Discos

Los pilares del sonido

Paco Yáñez
lunes, 13 de junio de 2011
Stefano Scodanibbio: Oltracuidansa. Stefano Scodanibbio, contrabajo. CCMIX Paris, electrónica. Brian Brandt, productor ejecutivo. Un CD DDD de 58:14 minutos de duración grabado en el CCMIX de París (Francia), durante los años 2000 y 2001. Mode 225. Distribuidor en España: Diverdi
0,000232 Se viene celebrando en mi ciudad, Santiago de Compostela, durante estos últimos años, un interesante festival dedicado a ese pilar sonoro que es el contrabajo, el festival ‘Ludwig Streicher’. En cada nueva convocatoria busco afanosamente entre los profesores participantes la posible presencia del que es, en mi opinión, el contrabajista más importante de repertorio contemporáneo a lo largo de las últimas décadas: el italiano Stefano Scodanibbio (Macerata, 1956), un músico que ha llevado a su instrumento a cotas memorables y cuyas interpretaciones de obras de Luigi Nono, Brian Ferneyhough, Julio Estrada, Iannis Xenakis, Salvatore Sciarrino, Sylvano Bussotti, etc., son verdaderamente referenciales. Por ahora, mi búsqueda aún no ha obtenido los resultados deseados. Estos últimos días, al menos, me lo he venido encontrando a través del disco compacto, en la que es otra de sus facetas más reconocidas: la de compositor.

No es la de Stefano Scodanibbio, en su vertiente de compositor, una discografía especialmente amplia, si bien algunos de sus registros no sólo nos dan una cumplida información de sus dotes como autor de música de cámara: Montaigne (MO 782042) o Stradivarius (STR 33668), sino de su encomiable labor a la hora de extender los límites del contrabajo. De ello han sido ejemplares muestras discos como los de New Albion (NA 101 y NA 113) o Col legno (WWE 20063), y ahora esta primera grabación mundial del sello Mode llamada a situarse entre lo mejor de su catálogo como compositor e intérprete; binomio éste tan habitual y entrelazado en sus registros.

Reconoce Scodanibbio que la idea para la composición de Oltracuidansa (1996- 2001) "vino cuando el filósofo italiano Giorgio Agamben me dio las tres páginas que constituyen La fine del pensiero [1982], e inmediatamente pensé que no podría haber un texto más estimulante para un músico. Los conceptos fundamentales de esta obra - voz, pensamiento, lenguaje-, son conceptos clave para un compositor/intérprete como lo soy yo y conceptos que nunca he dejado de cuestionar". De ello se deriva parte del significado de la obra: un cuestionamiento radical de la relación entre el cuerpo del contrabajista y su instrumento, ámbito éste que ya venía caracterizando la investigación con respecto al contrabajo presente en buena parte de los compactos antes mencionados.

Resulta curioso cómo en tantas ocasiones un todo que se supone compacto, como el lenguaje verbal, después, cuando analizamos su sustancia ontológica, parezca atravesado por agujeros negros que ponen de relieve sus carencias, subjetividades y saltos sobre el vacío de unos escasos pilares afianzados en lo más frágil de la convención. No es preciso referirse a autores como Robert Musil, Samuel Beckett, o Massimo Cacciari para poner de relieve este hecho. En Oltracuidansa, paradójicamente, un todo conformado por un trinomio tan huidizo y subjetivo como el de voz- pensamiento-lenguaje se manifiesta de un modo que, aun en apariencia deconstruido y fragmentario, adquiere una calidad tan compacta como quizás el lenguaje verbal sea incapaz de lograr, a pesar de que Scodanibbio lleva su estilo, su lenguaje y sus técnicas a territorios límite que fragmentan los códigos en los que basamos nuestras convenciones sobre la estética del contrabajo: esa tautología que tan flacos favores ha hecho a este instrumento con su restrictivo abanico lingüístico. Afirmaba Elias Canetti con respecto a su novela Die Blendung (Auto de fe, 1935), que en ella lo fragmentario no era sino la forma de dar cuenta de un modo más veraz de lo que constituía la realidad y nuestra parcial percepción de la misma. Un buen amigo de Canetti, Alban Berg, ya había estrenado un monumento fragmentario como Wozzeck una década antes, a su vez basada en los hallazgos al respecto de Georg Büchner. Stefano Scodanibbio, en el ámbito de la música instrumental con electrónica, se enraíza en tan ilustre estirpe con Oltracuidansa.

Scodanibbio define esta partitura como su mayor reto en cuanto a la búsqueda de un lenguaje que vehicule y articule la voz del contrabajo; una voz que, siendo unitaria, se descompone en decenas de posibilidades. ¿Cómo respetar esta disparidad dentro de la unidad? "Une seule et même voix pour tout le multiple aux mille voix", decía Deleuze. Ahí se incardina la investigación que realiza el compositor italiano sobre la ontología  sonora del contrabajo. Oltracuidansa, que etimológicamente nos conduce a la búsqueda del conocimiento más allá del conocimiento (como límite presente), pone sobre la partitura las dudas y hallazgos del compositor/intérprete que quizás más lejos ha llegado en el dominio de este instrumento. Parte de este lenguaje encontrado se manifiesta, como viene siendo habitual en tantas composiciones contemporáneas, en una esencialidad física, en una gestualidad en la que el lenguaje del cuerpo adquiere un peso crucial en su proyección contra el instrumento; algo que Scodanibbio dice revela cierta ‘animalidad’, cierta intuición no racionalizada que ha deparado un sinfín de técnicas ajenas a un lenguaje más atado a/por lo lógico. Estas técnicas y procesos expresivos, que comprenden muy diversos tipos de col legno, staccati, usos del arco, pizzicati, sul tasto, trémolos, armónicos, rascado de cuerdas, preparación del contrabajo con objetos que modifican su timbre, percusión sobre el cuerpo del instrumento, etc., han sido grabados por Scodanibbio, haciendo acopio de seis horas de materiales que revelan su bagaje como intérprete, y posteriormente analizadas, catalogadas, sistematizadas, transcritas con total precisión y devueltas a escena a través de la electrónica, proceso este que Scodanibbio llevó a cabo en el CCMIX de París, sin apenas modificación de los sonidos y lenguajes registrados, excepto el añadido de cierta reverberación.

La toma sonora parisina es realmente buena, por lo cual las condiciones tanto electrónicas como instrumentales son óptimas. La presencia del contrabajo adquiere un peso, profundidad y densidad importantísimas, a la par que muy refinada en las técnicas extendidas que Scodanibbio dibuja con no pocos y delicados matices. El único pero que ponemos al registro es el no haber sido editado en formato multicanal, pues respondería así a los ocho canales que componen la versión original en la electrónica, por más que Mode presente una versión en estéreo de muy notables prestaciones, que se optimizan escuchando el compacto con cascos para percibir de forma más nítida la espacialización desplegada por el italiano. El libreto es muy escueto, con unas breves pero ilustrativas notas del propio Scodanibbio y una página de la partitura. Todo ello conforma un pasaje obligado para descender hasta los límites de este pilar esencial del sonido que es el contrabajo, a través de uno de sus exploradores y demiurgos más reputados.

Este disco ha sido enviado para su recensión por Diverdi
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