Reportajes
Gran muestra de arte barroco quiteño en Hamburgo
Juan Carlos Tellechea

El Esplendor del Barroco Quiteño-Cielo de oro, se titula la exposición que reúne por primera vez 80 obras, entre esculturas, pinturas y objetos religiosos nunca antes presentados conjuntamente de esta forma, ni siquiera en Ecuador, y representa a las diferentes escuelas y estilos del arte barroco desarrollados durante la época colonial, entre los siglos XVI y XVIII, en ese país suramericano.
Los detalles de la exhibición de estos preciosos tesoros artísticos nacionales fueron dados a conocer por el embajador de Ecuador ante el gobierno de Alemania, Horacio Sevilla Borja, y el director del Museo Etnológico de Hamburgo, Profesor-Dr. Wulf Köpke, en conferencia de prensa. La comisaria de la exposición es la experta y catedrática ecuatoriana Ximena Carcelén.
La escultura alada de la Virgen de Quito, realizada por Bernardo de Legarda a mediados del siglo XVIII en Quito, ha sido elegida como emblema característico de la muestra por su belleza y simbolismo. La pieza es única en su estilo, por la representación de la Madre de Cristo con los atributos propios del cóndor de los Andes, y se presenta por primera vez en Europa.

Santa Rosalía
Anónimo del siglo XVIII
Anónimo del siglo XVIII
Los indígenas sudamericanos recibieron el arte barroco europeo a través de los clérigos de las diferentes órdenes religiosas católicas que acompañaron la conquista (dominicos, franciscanos y mercedarios), pero lejos de copiarlos los asimilaron y le incorporaron su propio y peculiar lenguaje artístico.
El programa cultural paralelo a la muestra contempla la realización de conciertos de música barroca europea, española e iberoamericana, así como conferencias especializadas, anunciaron Sevilla Borja y Köpke, cuyo programa será dado a publicidad próximamente.
Durante cinco años fue maestro de la capilla de catedral de San Francisco, en Quito Gutiérrez Fernández Hidalgo, nacido en España y formado en la universidad de Salamanca, quien antes de viajar a América en 1582 fue maestro de capilla de Burgos, Talavera de la Reina y Palencia, y en Cádiz, donde dirigió el coro de la catedral.
Fernández Hidalgo, se destacó por su polifonía muy purista y de gran calidad, y tuvo gran influjo en el virreinato de Nueva Granada (los territorios actuales de Venezuela, Ecuador y Colombia), cuya capital era Santa Fe de Bogotá, donde también fue rector del colegio y creó la escuela musical de compositores. Además fue maestro de capilla en el virreinato del Perú, donde estuvo un año en Lima, entre cinco y once años en Cuzco, y entre 1597 y 1663 en La Plata (la actual Sucre, en Bolivia).

Sagrada Vírgen
© Manuel Samaniego
© Manuel Samaniego
En la catedral de La Plata trabajó además Juan de Araujo, quien llegó a América con el séquito del virrey conde de Lemos y junto a dos grandes músicos: Lucas Ruiz de Ribayaz, quien compuso obras importantes para guitarra y vihuela, y Tomás Torrejón y Velasco, quien creó la primera ópera iberoamericana de que se tenga memoria: La púrpura de la rosa.
De Araujo llegó primero a Lima, después estuvo en la Catedral de Panamá, pero su papel más importante lo desarrolló más tarde como maestro de capilla de la Catedral de la Plata (en 1680). De él se conservan obras policorales en latín y más de 150 villancicos, algunos de ellos de negros afro-americanos. Sin embargo, sus composiciones no están del todo transcritas ni catalogadas.
Entre los villancicos de negros de de Araujo figura Los coflades de la estleya, de carácter popular, ritmo sincopado, con onomatopeyas y nombres de negros. Su versión más conocida es con voces femeninas, pero seguramente en la época barroca se interpretaría con voces masculinas, especialmente en las iglesias.
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