Reportajes
Vasily Petrenko a Oslo
Agustín Blanco Bazán
Los planes de Vasily (no confudir con Kiril Petrenko) son ambiciosos. “Espero programar todo, desde Johann Sebastian Bach hasta música contemporánea”, incluidos, por supuesto, los nórdicos Grieg, Nielsen y Sibelius. Y también se alista para homenajear debidamente a Wagner, Verdi y Britten en el 2013, junto a la celebración del centenario de la legendaria temporada de los Ballets Russes en Paris, que presentó La consagración de la primavera y Jeux de Debussy.
Carismático y sanguíneo en sus interpretaciones, Petrenko es de los rusos que pisan fuerte. Vitalidad, a veces excesiva para algunos (por ejemplo en la Sexta de Mahler) hace a la esencia de su trabajo. Pero nunca aplasta sus versiones con su energía, sino que les da el aire necesario para admitir lirismo y expresividad. Pero nada de ahorrar tocando delicadamente como pedía el burócrata peterburgués. También es un comunicador nato, tanto para un público que nunca deja indiferente, como para los instrumentistas que coinciden en alabar su precisión y claridad de instrucciones.
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