Obituario

En recuerdo de Konstanze Vernon

J.G. Messerschmidt
martes, 5 de febrero de 2013
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El pasado 21 de enero falleció en Múnich la bailarina y pedagoga Konstanze Vernon, ex-primera bailarina del Ballet de la Ópera de Baviera y ex-directora del Ballet del Estado de Baviera y de la Academia de Ballet de la Escuela Superior de Música y Teatro de Múnich.

Nacida en Berlín en 1939 en el seno de una familia muy ligada al mundo de la música (la madre era cantante de ópera, el padre director de orquesta y crítico musical), estudió danza clásica con Tatiana Gsovsky, Nora Kiss y Serge Peretti, y danza contemporánea en la escuela de Mary Wigman. Solista en la Ópera de Berlín desde 1956 y primera bailarina en la de Baviera desde 1962, trabajó a las órdenes de coreógrafos como Heinz Rosen y John Cranko. Su repertorio abarcó obras clásicas y contemporáneas. En Múnich alcanzó fama como compañera de danza de Heinz Bosl, quien más tarde lo sería de Margot Fonteyn.

Retirada de la danza poco después del fallecimiento de Bosl (1975), se dedicó a la docencia. Reorganizó la enseñanza de la danza clásica en Baviera como primera directora de la Academia de Ballet de Múnich, sucesora directa de la centenaria escuela de ballet de la Ópera y del departamento de danza de la Escuela Superior de Música y Teatro. Junto a su marido, el productor cinematográfico Fred Hoffmann, creó la Fundación Heinz Bosl para la promoción de la enseñanza del ballet.

Entre 1990 y 1998 fue directora del Ballet del Estado de Baviera, recién instituido en lugar del antiguo Ballet de la Ópera. Durante su mandato esta compañía alcanzó éxitos internacionales (por ejemplo en Nueva York), sobre todo gracias a la presencia de solistas de alto nivel como Judith Turos, Kirill Melnikov y, muy particularmente, gracias a grandes estrellas como Elena Pankova y Evelyn Hart. Además de vincular al Ballet de Baviera a bailarines de nivel internacional, Konstanze Vernon dio a la compañía un repertorio basado en tres pilares: los ballets clásicos de Petipa, los neoclásicos de Cranko y la danza contemporánea representada por las coreografías de Hans van Manen.

Después de haber sido vicerrectora de la Escuela Superior de Música y Teatro, dejó la dirección de la Academia de Ballet en 2007, pero siguió activa como docente y directora de una nueva compañía juvenil de danza por ella misma fundada.

Su labor como bailarina, pedagoga y directora de ballet gozó en todo momento del reconocimiento de las instituciones políticas y del público. Sin embargo, en ámbitos musicales y teatrales, así como entre los críticos, el juicio sobre su personalidad artística no fue unánime y no faltaron las controversias, que empañaron especialmente sus últimos años. Como personalidad carismática con gran capacidad de comunicación pública, Vernon contribuyó decisivamente a la notable popularidad de la que gozó el ballet en los medios culturales de la capital bávara en la década de 1990. El entierro de sus restos mortales se celebró en la intimidad el 31 de enero del presente. Descanse en paz.

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