Discos

Clarinete de hoy en el país del fado

Daniel Martínez Babiloni
miércoles, 31 de octubre de 2012
Clarinete Solo. Nuno Pinto, clarinete. Alexandre Delgado: Langará. João Pedro Oliveira: Integrais II. Paulo Brandão: Colibri. Clotilde Rosa: Divertimento. Antonio Pinho Vargas: Três fragmentos. Ricardo Ribeiro: Intensités. Sergio Azevedo: On the Edge y Tres peças para clarinete solo. Virgílio Melo: Upon a ground I. Candido Lima: Ncáãncôua. CD gravado en los Estudios de los Serviços de Audio da ESMAE-IPP, entre el 14 y el 17 de julio de 2008. Dirección Artística y Producción: Ricardo Ribeiro y Nuno Pinto. Miso Records mcd022.09. //// Clarinet & Electronics. Nuno Pinto, clarinete. Sond’Ar-te Electric Ensemble Soloist. Miguel Azguime: No oculto profuso. João Pedro Oliveira: Time spell. Ricardo Ribeiro: Intensités. Carlos Caires: Limiar. Candido Lima: Ncáãncôua. Virgílio Melo: Upon a ground II. CD de 72’37’’. Recording and mastering: Miguel Azguime. Editing: Nuno Pinto. Software electrónica en vivo de Ncáãncôua: António de Sousa Dias. Software electrónica en vivo de Intensités: Gilberto Bernardes. Miso Records mcd025.11
0,0004356 Los dos compactos que aquí se reseñan no tienen, a priori, más relación que la de estar protagonizados por el excelente clarinetista luso, Nuno Pinto y pertenecer al sello creado por Miguel Azguime, Miso Records. No forman parte de ninguna serie o colección ad hoc. Incluso las carpetillas son diferentes, la de Solo está en portugués e inglés y la de Clarinet & Electronics, únicamente en inglés. No obstante, al indagar un poco más en el contenido, nos damos cuenta rápidamente de que la continuidad y coherencia entre ambos es absoluta: ambos recogen gran parte de los últimos cincuenta años de música portuguesa.

Los autores de los cuales se registra alguna de sus piezas nacieron en las décadas de los 30, 50, 60 y 70 del siglo pasado. Y si alguno de ellos se puede considerar maestro o maestra de los siguientes, no menos importante es el magisterio ejercido por Jorge Peixinho y por el recientemente fallecido Emanuel Nunnes. Además, deja traslucir la herencia de la pianista y percusionista barcelonesa Constança Capdeville -homenajeada este año en el Festival Música Viva, Dar Voz- y la importancia del Grupo Música Comtemporânea Lisboa, fundado por Peixinho y la arpista Clotilde Rosa, de quien aparece Divertimento (1987). Muy pronto, también sale a relucir uno de los nombres fundamentales del clarinete portugués, Antonio Saiote, miembro del GMCL y profesor de Pinto.

Por otra parte, a través de estos dos discos se puede ilustrar aquello de la dialéctica centro-periferia, a la que tan aficionados son algunos teóricos, al considerar lo germánico como centro y el resto como periferia. Aunque no faltan voces que se levantan contra tal concepción para ver el transcurso de la música culta occidental como un todo. Peixinho y Nunes, Clotilde Rosa y Cândido Lima, llevaron a Portugal lo aprendido en las instituciones musicales europeas: principalmente Darmstadt, pero también Colonia, Roma o París. Y tratándose del clarinete, no es extraño que en un par de piezas, Três fragmentos (1985, rev. 1994) de Pinho Vargas y Três peças (2006) de Sergio Azevedo, parezca asomar el viejo Stravinsky. Incluso Messiaen, por aquello de Colibri, “fantasía ornitológica”, de Paulo Brandão -aunque poco tenga que ver con los exóticos pájaros del francés- o la primera de las piezas de Azevedo que quiere retratar el aspecto de “águila de los Cárpatos” del “inventor de uma música de pássaros doidos”: Ligeti.

Otro elemento interesante es el uso del jazz en la música culta postmoderna. Alexandre Delgado con Langará (1992) consigue aunar un estilo lírico, con toques de swing y la ejecución del walking bass en un único, brillante y virtuoso ejecutante. Por el contrario, aparece esta influencia más desdibujada en quien más relación tiene con el jazz, Antonio Pinho Vargas y sus ya mencionados Três fragmentos. En ellos funde una escritura dodecafónica (en cuanto a las doce notas empleadas), cromatismos y la interpolación de intervalos de 2ª mayor y 3ª menor. Tal vez, por reforzar aquello de lo que tantas veces se acusa al serialismo integral, de excesivo cerebralismo, se incluye Integrais II (1986, rev. 1993) de João Pedro Oliveira, obra inconclusa y generada por dicho concepto matemático. ¿Quién dijo Darmstadt?

Un atractivo de estos dos discos es la posibilidad de escuchar la misma obra primero en acústico y después con tratamiento electrónico. Así sucede con Intensités (2001-2009) de Ricardo Riveiro, compositor dentro de la corriente del espectralismo; con Upon a ground I (1987) y Upon a ground II (2001) de Virgilio Melo, pieza basada en el bajo de una passacaglia, en la que el silencio tiene una presencia fundamental; y en Ncáãncôua (1995) de Cãndido Lima, muestra de la preocupación en torno a la relación de la música con la filosofía y la antropología desde una perspectiva multidisciplinar. Lima requiere del instrumentista unos ataques, unas veces a modo de vocalizaciones y otros muy duros y percutidos, para recrear los rituales paleolíticos con ululaciones, gritos, gorjeos, cánticos, soplidos o aullidos. En general la electroacústica proporciona a la pieza acústica mayor complejidad de textura, así como espacilidad y movimiento. Unas veces acompaña al clarinete y otras es parte intrínseca al formar complejos contrapuntos.

Se trata de dos discos que giran en torno al umbral sonoro: de lo acústico a lo electrónico, o simplemente, entre el ruido, el sonido más descarnado y el silencio. De umbrales hablan Limiar (2004) del lisboeta Carlos Caires -preciosa sonoridad por parte del clarinetista- y también On the Edge (2008), transcripción de una pieza para saxo alto de Sergio Azevedo. Umbrales, filos o fronteras que se rompieron, para el clarinete, allá por los años 70 con la extensión de sus posibilidades (multifónicos, armónicos, glissandi, frulatti, sonidos resultantes, sonido y voz, aire, sonidos rotos…, todos aquí presentes) por parte de Jesús Villa-Rojo o por la propia Clotilde Rosa, revisados por el propio Nuno Pinto.

Pinto es un clarinetista de genio, valiente y con gran sentido del humor -vean sus actuaciones con el cuarteto Ad Libitum- y de un grandísimo sonido, sustentado en una técnica de respiración y de emisión impecable, lo cual le permite realizar unos elegantes y tersos legati, a la vez que ser sumamente versátil en amplios intervalos y picados, aunque algunas veces salga malparada la calidad sonora. No obstante, siempre en pos de la música y del argumento de la obra. Es tan elocuente que en cada una de ellas parece acudir a la clásica terna narratológica, introducción, nudo y desenlace, con tal de seducir al oyente. Lo cual consigue con suma facilidad. De ello da cuenta la arrolladora, subyugante y cambiante No oculto profuso (2008-9) de Miguel Azguime, el bucle acústico que se origina en torno a la sensación de repetir una y otra vez el mismo día en Time Spell (2004) de Oliveira y Lanagará: “da maneira apressada e caótica como o português é falado, traduzindo as alterações de três personagens musicais”.

Estos discos han sido enviados para su recensión por Nuno Pinto
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