Estados Unidos

El descenso al foso de Pinkerton Domingo

Horacio Tomalino
miércoles, 4 de enero de 2012
Madama Butterfly © Bing Madama Butterfly © Bing
Nueva York, lunes, 5 de diciembre de 2011. Metropolitan Opera House. Lincoln Center for the Performing Arts. Madama Butterfly. Opera en tres actos con música de Giacomo Puccini (1858-1924), sobre libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en la obra teatral homonima de David Belasco, basada en un relato de John L. Long. Estreno: Teatro alla Scala de Milán el 17 de febrero de 1904. Anthony Minghella, dirección escénica. Elenco: Liping Zhang (Cio-Cio-San), Robert Dean Smith (Pinkerton), Joel Sorensen (Goro), Maria Zifchak (Suzuki), Luca Salsi (Sharpless), David Crawford (Comisario Imperial), David Lowe (Magistrado), Luthando Qave (Príncipe Yamadori), Jennifer Johnson Cano (Kate Pinkerton). Placido Domingo, director musical. Temporada 2011-2
0,0002104

Sería deseable que los distintos elencos que han de sucederse en esta nueva reposición de Madama Butterfly que el MET propone esta temporada logren borrar el pobre sabor que ha dejado este primer reparto con el cual la ópera de Puccini ha vuelto a la escena del máximo coliseo neoyorquino.

A cargo en esta ocasión de la parte de la joven geisha Cio-Cio-San, la soprano chino-canadiense Liping Zhang ofreció un caracterización que si bien convenció, supo a muy poco. Vocalmente, la parte exige de la soprano no sólo buen canto, sino una evolución psicológica que Zhang, al menos en este momento de su carrera, pareciera no estar en condiciones de poder ofrecer. En general su prestación vocal se caracterizó por un canto monocorde, inexpresivo y rutinario donde todo fue interpretado del mismo modo sin la menor emoción ni intención.

El marino Pinkerton de Robert Dean Smith no corrió mejor suerte. A pesar de su timbre generoso, bien timbrado y su cuidada musicalidad, el tenor americano, frecuente interprete del repertorio wagneriano y straussianos, tuvo no pocos problemas intentando adaptar su canto al estilo requerido por Puccini para personaje. Su falta de carisma, sus dificultades en el arte del legato y un fraseo italiano por demás deficiente contribuyeron a restarle convicción dramática a una caracterización que resultó poco inspirada y que aportó muy poca calidad.

Único italiano de la elenco, Luca Salsi fue un cónsul Sharpless de gran sensibilidad que convirtió en oro cuanta frase canto exhibiendo en todo momento un bello timbre barítonal de gran flexibilidad que dispensó con elegancia y acentos nobles. Otro gran acierto fue encomendar a Maria Zifhak el personaje de Suzuki, parte a la cual la mezzosoprano americana sirvió con sólidos medios vocales y gran sentido dramático.

El resto de los intérpretes respondieron con solvencia y profesionalismo a sus cometidos vocales, destacándose particularmente tanto el príncipe Yamadori del debutante Luthando Qave como el Goro de Joel Sorensen. El coro de la casa que dirige con mano férrea el Mtro. Palumbo volvió a dar claras muestras de su gran preparación y del alto nivel de excelencia que viene atravesando.

Desde del foso, a Placido Domingo le costó despegarse de su labor de cantante y prestó una atención desmedida a sostener el trabajo de sus colegas, desatendiendo muchos pasajes orquestales que requieren de una mayor atención de quien tiene a cargo la vertiente musical de la representación.

Proveniente de la Ópera Nacional Inglesa, la producción de Anthony Minghella que fuera presentada no sin controversia por primera vez en la casa en el 2006, ha conquistado al público convirtiéndose en una de las cartas de presentación de la compañía. La producción en sí misma rebosa de buen gusto y tiene entre sus muchos méritos del de presentar la acción con pocos elementos de gran impacto simbólico que recrean y contribuyen a la perfección a la comprensión de la trama y a profundizar la enorme dimensión dramática de la ópera.

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.