Estados Unidos
Escena mediocre, buenos cantantes
Horacio Tomalino

La gran expectativa que generó la nueva producción escénica de La Traviata de Giuseppe Verdi presentada esta temporada por la Lyric Opera y para la cual fue convocada Arin Arbus se esfumó apenas se levantó el telón y se constató que la directora de escena decidió convertir la fiesta del primer acto en la casa de Flora en una especie de cuento de hadas donde la protagonista y los invitados llevaban alitas -en el caso de Violeta también una varita mágica- decadentes pelucas estilo María Antonieta y enormes flores en el cabello en medio de una mesa repleta de dulces multicolores propias de la neoyorquina tienda Magnolia Bakery. Después de esta indigestión de alas y cupcakes, la primera escena del segundo acto se tornó minimalista al extremo dando paso en la escena de la fiesta a una bacanal de color donde se mezcló un estilo Segundo imperio de decadentes toques modernos, con esqueletos de toros y matadores que asemejaban drag queens. Para el último acto, Arbus nuevamente recurrió a un escenario vacío donde culmina sus días la protagonista. El resultado supo a una mezcla mediocre que no logró convencer a nadie y donde la historia que se estuvo narrado terminó perdiendo intensidad a pesar de los intentos de la partitura verdiana por vencer a este pasticcio -dramáticamente hablando- de bajas calorías.
Felizmente el alto nivel de los cantantes compensó el espectáculo falto de interesantes ideas que se ofreció sobre la escena.
Marina Rebeka como Violetta en el primer acto de 'La traviata' de Verdi. Dirección escénica: Arin Arbus. Dirección musical: Massimo Zanetti. Chicago Lyric Opera, 2013.
© Todd Rosenberg, 2013
A cargo del rol protagónico, Marina Rebeka compuso una Violetta de altísimo nivel durante toda la función. De voz lirica-ligera, la soprano letona hizo un primer acto de exultante vocalidad luciendo una voz de grato esmalte, extensa y homogénea que coronó con un ‘Sempre libera…’ de agilidades precisas y bien proyectadas. Su ‘Addio dal passato…’ supo presentar con buenos recursos histriónicos el dolor de la protagonista ante la presunción de la próxima muerte y en el concertante ‘Alfredo, Alfredo, di questo core…’ destacó por un canto legato exquisito y refinado. Si bien en el último acto a la voz pareció faltarle peso, Rebeka con mucha inteligencia supo dotar a su caracterización de interesantes acentos dramáticos que redondearon una labor ampliamente meritoria y celebrada una vez caído el telón.
Joseph Calleja tuvo un desempeño excelente caracterizando a un enamorado Alfredo de referencia que se situó algunos peldaños por encima de los demás miembros del elenco. Con seductor timbre, el tenor maltés cantó de forma elegante, expresiva y matizada cautivando de la primera a la última nota. Fue además un intérprete totalmente compenetrado en la composición de su personaje. ¡Bravo!
Joseph Calleja como Alfredo y Marina Rebeka como Violetta en 'La traviata' de Verdi. Dirección escénica: Arin Arbus. Dirección musical: Massimo Zanetti. Chicago Lyric Opera, 2013
© Todd Rosenberg, 2013
A Quinn Kelsey debe reconocérsele una voz de gran caudal y encanto tímbrico que domina con interesantes recursos técnicos. Sin embargo, su Giorgio Germont aunque de gran dignidad resultó vocalmente inmaduro, de fraseo deficiente y de poco clara articulación, calificativos de los que sólo se salvo un ‘Di Provenza…’ de un nivel vocal muy por encima de su desempeño en el resto de la ópera.
Todos los roles secundarios defendieron su cometido con gran corrección.
Al coro de la casa se lo escuchó en un gran nivel vocal y bien predispuesto a dejarse llevar por las indicaciones del director de escena.
Escena del primer acto de 'La traviata' de Verdi. Dirección escénica: Arin Arbus. Dirección musical: Massimo Zanetti. Chicago Lyric Opera, 2013.
© Robert Kusel, 2013
Desde el foso y al frente de la orquesta de la casa, el maestro italiano Massimo Zanetti hizo una lectura de apabullante brillantez, llena de energía y bien concertada a la cual sólo pudo reprochársele algunos tiempos excesivamente rápidos.
Como comentario final merece precisarse que la ópera fue presentada por primera vez en la casa con todos sus cortes abiertos.
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