España - Canarias

Raptos de luz

Sergio Corral
jueves, 23 de mayo de 2013
Las Palmas de Gran Canaria, domingo, 19 de mayo de 2013. Teatro Pérez Galdós. Die entführung aus dem serial (El rapto en el serrallo). Música de Wolfgang Amadeus Mozart. Libreto de Johann Gottlieb Stephanie el joven, extraído del libreto de Christoph Friedrich Bretzner ‘Belmont und Costanze oder Die Entführung aus dem Serail’ (1781). Estrenada en el Burgtheater de Viena el 16 de julio de 1782. Edición Bärenreiter/Seemsa. Mario Pontiggia, dirección artística y escénica. Claudio Martin, coreografía y vestuario. Antonella Conte, diseño escenográfico. Alfonso Malanda, diseño de iluminación. Elenco: Mariola Cantarero (Konstanze), José Luis Sola (Belmonte), Luiz-Ottavio Faria (Osmin), Elisandra Melian (Blonde), Juan Antonio Sanabria (Pedrillo), y Rubén Darío (Pachá Selim). Coro de la Ópera de Las Palmas de Gran Canaria (Olga Santana Correa, dirección). Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Alessandro Vittiello, dirección musical
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Acudíamos a la cita con la esperanza de pasar una velada ligera y agradable teniendo en cuenta la obra que nos disponíamos a disfrutar. Lo cierto es que el ambiente con el que me encontré y el espíritu con el que se afrontó -especialmente la primera parte de las dos en que se dividió esta producción- distaban mucho de las expectativas iniciales.

Para empezar, la escasa asistencia de público para una representación del domingo por la tarde volvía a hacernos presente la situación de crisis económica en que vivimos, entre otras posibles causas de tan desolador panorama. Quizá sea cierto que la ópera es para un público minoritario, tal como afirmaba la soprano Mariola Cantarero en una reciente entrevista ofrecida en un diario regional canario. Sí, un público cada vez más minoritario, pese a los esfuerzos tardíos que se hacen por difundir un género que, según muchas voces, adolece de una longeva endogamia y que es precisamente la que puede llevarlo a la tumba, ahora que las circunstancias sociales y económicas ya no le son favorables.

Por otro lado, lo presenciado durante la primera parte nunca hubiera servido para crear afición entre iniciados, porque toda ella resultó gris, descafeinada, sin espíritu, como si los distintos elementos no cuadrasen los unos con los otros. Dirección escénica y actuaciones sin tino ni gracia y una dirección musical que muchos momentos dotaba a la música de Mozart de cierta pesadez, más propia de Wagner que del genio de Salzburgo.

 

El rapto en el serrallo de W. A. Mozart. Teatro Pérez Galdós, mayo de 2013. Dirección escénica, Mario Pontiggia. Dirección musical, Alessandro Vittiello

 

Sólo un detalle puedo destacar sobre los demás y fue la aparición de Cantarero en el escenario. Las cualidades de su instrumento canoro, que ya he elogiado en críticas anteriores, y su entrega aportaron algo de luz y brío “mozartiano” a tanta oscuridad. El torrente de su voz y la desenvoltura mostrada en todas las florituras de las tres arias de Konstanze dieron fe de la categoría artística de la soprano granadina; por lo que no se explica la sorprendente tibieza con que fue recibida la primera de ellas siendo como fue la primera sacudida, la primera sana bofetada tras largos minutos de somnolencia y bostezo.

 

El rapto en el serrallo de W. A. Mozart. Teatro Pérez Galdós, mayo de 2013. Dirección escénica, Mario Pontiggia. Dirección musical, Alessandro Vittiello

 

Las cosas parecieron mejorar tras el descanso. La música ganó brillo y soltura, como corresponde a esta obra, y los demás elementos se conjuraron para llevar este singspiel por donde debía, cerrando la noche el coro de jenízaros poco conjuntado en sus dos intervenciones. Pese a esta segunda parte, los resultados globales no fueron satisfactorios.

A pesar de la incuestionable profesionalidad de todos los artistas daba la impresión de que cierto pesimismo -debido quizá a las difíciles circunstancias que atraviesa el Festival y el sector artístico en su conjunto- se hubiese apoderado de esta producción.

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