Entrevistas

"Yo soy hijo del repertorio del 900" (G. del Monaco)

Juan Carlos Tellechea
viernes, 27 de noviembre de 2009
0,0214887 El director teatral italiano Giancarlo del Monaco, de 65 años, estrenará el próximo 3 de diciembre en la Opera de París (Bastilla) su nueva puesta de Andrea Chenier, de Umberto Giordano, una coproducción con el Teatro Real de Madrid protagonizada por el tenor argentino Marcelo Alvarez y la soprano italiana Micaela Carosi. Giancarlo, hijo del célebre tenor Mario del Monaco, y sobrino segundo, por el lado materno, del gran Enrico Caruso, mantuvo una entrevista exclusiva con Mundoclásico.com acerca de la nueva obra y sus otros proyectos. Entre éstos se cuentan una producción de La vida breve, de Manuel de Falla, que será llevada a Valencia y que por primera vez será grabada en vídeo, así como otra de Simon Boccanegra en el Metropolitan de Nueva York, con Plácido Domingo cantando también como barítono.

Juan Carlos Tellechea: ¿Qué concepto has desarrollado en esta nueva producción de Andrea Chenier?

Giancarlo del Mónaco: La idea de esta Andrea Chenier es la que vengo desarrollando y que me interesa en los últimos tiempos: hacer cine con la ópera. Es transformar la ópera en un filme; esto me gusta mucho. Lo hice con Cavalleria Rusticana e I Pagliacci, en el Teatro Real de Madrid, lo que me deparó también el Premio al Mejor Director de Escena en 2007 de Oviedo.

Juan Carlos Tellechea: ¿Trabajas las escenas como espectaculares cuadros cinematográficos...?

Giancarlo del Mónaco: Te lo tienes que imaginar como se imagina uno un filme: con la gente que mira a los monitores, que se mueve en la escena como un actor de cine. Quiero que la ópera sea una película. Lo hice varias veces, también con La fanciulla del West en el Metropolitan, con la Cavalleria e I Pagliacci en el Real, lo hago ahora con Andrea Chenier.

Aquí en París como tú sabes, he firmado por tres producciones: hago ahora el 3 de diciembre Andrea Chenier, después en enero de 2011 hago Francesca da Rimini y en el 2013 Cavalleria e I Pagliacci.

Juan Carlos Tellechea: ¿En la Bastilla y no en el Palacio Garnier...?

Giancarlo del Mónaco: Sí, las tres producciones las haré en la Bastilla, donde hay medios técnicos fenomenales. En el Palais Garnier el teatro es magnífico, pero un poco obsoleto, un poco viejo técnicamente.

Juan Carlos Tellechea: ¿La de Cavalleria Rusticana e I Pagliacci será una producción muy diferente a la que hiciste con tanto éxito en la Opera de Bonn y que vi hace unos 20 años...?

Giancarlo del Mónaco: Sí, sí. Es una coproducción con el Teatro Real de Madrid, así como lo es Andrea Chenier, en coproducción con el Teatro Real de Madrid, adonde irá en febrero próximo.



Marcelo Alvarez y Giancarlo del Monaco
Fotografía, gentileza de Micaela Carosi para Mundo Clásico

Juan Carlos Tellechea:
Y en cuanto a la idea central de Umberto Giordano en Andrea Chenier, ¿en qué pondrás énfasis?

Giancarlo del Mónaco: Primero, tú sabes que Andrea Chenier, lo digo con mucho cariño, es como una ópera de familia. Mi padre (ndlr: el tenor Mario del Monaco, quien interpretó el papel protagónico en múltiples oportunidades) lo aprendió con (Umberto) Giordano personalmente en Milán. Tengo una foto que van a publicar en el programa de la Opera de París, de la Bastilla, la foto de Giordano dedicada a mi padre que escribe: "a mi Chenier, a Mario del Monaco, Umberto Giordano, en el 1947". (ndlr: Umberto Giordano, nacido el 28 de agosto de 1867 en Foggia, fallecería el 12 de noviembre de 1948 en Milán).

Una vez (James) 'Jimmy' Levine, cuando yo trabajaba en el Met, donde hice cinco producciones con él, me dijo: "que suerte que ha tenido tu padre de estudiar las óperas con los compositores". Sí, porque mi padre estudió Andrea Chenier con (Umberto) Giordano, Adriana Lecouvreur con (Francesco ) Cilèa, la Cavalleria con (Pietro) Mascagni, la Francesca da Rimini con (Riccardo) Zandonai.

Mi padre fue prácticamente el verdadero, ultimísimo, grandísimo, inmenso icono operístico que estudió con los compositores. Porque ya (Franco) Corelli no estudió con los compositores; llegó después cuando ya estaban muertos, porque Mascagni muere en el 45, Giordano en el 48, todos estos se mueren, y Corelli debutaba en el 51. No hay que olvidar que la carrera de mi padre, que empieza en el 38 y se acaba en el 75-76, es de casi 40 años y pasa por tres épocas. Una vez mi padre me decía en chiste: "sabes tú que he estrangulado como mínimo a cuatro generaciones de Desdémonas en Otello, la primera, en el Colón de Buenos Aires, y la última, Katia Ricciarelli, en Bruselas" (ríe).

Y además no olvidemos que yo he aprendido todo este tipo de repertorio como no lo conoce ninguno; digamos el repertorio del 900 italiano. ¿Quién conoce Chenier, quién conoce Francesca, quién conoce Cavalleria Rusticana e I Pagliacci? Los directores de escena no conocen este repertorio típico italiano del 900, yo soy hijo de este repertorio, por eso cuando se hacen, al primero que llaman es a Giancarlo del Monaco.

Juan Carlos Tellechea: Bien, pero sobre qué aspecto de la obra de Giordano harás énfasis, qué idea te interesa en esta Andrea Chenier?

Giancarlo del Mónaco: La idea principal, la idea central, es la idea de Andrea Chenier, porque Chenier es un hombre que se encuentra muy mal en el período del Ancient Régime, porque lo acusan de atacar a la Iglesia y a la sociedad, de falta de sensibilidad por el pueblo, que se muere de hambre.

Después la misma persona, en el período del tiempo de la Revolución lo acusa otra vez...No olvidemos que el primer acto es poco antes de la Revolución y el segundo acto es en 1794. No olvides que Andrea Chenier fue decapitado tres días antes que Robespierre. Nos encontramos en los últimos días del Terror y Chenier acusa también a esta sociedad de estupidez, de crueldad gratuita...Chenier es el típico personaje libre, que no pertenece a ninguno y sólo a la idea de justicia y humanidad.

Además, el resto es un filme que quiero hacer con la escena de la Bastilla, que es inmensa, grandísima, y quiero hacer un filme muy bien hecho, con trajes históricos, con un sentido muy cinematográfico de la ópera.

No me gusta la palaba ópera, porque es una palabra vieja. Me gusta la palabra teatro de música. Vamos a hacer un vídeo de esta producción de Andrea Chenier (sello: Opus Art).



Micaela Carosi y Giancarlo del Monaco
Fotografía, gentileza de Micaela Carosi para Mundo Clásico

Juan Carlos Tellechea:
¿Cómo ves la ópera hoy: está evolucionando, está avanzando, está retrocediendo, es positiva la evolución o es negativa?

Giancarlo del Mónaco: ¿La ópera hoy? No existe una ópera hoy...existen muchos tipos de ópera hoy...existen direcciones de ópera hoy...

Yo veo la ópera hoy muy fragmentada, entre muchas ideas. Creo que falta un sentido profundo que es el respeto por la música y esto es un gran problema.

Tenemos en el sur (Italia, Francia y España) un tipo totalmente diferente de hacer ópera, aparte del Teatro Liceo de Barcelona que no es un teatro español, sino un teatro alemán, es un teatro de gusto completamente alemán, a diferencia de los otros teatros españoles.

Después tenemos el teatro de idioma alemán -Alemania, Suiza de habla alemana, Austria- donde existe el 'terror de la mise en scène', donde todos o muchos de los directores de teatro, de los directores de escena son como 'Robespierres'.

Mira, yo he ido hace dos años a hacer una Manon Lescaut con Riccardo Chailly a la Ópera de Leipzig (en Sajonia, este de Alemania) y el presidente de la Asociación de Amigos de la Ópera vino y me dijo: "nosotros no entendemos más lo que está pasando en escena", por ejemplo con (el director alemán Peter) Konwitschny. Y si decimos que no comprendemos, los directores de teatro nos dicen: '¡cómo que no entienden, ustedes son unos retrógrados, no entienden la modernidad...!'

El problema es que hoy en Alemania no se hace teatro para el público, el director hace teatro para sí mismo. El director de escena y el director del teatro se olvidan de que tienen un público. Lo que no significa -repito y subrayo- lo que no significa -¡entiéndeme bien!- que no sea posible hacer cosas nuevas. Pero la gente se olvida de quién paga, es decir el público, y que también pagan los que no van al teatro.

Ahora, no es posible cortar con un cuchillo, separando al público de tu deseo personal de hacer teatro. Siempre existirá el director de escena que quiere hacer algo nuevo, y esto es muy positivo. Pero lo nuevo se acaba donde se queda afuera del desarrollo mental, del concepto artístico. Prácticamente el público paga para no comprender. Y esto es lo que está pasando en Alemania.

Después tienes otros países, que son los del continente americano. En Estados Unidos están intentando modernizar un poquito la vieja idea del teatro. Claro, es muy evidente, que los americanos, que son un país joven, necesitan tener primero la ópera como tiene que ser. Que aún, en mi opinión, no ha llegado el momento de hacer experimentos donde el público no lo entiende. En Estados Unidos los teatros que hacen esto, muchas veces los directores de teatro echan a los directores artísticos, porque evidentemente el teatro americano está aún más ligado a la subvención personal del público. Los patrocinadores en América son personas privadas, no hay un patrocinio del Estado.

Recuerdo que cuando fui al Metropolitan a hacer Fanciulla del West el director general, que en esa época era (Joseph) 'Joe' Volpe, me trajo a una sala donde estaba la señora (Sybil) Harrington (ndlr: rica heredera de una fortuna petrolera) que daba cien millones de dólares al año al Met, que patrocinaba mi Fanciulla del West y que quería saber qué era lo que yo realizaba. El teatro americano es un teatro muy diferente, porque no hay una subvención del Estado, sino una subvención privada.

Juan Carlos Tellechea: Fuera de Francia, ¿qué otros proyectos tienes entre manos?

Giancarlo del Mónaco: Bien, entre 2010 y 2013/2014 tengo los proyectos míos que voy a hacer en el Festival de Tenerife. Después tengo en Italia una producción de Simon Boccanegra en Génova, después tengo con Lorin Maazel una nueva producción en Valencia: La vida breve, de Falla, y Cavalleria Rusticana, en la que se hará el primer vídeo de la historia (sello: Opus Art) de La vida breve, porque no existe un vídeo de La vida breve, existe sólo en CD. Después voy a Zúrich a hacer un Don Carlos con Zubin Mehta; en Bilbao otro Don Carlos en cinco actos y un Don Carlos en cuatro actos, el de cinco actos en francés, el de cuatro actos en italiano. Después tengo un proyecto en Roma: Mefistófeles de (Arrigo) Boito. Después voy a Madrid a hacer Simon Boccanegra, con Plácido Domingo, como barítono. Después en Estados Unidos, estamos discutiendo varios proyectos en el Met. Y quiero decirte que el Met hace también mi producción de Simon Boccanegra -en la que canta Plácido y que van a transmitir todos los cines del mundo- y después Fanciulla del West.

Juan Carlos Tellechea: ¿Otra vez Plácido Domingo como barítono?

Giancarlo del Mónaco: Otra vez como barítono, Plácido hace de todo...ahora estoy esperando cuándo cantará como soprano (ríe).

Juan Carlos Tellechea: ¿Qué opinas de su cambio de tenor a barítono?

Giancarlo del Mónaco: ¿Mi opinión de que cambie de tenor a barítono?...ah...Domingo es una persona muy peculiar...Domingo, pienso, que si se para media hora a sentarse en un sofá muere. Seguro que tiene un concentrado de adrenalina superior al normal. Es un artista que ha hecho una carrera deslumbrante, es un hombre muy musical, es un hombre que tiene que dirigir, que tiene que cantar, que tiene que hacer dirección de escena, es un hombre que tiene que hacer todo...Es un hombre así; es como es. Pienso que el lado un poco peligroso de Plácido es que cuando se hace todo, algunas veces no se hace todo bien. Pero digamos que la carrera de Plácido al 90%, es una carrera muy, muy grande, muy importante, histórica.

Pero...lo que me preguntas...que cante como barítono...Dios mío, hoy vivimos una época en la que tiene que haber un golpe cada día: 'Boccelli canta la Tosca', "Plácido canta como barítono', una 'mezzosoprano canta como tenor'..."(ríe). Vivimos una época en que la ópera está muy confusa.

Juan Carlos Tellechea: ¿Qué otros proyectos tienes en danza?

Giancarlo del Mónaco: Me han preguntado para hacer una producción en el Colón de Buenos Aires. Ellos querían que yo inaugure el nuevo Colón con La Bohème...El director, Pedro Pablo García Caffi, me llamó...quería que inauguren con mi Bohème, la Bohème del Teatro Real -tú sabes que tengo un acuerdo muy bueno con el Teatro Real, y ésta Bohème no se pudo hacer por problemas financieros- y quieren que vaya a Buenos Aires esta nueva producción. Aún estamos tratando sobre cuándo hacerla. Tendría que ser en mayo del 2010 (ndlr: la reinauguración está prevista para el 25 de mayo del 2010, con motivo del 200º aniversario de la Revolución de Mayo). Después me llamaron para decirme que tenían problemas de dinero y de estructuras, porque aún el teatro será completamente reformado, y entonces lo van hacer con otros. Pero me dijeron -y yo lo agradezco mucho- que vamos a hacer otro proyecto que estamos enunciando ahora.

Mi padre cantó allí su primer Otello en la temporada 1949/1950, el primer Otello de 427 que cantó mi padre. En el Teatro Colón hay una placa recordatoria de mi padre.

A mí me gustaría mucho realizar una gira por América Latina y espero que haya un gran apoyo para el Teatro Colón, un monumento de la cultura de América del Sur.

También me gustaría visitar Brasil. Los brasileños siempre han tenido un gran afecto por mi padre. Mi padre cantó mucho en Brasil en los años de la postguerra en Río de Janeiro y Sao Paulo.

Recuerdo que mi padre un día cantaba Aída y le dijo en 1949 a mi madre: 'Lina (mi madre se llamaba Lina) dónde está la espada'. Mi padre era una persona que guardaba siempre objetos personales muy bonitos, como la navaja de Carmen y la espada de Aida.

'Pero dónde está mi espada de Aída’, preguntaba mi padre. Mi madre buscaba y rebuscaba hasta que finalmente le dijo a mi padre: 'esta espada de Aida desapareció'. Y mi madre y mi padre se fueron 20 años después, mi padre a cantar a Río de Janeiro, y le presentaron el Museo de Río de Janeiro y dentro de una caja de cristal estaba la espada de mi padre...robada para ponerla en el museo (ríe). ¡Es una buena anécdota! ¿No te parece? (ríe) ¡Los brasileños siempre han tenido un grandísimo afecto por mi padre!
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