España - Euskadi

Decepcionante Fausto

Javier del Olivo
jueves, 19 de noviembre de 2009
Bilbao, sábado, 14 de noviembre de 2009. Palacio Euskalduna. Charles Gounod: Fausto. Libreto de Jules Barbier y Michel Carré. Nicolas Joël, dirección de escena. Ezio Frigerio, escenografía. Franca Squarciapino, figurines. Vinicio Cheli, iluminación. Piotr Beczala, Fausto. Eva Mei, Margarita. Laurent Naouri, Mefistófeles. Rodion Pogossov, Valentín. Alexandra Rivas, Siebel. Nadine Weissmann, Marta. Luis Cansino, Wagner. Coro de Ópera de Bilbao, Boris Dujin, director del Coro. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Rani Calderon, director musical. 58 Temporada de la ABAO. Ocupación 100%
0,0181637 Presentaba la ABAO (Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera) el pasado sábado, día 14, el tercer título de su Temporada. Se trata de una de las óperas más conocidas del repertorio: Fausto, de Charles Gounod. Una obra apreciada por el gran público y que no es difícil escuchar en nuestros teatros. Basada en la obra homónima de Goethe, los libretistas Jules Barbier y Michel Carré siguieron bastante al pie de la letra, como nos recuerda Egon Voss en su interesante artículo del programa general de la Temporada, el argumento del drama alemán. Siguiendo leyendas que se remontan al medievo, se nos cuenta la historia del viejo científico que entrega su alma al Diablo por conseguir disfrutar de nuevo de su juventud y conquistar a una joven doncella, además de todas las consecuencias que este acto conlleva para los protagonistas. El enfoque redentorista y cristiano es mucho más patente en la ópera que en la historia original. Al final la protagonista es salvada de su condenación gracias a la oración y la intervención de los ángeles, y aunque al final la salvación de Fausto queda en suspenso todo parece indicar que también puede seguir este destino gracias al amor.

Esta historia tan romántica encuentra en la música compuesta por Gounod un vehículo perfecto para trasmitirse al público. Los papeles principales están cuidados con mimo y tanto los dos protagonistas del romance, a los que se les reservan las melodías más dulzonas e íntimas, como Mefistófeles, servidor de Fausto hasta que éste le entregue su alma, y de cuyas arias siempre nos quedan notas irónicas y maléficas, pueden lucirse y brillar vocalmente. Incluso para dos papeles secundarios como son los de Valentín, hermano de Margarita, y Siebel, pretendiente de ésta, compone Gounod dos escenas con una música muy bella y llena de ese romanticismo que, como ya dijimos, impregna la obra. Como digna representante de la 'Gran Ópera' francesa, Fausto contiene números corales de enjundia y un ballet que en Bilbao se ha suprimido. Todo lo dicho hace que sea una obra de agradable escucha y que se encuentre entre las favoritas de los aficionados.

Pero muchos de estos aficionados bilbainos, que llenaron el amplio Palacio Euskalduna, salieron bastante decepcionados de la representación que aquí reseñamos. Y eso se constató en los corteses, pero poco entusiastas, aplausos que recibieron los intérpretes (a excepción de Piotr Beczala), la orquesta y el director musical. Y precisamente fue éste, el israelí Rani Calderon el principal responsable de esta situación. Sus tempi fueron erráticos: tan pronto ralentizaba la orquesta hasta hacer pesados fragmentos más animados como la lanzaba a unas velocidades que rozaban lo pachanguero. Sus principales víctimas fueron Laurent Naouri que asumía el papel de Mefistófeles (destrozó con el ritmo impuesto el aria del Becerro de Oro y bastante hizo el artista con salir medianamente airoso) y Rodion Pogossov, que como Valentin, tiene una preciosa aria de presentación que pasó con más pena que gloria. En resumen un director que no deja buen recuerdo. Con este panorama la casi siempre solvente Orquesta Sinfónica de Euskadi se limitó a salvar los trastos, bien en el caso de las cuerdas y con muchos más problemas los metales.



©2009 by E. Moreno Esquibel

Piotr Beczala fue el gran triunfador de la noche. Ya había encandilado al público de Bilbao con su Alfredo de hace unas temporadas y su Fausto también gustó. Hay que reconocer que el cantante sufre en la zona de paso al agudo pero cuando llega éste luce brillante y bello. Esto, y quizá, una falta de matices  (no sé si debido también a una dirección musical carente de detalles) es lo único que se puede objetar a una interpretación por lo demás estupenda. A destacar un fiato impecable y perfectamente regulado. Un lujo en el panorama actual de su cuerda.

Laurent Naouri no es Mefistófeles. Y no lo es porque su voz no tiene la entidad y la profundidad que este papel exige. Aún así lo cantó muy dignamente, mucho más cómodo en la zona central y alta de su tesitura y con falta de seguridad en la más baja. Como actor fue el mejor de la noche. Pero, repito, le falta esa garra, esa fuerza, ese "dar miedo". Ser, en suma, el Diablo.

Ya se dijo que Rodion Pogossov no se vio favorecido por el director, pero tampoco él, en su primera intervención, anduvo acertado. Su voz sonó siempre atrás, velada. En cambio en la escena de su muerte si que lució sus cualidades de barítono.

Eva Mei se presentaba por primera vez ante el público de la ABAO y la verdad es que no fue una noche triunfal para ella. Concibió una Margarita tímida y reservada, que no es mal enfoque, pero esta actitud la acompañó con una emisión vocal muy deficiente, casi inaudible, que no pasaba de las primeras filas del teatro. Cantó con gusto y clase pero ni sus agilidades (que son escasas en este papel) ni sus agudos pasaron de lo correcto. Parecía, como bien comentó algún aficionado, que estuviera en un ensayo y no en una representación inaugural. La bella aria de la joyas, por poner un ejemplo, quedó totalmente desdibujada. Aunque mejoró en la segunda parte (aquí se vio que capacidad vocal tiene) quedó ese mal gusto de lo que no ha cuajado.

Simplemente correcta Alexandra Rivas como Siebel. Mucho mejor en su cómico papel Nadine Weissmann como Marta y poco reseñable el Wagner de Luis Cansino.

Le hemos visto muchas mejores noches al Coro de Ópera de Bilbao. Parece que también se contagió de la lasitud de toda la representación y sonó en alguna ocasión hasta mal empastado.



©2009 by E. Moreno Esquibel

Conocidos nombres del mundo del teatro firmaban esta producción procedente del Teatro Capitole de Toulouse. La dirección escénica de Nicolas Joël (actual director de la Opera Nacional de París) no pasa del aprobado y sólo destacar algún detalle aislado como la utilización de un abanico rojo como varíta mágica que ejecuta las órdenes de Mefistófeles. El resto es bastante anodino. La escenografía, firmada por Ezio Frigerio, adoleció de demasiados cambios a telón bajado y con la orquesta parada, lo que rompió el ritmo de la representación. ¡Qué diferencia de aprovechamiento de los recursos técnicos del Euskalduna en comparación con la anterior obra representada en la Temporada, Billy Budd! Tampoco la oscarizada Franca Squarciapino demostró su fama. No fueron unos malos figurines (la acción se desarrollaba en la segunda mitad del s. XIX) pero tampoco presentaba nada que no se haya visto en otras ocasiones. Bien la iluminación de Vinicio Cheli.

Esperamos que, dentro de lo posible, en posteriores representaciones se pueda mejorar los visto el sábado porque es muy necesario si se quiere que de este Fausto quede mejor recuerdo.
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