Entrevistas
“Una obra artística tiene que ser peligrosa”
Paco Yáñez

Las propuestas musicales del compositor gallego Ramón Souto Caride (Vigo, 1976) se incardinan plenamente en el momento de intensa complejidad que define al arte actual, con una apuesta por la interdisciplinariedad y el diálogo estilístico que sintetiza en sus abigarradas partituras marcadas igualmente por influencias de la música de vanguardia, la improvisación libre, el rock progresivo, o el free-jazz. Formado en los conservatorios de Vigo y Barcelona, Souto afirma que su música busca el conocimiento del ser humano en un territorio de límites marcado por la trasgresión, la ausencia de prejuicios y la búsqueda de la belleza como hecho trascendente que expresa una conciencia poética. Con un catálogo que abarca la música orquestal, camerística, electrónica y escénica, sus composiciones han sido presentadas en diversos países de Europa y América por conjuntos como el Grup Instrumental de València, Taller Sonoro, o el ensemble recherche de Friburgo. Es ello una muestra más de la estrecha colaboración que une a Ramón Souto con sus intérpretes, así como de su participación en el desarrollo de proyectos de música actual; ámbito en el que destaca su dirección artística de Vertixe Sonora Ensemble, agrupación de reciente creación y actual punta de lanza de la música de vanguardia en Galicia.
Después de dos notabilísimos conciertos en 2011, que sirvieron para presentar Vertixe Sonora, incluyendo un estreno absoluto del propio Ramón Souto en el festival ‘Via Stellae’: la furibunda y soberbia Detrito monocromía (2011), el ensemble gallego y el compositor vigués afrontan una nueva temporada en un marco económico estrangulado por los recortes realizados en el ámbito cultural por el gobierno de la Xunta de Galicia, que han supuesto una importante merma en la promoción musical gallega. De estos temas charlamos con Souto a pocos días del estreno de su nueva composición, el quinteto Apertas para Matta-Clark (2012), que se dará a conocer el próximo 5 de junio en el marco del ciclo ‘Música y arte: correspondencias sonoras’, que Vertixe Sonora pone este año en escena sobre el auditorio del Centro Galego de Arte Contemporánea.
Paco Yáñez. En apenas unos días, podremos escuchar un estreno que creo estaba inicialmente previsto para el pasado 29 de noviembre, dentro del ciclo ‘Correspondencias sonoras’. ¿Qué cambios ha habido con respecto a la partitura original y qué nos deparará esta nueva composición: qué diálogos establece, además del explicitado con el artista norteamericano Gordon Matta-Clark (1943-1978), al que alude el título de su obra?
Ramón Souto. En agosto pasado sufrí un accidente de circulación y tuve que cancelar los proyectos que tenía comprometidos. La partitura a la que hace referencia tiene otra plantilla instrumental y todavía no se ha estrenado.
Con Apertas para Matta-Clark se produce una mayor profundización emocional, estética, mística... La inclusión de la guitarra eléctrica y el especial uso de la percusión me ha llevado a realizar una profunda reflexión en torno a la tipología del sonido acústico/amplificado y su espacialización; sus implicaciones psicoacústicas, sociológicas, etc. Pero no quiero extenderme. He procurado un empleo preciso y sensorial de las sonoridades y un mayor refinamiento en el tratamiento de la forma. Me he dejado seducir irremediablemente por la cualidad poética de los materiales sonoros...
La naturaleza está presente, creo que como en ninguna otra de mis obras hasta la fecha. Probablemente se trate de una búsqueda espiritual; con su conmovedora belleza apuntando más allá de nosotros... Mi cercanía a Matta-Clark va más allá de lo anecdótico. El gesto no se toca.
P. Tanto en Apertas para Matta-Clark, como en el conjunto de su producción, ¿qué influencias musicales conscientes gravitan sobre su aparato estilístico?
R. Furrer, Aperghis, Ligeti, Billone, Lachenmann, Romitelli, Feldman, Grisey, Ferneyhough, Boulez, Stockhausen, Scelsi, Xenakis, Sciarrino, Nono, López, Rihm, Haas, Matalón... Son autores fundamentales con los que me formé como compositor, que me nutren. Me han hecho crecer y posicionarme. Sus controversias se encuentran de una u otra forma escondidas en el centro de mi pensamiento musical. Pero siempre trato de experimentar nuevas relaciones con lo sonoro y permanezco atento a todo tipo de vanguardias experimentales que puedan enriquecer mi escucha: Yoshihide, Bruckmann, Merzbow, Zorn, Fagaschinski, etc.
P. En algunos de los textos que he escrito, tanto sobre su obra como sobre la música actual francesa, no he podido evitar vincular a Ramón Souto con el movimiento de la ‘Música saturada’, que cuenta al norte de los Pirineos con compositores que sé tan apreciados por usted como Franck Bedrossian o Raphaël Cendo. ¿Hasta qué punto se encuentra cercano a la ‘Música saturada’? ¿Qué aspectos tiene usted en común con ellos y cuáles lo diferencian de sus propuestas?
R. No provengo de un lugar teóricamente delimitado ni quiero crear desde la seguridad que ofrece un particular movimiento de la historia de la música. Y aquí es donde se produce mi mayor rechazo a la categoría. Para mí es importante reflexionar sobre la música, tomar distancia y contemplar qué estoy haciendo y por qué. También he construido mi identidad de forma completamente autónoma sucumbiendo intuitivamente a la creación musical como un francotirador ajeno que confía en su pasión primera por el sonido y la forma.
Se ha producido un cambio de paradigma con respecto al sonido. Y ese cambio supera la condición saturada, la propia música culta. La realidad del sonido tecnológico amplificado que nos circunda se ha impuesto. Ligeti abandona la electrónica porque le produce un rechazo físico, sensorial, estético. En Lachenmann, Grisey, Sciarrino, Boulez, Stockhausen, incluso en Subtonick, Coleman o Evan Parker, percibo la misma coincidencia inconsciente: un compartido territorio aural y en los medios una elección. Merzbow es ya otra cosa y Bhob Rainey también.
En nuestro caso, al menos en el mío particular, ya no existe distancia, no es posible elegir. Lo acústico es el pasado y la pureza sonora ideal de la música sinfónica no resulta creíble. Y la toma de conciencia obliga. Ahí el desafío. Pero la insistencia en el término saturación -exceso llevado al límite- puede llevar al hartazgo, a la caricatura.
P. En muchos compositores españoles y europeos -por descontado, de forma más acusada en el entorno anglosajón- se produce en lo que llevamos de siglo XXI una búsqueda del público que parece ir asociada a una regresión estética, con una severa crítica a la avantgarde de la posguerra, sobre la que llueven todo tipo de calificativos peyorativos. Uno no acaba de comprender si ello es fruto de la impotencia que sienten ciertos creadores incapaces de insertarse en la historia partiendo de semejantes logros estilísticos, de un populismo que busca el agradar por la vía fácil, o de simple codicia y vanidad que identifica mayor público con más ingresos y alabanzas. ¿Cómo experimenta Ramón Souto esa tensión que se produce entre la renovación de los lenguajes a través de la complejidad y su recepción por parte del público?
R. Estéticas al margen, cuando escucho, busco un alma cargada, no domesticados manuales codificados por el buen gusto: una obra artística tiene que ser peligrosa.
La renovación es un acto creativo que atiende lo olvidado. La complejidad porque sí es un sucedáneo manierista. Cage o los minimalistas lo entendieron. También Kagel; o Romitelli.
Reivindico lo minoritario que crea estados de opinión lentamente. Intérpretes, compositores, musicólogos, críticos, artistas, filósofos, gentes de teatro y el cine trabajando -cuánto debe la difusión de la música contemporánea a Kubrick-.
Porque la música contemporánea sin ser un hecho de masas goza de un público respetable allí donde se apuesta por la cultura como ente que crea valor y se considera su constante renovación una cuestión de estado, de riqueza futura. Para ese logro: favorecer un clima de receptividad, trabajar en los contextos.
Desde luego no ofrecer una facilitación que es impostura. El arte, el conocimiento, es exigencia siempre. Pero no le quepa duda, la vanguardia se acaba filtrando: el jazz avanzado se reconoce en Lachenmann, los Beatles buscan a Stockhausen, Matta-Clark epata a Ando, y visitar cualquier libro de texto hoy día es reconocer a Mondrian. A veces lo interesante es iniciar la discusión.
Vertixe Sonora Ensemble
© 2012 by Vértixe Sonora
P. Aunque sus últimos trabajos tienen una plantilla instrumental camerística, su obra ha sido compuesta para ámbitos tan diversos como el orquestal o el electrónico. Afirmó usted en su día que las primeras composiciones en las que alcanzó un estilo plenamente personal habían sido las vocales. ¿Cómo ha evolucionado su relación con estos medios musicales y cómo han influido en la consolidación de su estética?
R. Antes de nada me gustaría aclarar que mi uso de las plantillas instrumentales tiene, en cierto sentido, un carácter sinfónico. Me exijo trabajar con medios limitados que demanden de los músicos un sobreesfuerzo, una ubicuidad, una sobreexposición y un compromiso fanático, resiliente, contracultural.
En relación a su pregunta, es un trabajo que quiero hacer. Mi planteamiento de lo vocal en la actualidad dista completamente de lo que he podido decir en el pasado y tengo varias propuestas estimulantes sobre la mesa que no he podido cuajar en un proyecto viable económicamente que permita desarrollar mi imaginación en la dirección que me interesa. Sigo procurando.
P. La música escénica, el teatro musical, la ópera -como queramos denominar a estos géneros de compleja categorización en las últimas décadas- en Galicia son prácticamente inexistentes por lo que a creación local se refiere sobre nuestros escenarios. En los últimos años, casi se circunscribe a una propuesta tan conservadora como O arame (2006), de Juan Durán, y al palimpsesto multimedia de mayor vigencia y conexión con las vanguardias europeas que supuso Diálogos sonoros. A soidade na creación (1999-2011), de Canco López. ¿Cree que, en una coyuntura económica y cultural como la presente, es realista pensar en proyectos de esa envergadura?
R. Debería serlo. Nos estamos jugando nuestra identidad cultural, la renuncia a lo sublime. La clave tiene que ser la creación en red, la cooperación internacional, más allá de nuestras fronteras. La coyuntura a la que alude es las más de las veces un recurso al inmovilismo, no una imposibilidad real. Se trata de un progreso creativo: tras los prejuicios, las encontremos o no, hay salidas. Desde Vertixe estamos muy interesados en la ópera de vanguardia y hemos presentado proyectos muy consecuentes con el contexto.
P. En un entorno como el nuestro, tan masivamente dominado por la sociedad del espectáculo, en el que la conformación de imaginarios sociales e identidades culturales se mueve por lo más trivial que es capaz de generar el ser humano, ¿cómo cree que afecta la práctica inexistencia de intelectuales y artistas avanzados en nuestros medios y escenarios?
R. Contribuyen al estado de somnolencia en el que queremos vivir. Para escapar de la angustia, una industria del entretenimiento neutra. O en los auditorios una traición aún más innoble que adultera por abuso el significado auténtico de la tradición. ¿Y el arte dónde queda?
P. Ramón Souto está presente en la música actual gallega no sólo por su labor como compositor, sino como director artístico del ensemble Vertixe Sonora, una agrupación que nació vinculada a un festival homónimo que en su día no salió adelante, pero que suponía el mayor evento en lo que a música contemporánea se refiere en la historia reciente de Galicia. ¿Cree que nuestros dirigentes políticos son conscientes de la importancia que tiene el apoyar y mantener en el tiempo proyectos de este tipo, habida cuenta el valor tanto formativo como musical que representan? ¿Piensa que hay posibilidad de retomar el proyecto de aquel ilusionante Festival Vertixe Sonora?
R. Sinceramente, no lo sé. Los políticos son un reflejo de la sociedad en la que viven, un termómetro de sus prioridades. En Islandia han llegado a la conclusión de que las artes -en especial la música y la literatura- aportan tanto dinero como la extracción de aluminio. Un planteamiento de esta naturaleza en nuestro país es simplemente imposible. Aquí existe un cuestionamiento sistemático -muy malintencionado- del ecosistema cultural y de los modelos sostenibles de producción que nos compara con países con una tradición y sociología completamente diferentes.
Mi labor como dinamitador cultural no es vocacional, surge de una desesperación, de una intemperanza..., y se gesta por el sentimiento de auténtico bochorno que siempre me produjo el asistir a festivales, encuentros y cursos internacionales de música y confrontar la entidad que allí se ofrecía con la realidad musical de mi comunidad. Mi contribución en ese ámbito ha ido dirigida a corregir las fallas que he encontrado y participa de la misma ingenuidad que han enfrentado tantos nombres de nuestra cultura.
Si hay algo que puede proporcionar una propuesta artística de calidad más allá de un encuentro trascendente y apasionado con el otro, es la creación de referentes y la acreditación de un país a largo plazo. Y es muy triste el sentimiento de inferioridad cultural de un pueblo: con efectos devastadores en el ánimo, en la autoestima, en la confianza... Pero lamentablemente las consecuencias que ya estamos padeciendo se acentuarán en los próximos años: separarnos de los mejores creadores de nuestra producción artística, científica e intelectual provocará un vacío insoportable.
P. Centrándonos en la realidad interpretativa ya confirmada, ¿qué nos propone Vertixe Sonora para este 2012 en el marco del ciclo ‘Correspondencias sonoras’, del cGac?
R. Se trata de un hito histórico. Corríjame si me equivoco, pero creo que nunca se había producido en Galicia la presentación de un ciclo con 13 estrenos absolutos de compositores de ámbito internacional en el mismo espacio. Una programación que sitúa al CGAC en la avanzadilla de la creación musical de nuestro tiempo.
Es una panorámica amplia y representativa de lo que se está cociendo en el ámbito contemporáneo: con propuestas tan diferentes como las que nos ofrecen Marco Marinoni, Simone Movio, Matthias Kranebitter, Oriol Saladrigues o Esaias Järnegard, la israelita Sivan Cohen o Teresa Carrasco, Alexander Khubeev, Jacobo Gaspar, David Hernández Ramos o Francisco Javier González Compeán. Además de la presentación en España de Dmitri Kourliandski y Nadir Vassena. Se abarcan países como México, Austria, Suiza, Rusia, Israel... Todas ellas propuestas creadoras con marcadas personalidades, bien diferenciadas -la vanguardia es múltiple-, que nos van a proporcionar, estoy seguro, grandes momentos de buena música. Se completa, por Ángel Faraldo, con una retrospectiva de música con medios electrónicos para soporte fijo. Creo que podemos sentirnos muy afortunados de que esto tenga lugar en Galicia hoy.
P. Esas propuestas, en el marco de ‘Correspondencias sonoras’, ¿presentan algún tipo de proyecto interdisciplinario? ¿Qué importancia concede Vertixe Sonora al diálogo entre diferentes lenguajes en un presente tan mestizo, interactivo y abigarrado en lo cultural?
R. Una importancia vital. Para nuestro propio crecimiento. Como le decía, las posibilidades son infinitas, hasta donde permita esa suerte de tiranía económica que todo lo cercena. Creo en potenciar ese encuentro. También puede favorecer el acercamiento a la música contemporánea de un público potencial tradicionalmente desatendido en nuestro país que no proviene del ámbito musical sino de otros ámbitos de creación y pensamiento.
P. Algunos de los miembros de Vertixe Sonora son músicos con una amplia implicación y experiencia en el repertorio actual, mientras que otros están vinculados a formaciones en cuyos programas las estéticas que Vertixe representa son simplemente inexistentes. Después de casi un año de vida del conjunto, ¿cómo percibe la evolución de sus músicos?, ¿qué energías y sinergias se han ido conformando?
R. Más allá de las trayectorias personales, lo que nos une es un compromiso total con los proyectos que estamos desarrollando. Ello, enriquecido con el trabajo directo con los compositores, ha provocado un crecimiento exponencial del ensemble en muy poco tiempo.
Esta agrupación está integrada por personalidades con una trayectoria larga y silenciosa de difusión de música contemporánea. Embarcados en proyectos de toda índole y con una responsabilidad con la cultura de este país que reniega de cualquier comodidad autorreferencial. Acostumbrados a trabajar en condiciones muy austeras con la imprescindible carga de solidaria generosidad.
Nuestro trabajo ha sido validado con un alto grado de aceptación por parte de público y crítica, y la máxima acreditación de los compositores con los que hemos trabajado, lo que está favoreciendo ya el desarrollo de una red creativa que se extiende por el continente. También ha llamado la atención de organismos internacionales que nos han ayudado a financiar los programas.
P. Destaca en los conciertos de Vertixe Sonora su decidida apuesta por la música actual, y más en concreto por esos jóvenes compositores a los que ha aludido, que protagonizan continuos estrenos con esta formación. Sin embargo, tanto en Vertixe Sonora como en otras formaciones gallegas dedicadas a la música actual echo en falta la presencia de compositores clave en la conformación de nuestra contemporaneidad; creadores como Xenakis, Boulez, Ligeti, Feldman, Stockhuasen, Nono, Lachenmann y un largo etcétera. ¿No se plantea Vertixe ofrecernos obras de estos compositores que, al fin y al cabo, asientan buena parte de los lenguajes explorados por esos jóvenes creadores?
R. Establecer lazos con un repertorio consolidado, sí; pero no programar como coartada, aprovechando un prestigio que es de otros. La música contemporánea es controversia; cuando ya no existe, clasicismo. No hay más. Y cuando se interprete esa música extraordinaria, que sea para aportar un sello distintivo, revelador, iluminando perspectivas que enriquezcan al público, al compositor mismo. Con el respeto así debido.
Lo prioritario ahora es construir una identidad propia que nos sitúe en el paisaje de creación sonora a nivel internacional. Queremos tener un sonido característico y distinguible, una propuesta coherente que anticipe la construcción del nuevo vocabulario sonoro. Servir de referencia a la extraordinaria oleada creativa que inunda nuestro continente y de manera más específica en el ámbito hispanoamericano.
Es ésta una cita histórica que Galicia no puede perder. La normalización de la escucha. Una urgencia nacional que avanza en la imbricación de nuestra identidad en un mundo globalizado.
P. Charlando en su día con directores como Johannes Kalitzke, Peter Rundel, Reinbert de Leeuw o Sylvain Cambreling, todo ellos me subrayaban la importancia de esa personalidad a la que se refiere: la consolidación de una cultura sonora, de un estilo que identifique a un ensemble de forma inconfundible (eso, por otra parte, que tanto se dice se está perdiendo en las grandes orquestas sinfónicas en la era de los ubicuos ‘jet-directores’). ¿Qué direcciones interesan a Ramón Souto para lograr ese estilo propio de Vertixe Sonora? ¿Qué señas de identidad le gustaría que conformaran su cultura sonora?
R. Como le decía antes, esta agrupación nace de experimentados intérpretes muy acostumbrados a realizar programas camerísticos de enorme exigencia. Es un punto de partida fundamental. Son en cierto modo autosuficientes y autónomos, con una cultura de la escucha muy desarrollada.
Desde ahí, la propuesta pasa por dejarse seducir por estéticas diversas para con el paso del tiempo ir configurando esa personalidad. En ese sentido el trabajo directo con los compositores es, como ya he dicho, irreemplazable. Otro aspecto fascinante es la relación a establecer con las nuevas tecnologías del sonido. Seguimos explorando. Es un recorrido que no queremos prever.
P. Hoy en día tiene una crucial importancia la difusión de este tipo de proyectos musicales en la red. ¿Qué nos propone Vertixe Sonora al respecto para conocer sus conciertos e interpretaciones? ¿Alguna posibilidad, por otra parte, de grabar un disco para lanzarse en el ámbito fonográfico?
R. Hemos realizado un registro audiovisual de todos los estrenos comisionados por el ensemble que estará a disposición de la audiencia a través de nuestro canal de Vimeo. Pero sobre todo nos interesa la mística del concierto, de asistencia a un acto sustancial e irrepetible. Convocar una reunión, provocar a la sociedad, desafiarla... Nos planteamos registros fonográficos en un futuro cercano.
P. Para concluir, me gustaría conocer los proyectos que Ramón Souto tiene encima de su mesa de trabajo, tanto a nivel de composición como de interpretación y divulgación de la música actual en Galicia, España y Europa.
R. Llevo varios años muy centrado en Vertixe Sonora y me apetece compaginar la relación con este ensemble, que me ha aportado mucho en el crecimiento de mi escritura, con una mayor presencia internacional. En estos momentos estoy ultimando la producción de varios proyectos de gran formato, uno de ellos centrado en la vocalidad. Estoy muy interesado en esta propuesta y estamos estudiando su viabilidad. Se realizaría fuera de España.
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