Opinión

La lucha continúa

Susana Desimone
lunes, 7 de febrero de 2011
Teatro Colón © EEMM Teatro Colón © EEMM
0,0002002 Decíamos el 27 de diciembre de 2010 [leer] que la noche del 22 de ese mes sería recordada durante mucho tiempo como "la noche en que un grupo de artistas respondió con su arte a la prepotencia, el autoritarismo y el desprecio por la cultura del actual director del Teatro Colón, el señor Pedro Pablo García Caffi".

Aquella fue una noche inolvidable porque los integrantes del Ballet Estable del Teatro convocaron a una función especial que se llevó a cabo para difundir sus reclamos, y también como protesta a causa de la cancelación de la temporada de Ballet 2010, en el escenario de otro teatro emblemático de la Ciudad de Buenos Aires: el Teatro Nacional Cervantes, ofrecido en un gesto solidario por su director general Rubens Correa.

Desgraciadamente, como en una cinematográfica escalada, los hechos posteriores vinieron a demostrar que el señor García Caffi, como si la ciudad de Buenos Aires fuera un feudo de su propiedad, emprendió una embestida inédita contra el personal y los artistas del Teatro Colón y, con el respaldo del ministro de cultura Hernán Lombardi y del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos, Mauricio Macri, incurrieron en acciones nunca vistas en la historia institucional, jurídica y política de nuestro país.

De tal manera el Gobierno de la Ciudad decidió demandar judicialmente a los trabajadores del Teatro Colón (artistas, técnicos y delegados gremiales) por $ 11 millones de pesos “por los daños provocados por las suspensiones de las funciones” y otros $ 44 millones en concepto de “daños futuros y potenciales”.

Por ese motivo los trabajadores involucrados realizaron una conferencia de prensa el día 3 de febrero para repudiar esa increible decisión, que no reconoce antecedentes fácticos ni jurídicos.

A todo esto los trabajadores reclaman un aumento salarial del 40 %, absolutamente razonable si se tienen presentes las diferencias abismales que existen entre los precios de las localidades y los sueldos que se pagan en los teatros más importantes del mundo, como lo era en el pasado el Teatro Colón, degradado y rebajado en todos los órdenes por la actual dirección.

De igual modo vienen solicitando, desde hace ya largo tiempo, que no se criminalice su legítima protesta, que se retire toda sanción y/o sumario a los trabajadores y delegados de la Asociación de Trabajadores del Estado, y que se efectivice la inmediata mejora de las condiciones laborales en el Teatro y en las locaciones extramuros, en las que se han abandonado elementos que formaban parte del valioso patrimonio del Teatro.

Este brutal enfrentamiento lleva ya cuatro meses de comisiones paritarias, conciliaciones y negociaciones entre representantes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de los trabajadores, sin que la terquedad y la ausencia de toda voluntad de entendimiento por parte de las autoridades hayan producido nada más que una enorme frustración, cuyas consecuencias también alcanzan a los abonados, a muchos de los cuales aún no le han sido reintegradas las sumas que pagaron por las funciones suspendidas.

Por cierto, estos hechos sorprendentes se entienden mejor si se tiene presente la ideología del Gobierno de la Ciudad, similar a la del menemismo en la década de los 90.

En este contexto transcurrió la conferencia de prensa a la que se hace mención más arriba, en la que se hizo saber que: "Ante la nueva agresión de Mauricio Macri y sus funcionarios, configurada en la pretensión de demandar por sumas millonarias a trabajadores del Teatro Colón y a ATE, por el ejercicio del constitucional derecho a huelga (art. 14 de la Constitución Nacional) la Asociación de Trabajadores del Estado que nuclea a los trabajadores suspendidos y demandados declaró el estado de ´Asamblea Permanente´ como respuesta al ´ataque salvaje de la gestión de Macri y sus funcionarios´, entre ellos el Director del Colón, García Caffi".

Se dijo, además que la sanción económica que se pretende contra trabajadores y artistas, es un hecho gravísimo porque modifica “per se” el artículo 14 bis de la Constitución Nacional.

Cabe recordar que la justicia nacional del trabajo ordenó a Macri “levantar las sanciones” y su respuesta fue no obedecer la orden judicial y no pagar las sumas adeudadas en concepto de salarios.

Los empleados del teatro recurrirán a la justicia para impedir que la medida solicitada por la dirección general se haga efectiva y resolverán los pasos a seguir en la asamblea de trabajadores que se realizará el 16 de febrero próximo.

Asimismo, el miércoles presentaron una denuncia formal ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ya que en caso de acreditarse la violación del derecho de huelga, el Estado argentino estaría incumpliendo los convenios internacionales celebrados con ese organismo.

El largo conflicto se profundizó en los últimos días de 2010 cuando el Ente Autárquico del Colón suspendió a 17 trabajadores a raíz del reclamo salarial, lo que derivó en la advertencia sindical de que la temporada de este año podría no comenzar. A su vez, los representantes de ATE denunciaron que el gobierno porteño acordó una composición salarial con SUTECBA, sólo uno de los dos sindicatos afectados al Colón, dejando afuera al mayoritario, que no avaló lo establecido en su ausencia. La demanda del gobierno de Mauricio Macri radicada en el Juzgado porteño en lo Contencioso Administrativo y Tributario Nº 8 -que aún no se expidió- se compone, como queda dicho, por 11 millones por “daño económico” y otros 44 en concepto “de daños futuros y potenciales” y está dirigida contra ocho personas, que representan formalmente a los “más de 500 miembros de la Asamblea del teatro”, según lo expresado en la conferencia de prensa.

A pesar de esta dramática situación que ha alcanzados niveles de enfrentamiento y tensión intolerables, el señor García Caffi se atrevió a asegurar que la temporada del teatro será presentada el 1 de marzo próximo y comenzará el 29 de ese mes.

El 27 de diciembre de 2010 dijimos: “…no será con actitudes dictatoriales y actuando con la prepotencia de quien no sabe, no quiere o no puede escuchar reclamos justos como se alcanzará ese objetivo.”

Cuatro años después del cierre del Teatro y nueve meses después de la mediática reapertura del 25 de mayo de 2010 podemos repetir la misma frase con la profunda tristeza que nos da observar hasta qué punto puede maltratarse a uno de los más emblemáticos íconos de la cultura nacional.
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