patrocinada por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, donde ha tenido la ocasión de relacionarse con alumnos venidos de todo el mundo (futuras figuras de la composición algunos de ellos, sin duda) y cooperar con los profesores que cada año dirigen la Cátedra (J. M. Sánchez Verdú, David del Puerto, Mauricio Sotelo, César Camarero..., este año el mexicano Javier Álvarez). El conjunto publica una interesante Revista Musical cuatrimestral, Espacio Sonoro, de la que acaba de salir el nº 19. Ha actuado en toda España, Francia, Eslovenia, Alemania, EE.UU., Perú...
La cuidada puesta en escena es sello de Taller Sonoro, que, junto con su calidad excepcional, hace de cada uno de sus conciertos una experiencia que centra la atención del oyente en el intérprete y el interés auditivo del discurso sonoro. Habitualmente, piden que no se aplauda al final de cada obra, con lo que su actuación es un continuum subyugante.
Este concierto comenzó con Clines, para flauta, clarinete, piano, violín, chelo y electrónica, de la compositora francesa Pascale Criton (París, 1954). La obra, estreno español, se constituye como un proceso de animación rítmica progresiva, antes de regresar, modificado, al estado inicial: la inclinación (en griego, klinein) del material interválico es acogida por la cinta como fondo armónico tímbrico, en dialogo preferente con el piano (magnífico Ignacio Torner), con una lenta variación -siguiendo el moderno concepto biológico de “clina”- de las partes instrumentales, sobre el 'nicho ecológico sonoro' de la electrónica, y dibujando un paisaje dominado por la fragilidad y la fluidez.
La ejecución, de exquisita precisión y sutileza, tan propias de Taller Sonoro, dió paso, tras el respetuoso y admirado silencio habitual en los conciertos de este grupo, a On going on, del, como hemos dicho, mexicano Javier Álvarez (1956). Esta pieza, para saxofón y electrónica, fue estrenada en 1987 en Norwich, por su dedicatario, el gran Stephen Cottrell, y exige una interacción íntima entre el saxo barítono (virtuosismo formidable el de Guillermo Martínez) y la cinta, en un 'ir adelante' dinámico y pleno de reverberaciones a modo de rondó, en que el episodio inicial amplía su perfil hasta planteamientos más melódicos, alternando con secciones entrecortadas, con un swing acentuado por las resonancias metálicas y lentas de la electroacústica, que va disolviendo la agresiva sonoridad del solo multifónico del saxofón.
Pero, con todo, el ‘centro de gravedad’ de la velada estaba por llegar: el encargo y estreno absoluto de Gramática de lo indecible, para flauta, clarinete, saxofón, percusión, piano, violín y violonchelo. Elena Mendoza nació en Sevilla en 1973. Realizó estudios de filología alemana en Sevilla y de piano y composición en el Conservatorio Superior de Música de Zaragoza con Teresa Catalán, en Augsburg con John Van Buren, en la Robert-Schumann Hochschule Düsseldorf con Manfred Trojahn y en la Hochschule für Musik Hanns Eisler Berlin con Hanspeter Kyburz. Vive y trabaja en Berlín. Su catálogo comprende en su mayor parte música de cámara instrumental. Tiene además especial interés por el teatro, el trabajo con el espacio y la musicalización del lenguaje, como lo atestigua el reciente estreno de la obra de teatro musical Niebla (basada en la obra homónima de Miguel de Unamuno) en el Centro Europeo para las Artes Dresden Hellerau, en estrecha colaboración con el director de escena Matthias Rebstock. Su música ha sido interpretada por formaciones como Klangforum Wien, Ensemble Modern, ensemble recherche, Neue Vocalsolisten Stuttgart, Vogler-Quartett, Ensemble Mosaik, Taller Sonoro, Ensemble emex, Deutsche Oper am Rhein, Oper Nürnberg, Philharmonisches Orchester Freiburg y otras muchas y ha tomado parte en numerosos festivales y temporadas de conciertos internacionales (Wittener Tage für Neue Kammermusik, Ars Musica Bruxelles, Darmstädter Ferienkurse, World New Music Festival, Jornadas de Música Contemporánea de Dresden, MärzMusik Berlin, Eclat Stuttgart, musicadhoy Madrid, Festival de Música Contemporánea de Camagüey (Cuba)...). Ha recibido becas de trabajo en Alemania por parte de prestigiosas instituciones como las residencias de artistas Künstlerhof Schreyahn (2003/04), Künstlerhof Schöppingen (2005/06) y Akademie Schloß Solitude (2008), la Ensemble Modern Akademie (2004/05) o el Franz-Liszt-Stipendium Weimar (2005). Fue profesora de composición en el Conservatorio Superior de Música de Zaragoza y ha colaborado como docente en numerosos talleres de composición y proyectos de difusión de la música contemporánea. Actualmente imparte clases de composición y música experimental en la Universität der Künste Berlin. Un CD monográfico de música de cámara con el sello Kairos (Viena), musicadhoy (Madrid) y Deutschlandradio Kultur (Berlin) acaba de aparecer. Para 2011 está previsto otro de música vocal con Wergo, Deutschlandradio Kultur y el Consejo Alemán para la Música (Deutscher Musikrat), que incluirá parte de la ópera Niebla, así como Fe de erratas y Gramática de lo indecible.
Gramática de lo indecible ofrece una perspectiva -hasta donde esta debe ser desvelada- que se establece en el enunciado final, fragmentario y susurrado por parte de los mismos instrumentistas, de una de las Observaciones filosóficas (nombre, algo arbitrario, que le pusieron sus albaceas) de Ludwig Wittgenstein, fechada en 1931: “Lo indecible (lo que me parece secreto y no soy capaz de poner en palabras) proporciona quizá el trasfondo sobre el que cobra sentido lo que sí soy capaz de decir”. Y lo que ha sido capaz de decir E. Mendoza en su Gramática es un discurso nerviosio, denso, de una sutileza tímbrica servida impecablemente por Taller Sonoro (ay, ¿a quién resaltar de los siete intérpretes? A todos, pero ya que no lo hemos hecho anteriormente ¿cómo no mencionar a la flauta de Alfonso Rubio, al clarinete de Camilo Irizo, a la siempre asmbrosa percusión de Baldomero Lloréns? Por ejemplo...), que no excluye tensiones inesperadas, que se sumerge en la memoria interior del oyente... Obra atractiva en grado sumo, pero más aún: obra prometedora de una gran compositora que tiene que alzar todavía más esa voz propia que ya posee, como signo de los elegidos. Atención a ella, a Elena Mendoza, que ha llegado llamando muy fuerte a la puerta y que irá (y nos llevará) muy lejos. Muy lejos, sin tardar mucho; porque ya está más que asomada a la primera fila de la música de hoy.
Un impactante Collapsed, de Pierre Jodlowski (Toulouse, 1971), para saxofón, percusión (de nuevo, Martínez y Lloréns brillando) y electrónica, fue, como muy bien se ha escrito, “un combate sonoro que desliza la composición hacia el terreno del free-jazz, el post-rock o quién sabe qué” (da gusto, con su permiso, citar a los colegas que escriben así). Una composición que no da respiro: saxo y percusión 'a degüello' manipulados y amplificados electrónicamente, implacable lucha en su ritmicidad y en su perfil dinámico brutal antes del colapso estructural en sonidos tenidos y en niente.
Y José Manuel López López (1956), el compositor español que, en El arte de la siesta, demuestra que la música más actual puede estar también llena de dulzura, misterio e intensidad. Para flauta, clarinete, acordeón, percusión, piano, violín, violonchelo (no olvidamos, por su papel en esta obra y en todo el concierto a Xavier Gil y a María del Carmen Coronado) y electrónica (Antonio Flores). No se trata, ciertamente, de “una siesta tranquila”, inspirada en varuios poemas chinos, sino que hay una permanente amenaza de catástrofe. El acordeón de Esteban Algora, siempre estratosférico, ronca al principio, como un fauno dormido; pero pronto es perturbado por una intrincada maraña de gestos instrumentales ásperos o inquietantes, en una pesadilla que desconocemos, en la que la electrónica dice la última palabra con material propio y grabado durante la misma ejecución.
Como tantos otros, un concierto de Taller Sonoro, mágico, inquietante, impecable, después del cual nadie puede salir siendo la misma persona que entró. Espacios de otros mundos, que ya nunca se irán de nuestro lado, en la consciencia y en el inconsciente. ¡Esto es música contemporánea!.
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