España - Euskadi
Auténtico sonido verdiano
Javier del Olivo

Cierra la ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera) este año Verdi con un paso más de su largo proyecto Tutto Verdi. Esta vez ha sido una obra de madurez del genio italiano: La forza del destino. Una obra de madurez que, aunque sirve por un lado para consolidar su maestría, por otro le da pie a explorar otros caminos e incluso será semilla de obras posteriores. Esta experimentación se centra no tanto en el campo musical como en el complejo libreto y en la combinación en él de momentos dramáticos y cómicos, algo ajeno al Verdi precedente.
Sabida es la profunda implicación que tenía el compositor en los textos que firmaban otros, en este caso Francesco Maria Piave, y en La forza esta influencia es muy notable. Aunque en una primera lectura el texto nos parezca confuso por la mezcla de situaciones, aparte del amplio periodo en el que se desarrollan, es palpable en intento verdiano de “modernizar” o adecuar las estructuras de sus obras a lo que en el teatro del momento, segundo mitad ya del XIX, se está llevando a los escenarios europeos y al deseo que existe de romper con arquetipos anteriores. Es, incluso, visible, como bien indica Emanuele Senici en su excelente artículo del programa general de la temporada, una intención de darle un corte novelesco a la historia, donde se entrelacen momentos dramáticos y cómicos en un mismo flujo teatral. De hecho se utilizarán dos fuentes distintas para crear la ópera: Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas y Wallensteins Lager de Schiller. Quizá a los ojos actuales estos cambios no parecen conseguidos pero es indudable que se abren rutas que acabarán en genialidades como Falstaff. Aún así en La forza tenemos todos los ingredientes del Verdi clásico: amores imposibles, padres intransigentes, vengadores de honras mancilladas, en fin, la fatalidad del destino. Todo envuelto por una música de una calidad innegable.
'La forza del destino' de Verdi. Dirección musical: Pietro Rizzo. Dirección escénica: Ignacio García. Bilbao, ABAO, noviembre de 2013
© E. Moreno Esquibel, 2013
Y ese valor musical se vio realzado y brilló como pocas veces en el Tutto Verdi con una orquesta de un ductilidad y un sonido espectaculares. Sin duda la estupenda dirección musical del joven director Pietro Rizzo, que debutaba en la ABAO, hizo que la Orquesta de la Ópera de Parma consiguiera esas altas cotas de virtuosismo. Rizzo extrajo de la orquesta un sonido plenamente verdiano, aterciopelado pero contundente, con perfiles claros y precisos en cada personaje, en cada situación. Su enfoque fue mucho más lírico, más íntimo, que otras versiones que conocemos y aunque pecó un par de veces de excesivo volumen que tapó alguna voz, siempre estuvo atento al escenario y, sobre todo, en el número del “rataplán” estuvo brillantísimo moderando el fragor de la marcha. Junto al director musical y a la orquesta destacaría de esta función el muy estimable trabajo del Coro de Ópera del Bilbao, que dirige Boris Dujin. Todo el conjunto sonó bien empastado, con volúmenes adecuados, con todas las cuerdas a excelente nivel. Su mejor trabajo de los últimos tiempos.
'La forza del destino' de Verdi. Dirección musical: Pietro Rizzo. Dirección escénica: Ignacio García. Bilbao, ABAO, noviembre de 2013
© E. Moreno Esquibel, 2013
En el apartado de solistas la tónica general podemos calificarla de correcta. A destacar el trabajo del tenor Roberto Aronica en el papel de D. Álvaro. Su voz corrió sin problemas por el Euskalduna y sus agudos, aunque con alguna duda en las notas de apoyo, siempre fueron limpios y brillantes. Fue el que mejor transmitió con su voz el dramatismo y los conflictos del personaje. Chiari Taigi también fue, dramáticamente, una buena Leonora aunque su actuación musical fue mucho más irregular. Lució un fiato y unos reguladores impecables pero sus agudos sonaron la mayor parte de las veces sin brillo y no estuvieron a la altura de lo esperado. Defendió con entrega la bellísima aria 'Pace, pace, mio Dio' pero su canto nunca arrebató y a veces no superó la barrera de la orquesta. Vladimir Stoyanov es un barítono habitual en las últimas temporadas de la ABAO. Esta no ha sido una de sus mejores actuaciones. Aunque sigue ahí su elegante fraseo verdiano esta vez le ha faltado dramatismo, garra, transmitir con su voz la sed de venganza de D. Carlos. Esto, unido a un volumen escaso ha desdibujado su personaje aunque el impulso de Aronica ha hecho que mejorara en el dúo del último acto. Muy bien la debutante en la ABAO Ana Ibarra como Preziosilla. Aunque su papel no es de lucimiento dramático si que supo darle un toque menos folklórico de lo habitual. Vocalmente estuvo muy correcta, con una voz clara, bien proyectada y con agudos bien resueltos. El bajo Ievgen Orlov asumía dos papeles: el más breve de Marqués de Calatrava y el de más peso como Padre Guardiano. Es su voz un poco cavernosa, como colocada un poco atrás y no suena con el brillo deseable pero resolvió con corrección sus intervenciones. Muy aplaudido fue el Fray Melitone de Bruno de Simone. Con voz potente y clara, bien modulada, estuvo muy acertado en su planteamiento escénico y sus intervenciones, unido a la música que creo para el personaje Verdi, nos hacen recordar la rica tradición buffa del teatro italiano. Gustaron Jon Plazaola como Trabuco, Marifé Nogales como Curra y Fernando Latorre como alcalde. Correcto David Aguayo como cirujano.
'La forza del destino' de Verdi. Dirección musical: Pietro Rizzo. Dirección escénica: Ignacio García. Bilbao, ABAO, noviembre de 2013
© E. Moreno Esquibel, 2013
La ABAO se ha atrevido, en estos tiempos de crisis, a presentar una producción propia y este hecho debe tener nuestra admiración y reconocimiento. La firma Ignacio García. Lo más destacable de su trabajo es el planteamiento que presenta para resolver algunas escenas. Señalaría, entre otras, dos: La primera incorporar la obertura, escrita por Verdi para la revisión que hizo en 1869, no al comenzar el espectáculo, como es habitual, si no después del I acto. La música de esta obertura, que marca con ese fragmento que todos recordamos “la fuerza del destino”, suena perfectamente enmarcada al empezar el II acto, como demostrando que cada vez que suenen esos compases la rueda de la fatalidad dará una vuelta más hasta llegar al trágico final. El otro acierto destacable es el tratamiento de la escena del rataplán. Una escena claramente bélica incluso agresiva y que García hace contrastar, mediante un movimiento de elevación del escenario y ayudado por una dirección musical que dulcificó claramente coro y orquesta, con un hospital de campaña, como queriendo plantearnos que las arengas bélicas tienen luego sus terribles consecuencias. Fueron también acertados los movimientos de coro y solistas y teatralmente la obra fluyó bien. La acción es trasladada a una España de los años 30 sin una definición clara de zona o bando de combate y siendo la aportación más significativa la plasmación del enfrentamiento absurdo y fratricida (como el del libreto) que implica toda guerra civil. Nada destacable en la escenografía de Tiziano Santi, que si no fuera por algunos elementos de atrezzo valdría, como tantas otras producciones actuales, para otra ópera de semejantes características. Adecuado el vestuario que firman García y Cesidio Niño y que en parte ha sido reciclado de los fondos de la propia ABAO. Correcta la iluminación de Bogumil Palewicz.
Comentarios