Argentina
Las comparaciones son odiosas ... para quien sale perjudicado
Eduardo F. Casullo
Buenos Aires, martes, 28 de agosto de 2001.
La viuda alegre (Die Lustige Witwe)Opereta en tres actos de Franz Lehár (1905). Libreto de Victor Léon y Leo Stein, basada en la comedia de Henri Meilhac L'attaché d'Ambassade. Director de orquesta: Julius Rudel, Régisseur Lotfi Mansouri, Escenógrafo Michael Yeargan, Figurinista: Mini Zuccheri, Diseñador de iluminación Roberto Traferri, Coreógrafo: Rodolfo Lastra, Director del Coro Estable Vittorio Sicuri. Reparto: Hanna Glawari, Frederica von Stade; Conde Danilo Danilovich Thomas Allen; Barón Mirko Zeta Carlos Feller; Valencienne Carina Höxter / G. Pochinki (31/8); Camille de Rosillon Paul Groves, Kromov Omar Carrión/Rocco Lisotto; Olga: Mónica Ferracani / E. Sancho; Bogdanovich F. Sanguinetti / S.Sorrarain; Sylviana Marcela Pichot/ C. Menkarsky; Pritschitsch Oscar Imhoff / C.Sampedro; Prascovia R. Klingenhagen / M. Serrano; Niegus John Hurst; Vizconde Cascada L. Garay / L. Jáuregui Lorda; Raúl de Saint Brioche F. Chalabe / R. Martínez; Una dama Kathryn Power; Zozó Myriam Toker; Maitre d'hotel. C. Borchardt / L. M. Bragato. 28, 29 y 31 de agosto y 5 y 7 de septiembre.
8,32E-05
Desde 1974, con la excepcional versión de Adelaida Negri, que La Viuda no pisaba los escenarios del Teatro Colón, quedándonos la duda latente sobre la conveniencia o no de la inclusión de la misma en la temporada 2001.Si bien es la mas famosa de las obras de Lehar, musicalmente presenta varios momentos, que dentro del estilo que representa, significativamente cálidos y arto conocidos, lo que favorece la audición. No resulta afortunada la decisión de realizar una presentación integral en aleman, idioma al que los interpretes que vimos en el Colón no los favorece y de hecho, en la función del miércoles, alguno ni siquiera sabía la letra de memoria viéndose en la dura situación de estar en escena con una carpeta donde tenía la partitura.Uno añora en estos casos el poder de la tijera, que hubiera realizado mas placentero el largo camino hacia el final. Sin embargo hubo interpretaciones realmente notables como la de Carina Höxter, quien se lució con una voz potente, cálida y acorde con el rol. De la misma forma fue una delicia escuchar a Paul Groves (excelente el dúo del segundo acto), mientras que la viuda que nos toco en suerte (Federica Von Stade) prácticamente no se la escuchaba y estuvo muy lejos de sus antecedentes, lo mismo ocurrio con un Thomas Allen opaco y deslucido. Del grupo argentino que complemento el reparto se destacó Omar Carrion, Oscar Imhoff, y por supuesto de sensible y buena emisión sonora el Coro quien particularmente en el segundo acto logro niveles de clima excelentes.Tampoco la regie favoreció a los cantantes porque la acústica cambia mucho cuando se emite desde la sala (en varias oportunidades cantan sobre una pasarela armada a la altura del foso, donde se junta con la platea), debilidad que fue gruesa y ya antes se había comprobado en temporadas anteriores, cuando se realizó el Don Pasquale. La iluminación generó climas muy sugestivos en lo interno de la caja, pese a que cuando en el segundo acto los interpretes se ubican sobre el proscenio, el sector derecho quedaba excesivamente apagado.La dirección de Julius Rudel fue ajustada, logrando los solistas muy buenos momentos y sobre todo, afinados.Hay que destacar que la realización del vestuario, la escenografía, la utilería, el maquillaje, los sobreros han sido llevados a cabo por Cuerpo Escenotécnico del Teatro Colón con una concepción escénica de la Opera de San Francisco, con lo cual los costos fueron los menores de todas las obras presentadas hasta ahora. El vestuario utilizado por Federica Von Stade no fue realizado por el personal del Colón y los espectadores pueden tener una buena oportunidad para notar comparativamente la diferencia notable de calidad entre este traje y los demás (por cierto muy superiores).En definitiva, una obra con mucho champagne y cuadros de lujo que fueron muy aplaudidos por los asistentes al Gran Abono, cada vez que se levantaba el telón.
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