Entrevistas

“Fomentar la mediocridad es corrupción intelectual”

Paco Yáñez
martes, 28 de octubre de 2014
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En la primera parte de nuestra entrevista con Jorge Berdullas del Río (Vilagarcía de Arousa, 1960), el compositor y percusionista gallego se adentró en los motivos artísticos y personales que lo han llevado a construir sus inmensas partituras multitemporales, relatándonos las etapas que condujeron desde sus primeras obras hasta su más reciente composición: Sunt Illiae (2006-13), cuyos presupuestos matemático-musicales desgranó para nosotros, ahondando en conceptos clave dentro de su creación como multitemporalidad, puntos de sincronía, tonalidad, espacialización o cuarta dimensión musical, además de adentrarse en debates siempre vigentes como el de la definición de la belleza. Además, rememoró su etapa de formación y el entorno generacional de sus primeras obras en Galicia, así como el nacimiento y desarrollo de la Asociación Galega de Compositores, de la que es miembro fundador desde 1987.

En esta segunda parte, Jorge Berdullas nos cuenta las fases en las que se crea una obra de la magnitud de Sunt Illiae, partitura que para él condensa el espíritu de nuestro tiempo, del cual el artista -afirma- debe actuar como verdadero médium si quiere resultar significativo. Hace un especial hincapié en la presencia de la voz en sus últimas obras, así como en las técnicas vocales que utiliza. Nos adentraremos en los problemas de interpretación y logística que pueden comportar tan particulares partituras, así como en la situación de la musica en Galicia, con la que Berdullas es muy crítico, especialmente en lo que a las orquestas se refiere. Repasando algunos de sus referentes en la historia de la composición, conoceremos uno de los aspectos más característicos de su pensamiento musical: la no determinación apriorística del sonido resultado de sus estructuras matemático-arquitectónicas; un camino que dice basado en la ciencia y que sienta ya las bases de una futura obra en la que intuye un cambio radical con respecto a lo hasta ahora creado, una nueva etapa de mayor masividad, con tempi inéditos, y un orgánico que comprenderá cien directores y cien grupos vocal-instrumentales.

Paco Yáñez. Una persona que no conozca su obra se estará preguntando cómo se construye una partitura así, en qué pasos evoluciona, qué etapas sigue.

Jorge Berdullas. Sunt Illiae es un homenaje a la cifra, al número, ya que el número está en nuestra vida, y sobre todo en los tiempos que corren, en los que todo son números: números de las cuenta corrientes, la información digital toda está basada en números, códigos, teléfonos, números de las alarmas..., todo son números, el número es un lenguaje universal, y hoy en día más que nunca. Sunt Illiae respira y capta ese ambiente, porque yo creo que lo que un compositor tiene que hacer es captar su momento, el espíritu de su tiempo. Yo creo que el compositor que mejor capte el espíritu de su tiempo es el creador más importante de su época. Mahler creó sus obras porque captó a la perfección el espíritu de su tiempo, el cambio de siglo, todas aquellas revoluciones, todos aquellos cambios sociales que pasaron del carro de caballos al coche, la revolución industrial...; todo eso Mahler lo asimiló y lo tradujo en sus partituras tan masivas. Para mí, el tema de la multitemporalidad hoy en día es fundamental, porque lo vemos en todo: lo vemos en internet, en multitiempos conectas con otras franjas horarias, ves la televisión con otras temporalidades que te hablan de otros países y de otras épocas... Hoy en día hay un abigarramiento, una superposición de información terrorífica, todo es masivo; entonces, yo creo que Sunt Illiae refleja todo ese mundo de saturación, de información, de todo, estamos saturados. Mi obra también responde a ese estímulo de saturación completa; y, claro, para crear una obra con esos presupuestos me hicieron falta treinta directores, lógicamente; yo creo que es algo que me salió, incluso te diría que las obras musicales funcionan como el título del segundo de los interludios de Sunt Illiae, el dedicado a Anton Bruckner: es el sphyns, la estructura etérea del mundo; y el sphyns de mi época me llevó a crear esto. Yo no creo que haya hecho nada; yo incluso creo que soy el médium, es como si me hubiesen elegido a mí, como si ese espíritu, el de Sunt Illiae, ese ente, esa energía suprema, me hubiese elegido a mí. Sunt Illiae dijo: donde hay un tío incorruptible, un cabezón y un tío que tenga la salud de un toro para estar ocho años trabajando como un desgraciado, y entonces voy a salir por ahí. Nosotros somos como bombillitas, como polos, y está la energía sublime por ahí arriba y por dónde baja a la Tierra, pues tiene que buscar el tío que le convenga, y yo creo que Sunt Illiae me utilizó. Yo fui elegido por Sunt Illiae, para empezar; bueno, por toda mi obra.

¿Y cómo la hice? Pues primeramente tuve que estructurar, como es una obra tan compleja, todos los elementos por separado: alturas por separado, valores por separado y las multitemporalidades por separado. Y eso me llevó un trabajo inmenso; porque, claro, si yo tengo que crear una obra con toda esa variedad de elementos tan complejos y tan intrincados, todos de una vez, sería imposible. La obra se hizo en varias vueltas: primero se hicieron los esquemas multitemporales, después se hicieron los valores, después se hicieron las alturas, con la multidinámicas, y para terminar, lo último son los cocientes, que son los compases. Es la única manera de desarrollar semejante estructura. También me gustaría destacar que todas mis partituras están escritas a mano, no utilizo el ordenador para componer, cada partitura es única y en ella quedan los rastros de todas las etapas en que se compone, que después tengo que borrar en la última vuelta.

Paco Yáñez. El texto, ¿en qué momento lo determina?

Jorge Berdullas. Con las alturas, y es el texto inspirado en la Aritmología de Kircher. Todas mis obras orquestales, a partir del año 1990, llevan voz, salvo Aevum, porque yo creo que la voz es un elemento indispensable: cuando estamos hablando de este tipo de estructuras tan matemáticas y tan férreas, yo creo que la voz le da una calidez, una proximidad humana. Yo la voz la empleo como un color, como un elemento de proximidad. La voz tiene muchísima importancia en El Apocalipsis según San Juan, o en Alogón, donde tiene una importancia fundamental. Es un elemento para darle cierto toque de cercanía, de humanidad, de calor. A lo mejor, esto está influido porque yo en los años setenta empecé a escuchar Mahler, y la Octava sinfonía de Mahler es una obra que me marcó profundamente. Recuerdo haberla escuchado en el año 1976, y me compraba los discos en esos años, y mi primer disco de Mahler fue la Octava por Bernstein, de la CBS, y esa obra me marcó. Y después me marcó otra obra a finales de los setenta y principios de los ochenta, que fue la Sinfonia de Luciano Berio. En las dos las obras la voz es algo fundamental; y puede que inconscientemente eso esté ahí.

Paco Yáñez. ¿Cuántos de los treinta grupos de Sunt Illiae son corales?

Jorge Berdullas. Diez.

Paco Yáñez. ¿Y en condiciones óptimas, de qué cantidad de cantantes estaríamos hablando?

Jorge Berdullas. Pues esto depende de las versiones; si la plantilla es la más amplia, estaríamos hablando de unas trescientas voces, más o menos.

Paco Yáñez. Dice que utiliza la voz como un color; pero en cuanto a técnicas vocales, ¿hay canto, sprechgesang, recitativo...?

Jorge Berdullas. No, es simplemente canto con alturas puras.

Paco Yáñez. ¿Utiliza algún procedimiento melódico?

Jorge Berdullas. No, interválico... Eso de lo melódico, ni me lo menciones... Todas mis obras previas tienen experimentación con la voz: está el caso de Alogón, que es una experimentación brutal de todos los recursos de la voz; está Axis mundi, donde hay una mezcla entre voces entonadas y hay unas voces parladas; está Res Facta, que tiene un gran grupo de voces entonadas y otro gran grupo de voces con unas transformaciones fonéticas inmensas; en El Apocalipsis según San Juan están los doce recitadores hablando continuamente, aparte de las voces habladas y de las voces recitadas... Para mí, la voz es fundamental; a mí no se me ocurre una obra orquestal que no lleve voz, no me cabe en la cabeza.

Paco Yáñez. Y, sin embargo, llama poderosamente la atención que todas estas últimas obras tan potentes, tan densas, tan andamiadas teóricamente, permanezcan silentes, que no se hayan escuchado nunca, ni siquiera en Galicia; y que su música en los últimos años apenas haya contado con más de una obra en los conciertos del ensemble s21 o en el monográfico que en 2010 interpretó el Grupo Dhamar. ¿A qué cree que se debe esto?

Jorge Berdullas. Pues qué quieres que te diga... Yo creo que Galicia, actualmente, tiene la música que se merece, ni más ni menos. No creo que Galicia sea un territorio para que se escuche Sunt Illiae ni otras propuestas de este tipo, falta mucho para llegar ahí. Lo siento, pero es así: no creo que Galicia reúna las condiciones hoy en día, ni es el lugar adecuado para este tipo de creaciones.

Paco Yáñez. ¿Hasta qué punto no puede ser un problema de complejidad excesiva o de no ejecutabilidad de su propia obra; o, en el otro extremo, que haya una deficiencia a nivel interpretativo, una falta de nivel para lo que usted exige?

Jorge Berdullas. Sí, hay una falta de nivel, pero también una falta de respeto por sus creadores. La música gallega está inmersa en una mediocridad alarmante; y para mí fomentar la mediocridad es corrupción intelectual, y esto es lo peor que le puede ocurrir a una región. Y digo región; porque, claro, para que sea un país tiene que respetar y valorar a sus mejores creadores; y si no lo hacen, no creo que sea un país. Yo creo que es una región paleta y papanatas, y qué le voy a hacer; es un accidente el haber nacido aquí.

Paco Yáñez. Hablando de sus obras con otros compositores, y pienso en Emmanuel Nunes, en José María Sánchez-Verdú, pero especialmente en el gallego Canco López [Sarria, 1964], él, que decía calibrar muy bien cuándo una obra es ejecutable, repasando la partitura de su obra para violonchelo Metamorfias II, afirmaba que estaba en el límite de lo ejecutable, y para eso con un gran violonchelista que le dedicara meses de ensayo.

Jorge Berdullas. Y Metamorfias II es una obra que escribí en el año 1988.

Paco Yáñez. Y recordemos que cuando el Grupo Dhamar interpretó en 2010 el estreno de su trío Periphonos, ya le había supuesto un exhaustivo trabajo de meses...

Jorge Berdullas. Y es una obra de 1989. Sí, lo sé bien, el trabajo que hicieron.

Paco Yáñez. ¿No cree realmente que está demandando en estas obras, y no digamos en otras mucho más complejas, como PROUN o Anástasis, un esfuerzo que va más allá de lo físicamente posible?

Jorge Berdullas. No. Yo creo que todo ese tipo de obras es más difícil hacerlas que tocarlas. Y si yo las pude hacer, y si están escritas, ¿por qué no se van a tocar? Es muy sencillo.

Paco Yáñez. ¿Pero ha practicado de algún modo esas técnicas, ha trabajado con intérpretes que lo pudieran orientar sobre su ejecutabilidad?

Jorge Berdullas. Pues claro, si yo las escribo sé exactamente que se pueden hacer, lógicamente; si no, no las escribiría. Pero bueno, sabes que muchos autores europeos hacen sus obras y se conforman con que suene el 40% de lo que han escrito. Yo creo que un compositor lo que debe intentar es la permanencia en el tiempo; si no, no me siento ni a la mesa. Si yo me tengo que sentar a la mesa para hacer algo que realmente sé que no tiene valor, no me siento. Yo cuando me siento a la mesa es porque voy a hacer algo que realmente creo y sé, por mi formación y mi experiencia de treinta años como autor, que merece la pena y que tiene valor.

Paco Yáñez. Y si cree que puede crear algo de valor, ¿por qué su continuo rechazo a algunos encargos de ensembles que le han llegado en los últimos años?

Jorge Berdullas. Yo me muevo por lo que me pide mi talento: si mi talento me pide una cosa, me dirijo a ella y no pierdo el tiempo con otras cosas. La vida es muy corta, pasan los años muy rápido, yo ya tengo 54, y estoy contento de lo que hice, y ahora menos todavía perdería el tiempo con cualquier encargo, ahora no perdería el tiempo con nada; y si me embarco a hacer otra obra, será una obra el doble de majestuosa e inmensa que Sunt Illiae; todo para perpetuar mi megalomanía desenfrenada.

Paco Yáñez. En todo caso, si en el terreno de los ensembles la situación con respecto a su obra es de muy pocas ejecuciones en los últimos años, en el terreno orquestal es ya realmente desoladora, pues ninguna de sus partituras orquestales ha sido interpretada. Esto contrasta con la aparición en las últimas décadas de dos orquestas profesionales en Galicia, que sí han estrenado obras orquestales de compositores gallegos actuales. ¿Han manifestado estas formaciones algún interés por la obra de Jorge Berdullas?

Jorge Berdullas. No. Las dos orquestas que hoy en día hay en Galicia, para mí son irrelevantes, son poco más que dos orquestas de baile en cuanto a trascendencia cultural. Lo único que me duele de estas orquestas es que sirvieron como excusa para que una red de directores, solistas y gerentes se llevaran unas nóminas del erario público bastante considerables. Por lo demás, para mí son dos productos que nada tienen que ver con lo que debería ser una orquesta como servicio público serio en un país.

Paco Yáñez. ¿Qué entiende usted por «servicio público serio»?

Jorge Berdullas. Pues un servicio público serio sería coger nuestra cultura orquestal, los elementos más importantes de nuestra cultura, y trabajar en pos de ellos; no trabajar para fuera, sino trabajar creando nuestros proyectos más importantes y llevarlos a cabo con esfuerzo y con dedicación. Pero, claro, si se limitan a hacer obras de gente que está empezando, pues así nunca se va a crear nada serio... Aparte de los clásicos populares a los que nos tienen acostumbrados; clásicos populares que yo me compraba en los años setenta en los quioscos y que eran mucho mejores que lo que ellos pueden dar hoy en día: tú escuchas esas grabaciones de la Filarmónica Checa con Václav Neumann que salían en los coleccionables, y eso son versiones como la copa de un pino, cosa que estas orquestas nunca llegarán a ese nivel, y estamos hablando de cuarenta años atrás. Entonces, para mí, te repito, son dos proyectos fallidos que no aportan realmente nada importante y que para mí no significan nada; simplemente son la excusa para que una serie de directores, solistas y gerentes cobren un dinero público bastante considerable; dinero público, algo que es serio. Y aquí no me refiero en ningún caso a los músicos de las plantillas, yo de los músicos no digo nada.

Paco Yáñez. Supongo que, tal como lo cuenta, debe ser frustrante para usted el hecho de que, teniendo obras que considera ejecutables por estas orquestas, después se encuentre temporada tras temporada con que se vuelve a programar la Sinfonía Nº 40 de Mozart por séptima vez, o el Concierto “Emperador” de Beethoven por sexta, o la Italiana de Mendelssohn por quinta ocasión...

Jorge Berdullas. Lo repito: para mí son poco más que dos orquestas de baile, no aportan nada importante, no trabajan a nivel serio por la cultura de nuestra región-país; y realmente no sé como definirlo, porque para que un territorio tenga la denominación de país, lo primero que tiene que hacer es respetar lo bueno que se hace en ese país; y si no lo respetan, pues que no se llame país, que se llame región, o lo que sea; pero si no hacen lo bueno y lo ambicioso, obras de autores que están en su madurez, en vez de dedicarse a hacer obras de gente que están empezando, pues es una vergüenza, es muy triste, y vuelvo a decir que lo que más me fastidia es que todo eso se haga con los cientos de millones de euros que se llevan gastados del presupuesto público en todos estos años.

Paco Yáñez. ¿Cree usted, de este modo, que se acaba deformando la imagen de la música contemporánea que se traslada al oyente?

Jorge Berdullas. Lógicamente: el espectador ve esa pobreza de presupuestos y piensa que la música contemporánea es una basura. Si lo que le presentan como música contemporánea son proyectos raquíticos, ridículos, cutres, pastiches, entonces la gente qué dirá, pues que la música contemporánea es una basura. Las orquestas no están a la altura de su tiempo, y es una pena, porque son dos proyectos fallidos.

Paco Yáñez. ¿Alguno de los directores que han tenido tanto la Orquesta Sinfónica de Galicia como la Real Filharmonía ha visto alguna de sus partituras? 

Jorge Berdullas. Sí, pero no hay mayor interés. Yo, hace años, les tengo llevado alguna partitura, pero bueno, no quieren complicarse la vida, quieren la vida fácil y contentar a cierto público con música cuasi ligera, y mientras todo eso se pague con dinero público, pues todo va sobre ruedas; para qué se van a complicar la existencia, si el dinero de los contribuyentes fluye a raudales aun en tiempos de crisis; véanse las grandes orquestas americanas que se mantienen con el dinero que reciben de sus abonos y de sus mecenas particulares, sin necesidad de dilapidar dinero del contribuyente, al que no se le consultó por qué invertir en esos fines.

Paco Yáñez. En 2010 dejó usted un titular en una entrevista para el número 39 de la desaparecida revista Cavatina que provocó no pocos comentarios, y que se relaciona de algún modo con esto que nos cuenta. Decía entonces: «Mi música está doscientos años por delante de cuanto me rodea». ¿Sigue pensando lo mismo? 

Jorge Berdullas. Sí, claro, abiertamente. Soy el primer autor en trabajar con multitemporalidades en España, y no sé si en Europa; y sí, yo creo que sí. La música en España se reduce a cuatro franquicias: tenemos la corriente alemana, que toda una serie de compositores practican; tenemos la corriente francesa, que otros compositores practican; tenemos la corriente americana, que siempre tuvo vigencia aquí; y, últimamente, estoy viendo que en España también se está imponiendo la corriente inglesa, vía Birtwistle. Lógicamente, yo estoy fuera de todos esos elementos; para mí la música es pensamiento, es raciocinio, es ciencia. Tampoco estoy muy de acuerdo con lo que ocurre con la música en España. No tengo relación ninguna, en absoluto, con la música española. Y entonces, lógicamente, pues sí, me reafirmo en aquellas palabras, porque estoy trabajando en un sistema científico, en la música como ciencia, como pensamiento elevado, un pensamiento puro de la realidad, y sigo un camino muy autónomo y muy complejo. De eso también da fe mi escaso opus, mi escaso número de obras: Sunt Illiae es el opus 26, después de treinta años de trabajo continuado.

Paco Yáñez. Habla usted de que tiene un sistema de trabajo en términos científicos, pero ha dicho en alguna ocasión que no se imagina, que no anticipa cuál sería la sonoridad de esas obras monumentales, algo que no es habitual en el pensamiento de un compositor. Es decir, no busca anotar un sonido, sino que crea una red matemático-musical y el sonido será un resultado de esos cálculos, pero no concebido a priori.

Jorge Berdullas. Yo no trabajo con la oreja, yo trabajo con la cabeza. Yo no trabajo como un pianista, yo trabajo como un arquitecto o como un matemático; para mí trabajar de otra manera es muy limitativo, si yo tengo que trabajar como un pianista o imaginando los sonidos que salen de mi cabeza, pues eso sería algo que me limitaría muchísimo, no podría crear esas grandes estructuras, sería imposible. Entonces, para mí el resultado sonoro será un resultado de lo que yo puse como raciocinio intelectual en la partitura; y eso hay que respetarlo: lo importante es la creación, que la obra exista, darle salida a esas estructuras. Es más importante darle salida a esa obra que conformarse con la experiencia auditiva, porque la experiencia auditiva viene dada, a fin de cuentas, con la repetición: una obra, si se interpreta cincuenta veces, te parece una cosa muy distinta que si se interpreta una sola vez. Lógicamente, yo me encargo de darle coherencia; eso está asegurado desde que empiezo a trabajar, con planos, con mappings, con todo tipo de elementos. Date cuenta que los sucios de Sunt Illiae me ocupan casi tres archivadores.

Paco Yáñez. Sin embargo, pese a estar todo tan especificado, subsiste el problema de la logística, la posibilidad real de interpretar partituras así. ¿Tiene la esperanza de llegar a escuchar sus obras orquestales en vivo alguna vez en su vida?

Jorge Berdullas. Bueno, yo creo que si salieron de mi mano será por algo. Vamos a tener confianza y, no obstante, yo crecí mucho haciéndolas, yo crecí interiormente, para mí el hacer una obra de ésas es una experiencia que me gratifica interiormente, es como si pasa por ti una fuerza superior que se materializa en una obra de ese tipo; y, entonces, el hecho de haber realizado por mi mano semejantes monumentos, pues ya me doy por recompensado, prácticamente.

Paco Yáñez. ¿Y no le amarga que semejante esfuerzo se quede después en el silencio?

Jorge Berdullas. En silencio, mientras permanezcan; ya llegará su día... Wagner se tiró toda su vida huyendo de los acreedores y le llegó su oportunidad a los 55 años, cuando apostaron por él, poniendo mucho dinero. Muchos autores empiezan a despegar realmente a nivel mundial a los 60; y claro, yo reconozco que las mías son obras muy importantes y muy serias, donde hay que poner mucho dinero, muchos recursos y mucho tiempo. Pero te repito: es más difícil hacerlas que montarlas.

Paco Yáñez. Cuando firmó la última página de Sunt Illiae escribió un texto en el que hacía referencia a Le Sacre du printemps, de cuyo estreno se cumplían en 2013 cien años, explicitando en aquellas palabras su deseo de que Sunt Illiae significara para el siglo XXI lo que el ballet de Stravinsky representó para el XX. ¿En qué sentido?

Jorge Berdullas. Sunt Illiae fue escrita entre 2006 y 2013. 2013 marcó el centenario de La consagración, y me pareció una buena rúbrica al terminar la última página el nombrar esa obra tan mítica que fue para el siglo XX. Yo deseo que Sunt Illiae sea para el siglo XXI lo que La consagración fue para el siglo XX: viendo los presupuestos técnicos de La consagración y viendo los presupuestos técnicos de Sunt Illiae se ve claramente que han pasado cien años, no tiene nada que desmerecer mi Sunt Illiae del 2013 con La consagración de 1913. Además, 2013 es un año mítico por el bicentenario del nacimiento de Richard Wagner, y Sunt Illiae tiene dos interludios, uno dedicado a Wagner y otro dedicado a Bruckner. O sea, que se mezclan ahí muchos conceptos, muchas carambolas para enraizarla con estos elementos tan importantes.

Paco Yáñez. Pero hablamos de Stravinsky, de Wagner y de Bruckner; ¿no hay ningún compositor actual que le inspire algo, al que se pueda referir, del que se sienta próximo?

Jorge Berdullas. En los años ochenta seguí todas las estéticas de la vanguardia; tengo una obra dedicada a Edgar Varèse; pero bueno, es lógico que a mi edad uno ya no siga ninguna estética contemporánea, y las escucho poco... Son cosas que pasan con la edad: uno se hace independiente y se centra cada vez más en su trabajo y olvida más lo que lo rodea. Y, además, Stravinsky es una figura que es inmortal; y Bruckner y Wagner, pues qué vamos a decir; y entonces, claro, son figuras tan importantes que lógicamente son inevitables; los otros ya forman parte de la historia de la música, lógicamente, pero como me tocan más cerca, pues pienso más en mi obra que en lo que me rodea.

Paco Yáñez. Cita esos dos interludios, cuyos títulos son: Plectrum, el fuego creador de la vida (interludio homenaje a Richard Wagner) y Sphyns, la estructura etérea del mundo (interludio homenaje a Anton Bruckner), y si repasamos los títulos de los movimientos de Sunt Illiae, cuyo subtítulo es: Letras numerales que contienen los misterios del genio solar, nos encontramos nombres realmente llamativos: Baalsumith, protopadre y señor de los cielos; Mágica isosefia en la que la palabra transmuta en número; LI, S. Libertad salvadora o salvación de los libres; Midras, a quien llamaban alma solar. Con su número isósefo 365 moderaba con su fuerza el ciclo anual; Oromazen versus Arimanio. La lucha permanente entre la luz y la oscuridad; ¡¡Maxei, oh Dios Sabaoth!! Invoco protección al señor de los ejércitos de las estrellas; El padre Bel es para mí un gigante de cien brazos; Agla, mágica y oculta admonición entre el bien y el mal. Los cinco Dioses, Zahel y Raphan; La esfera de Biante. Cuando el número decide entre la vida y la muerte (In memoriam ás víctimas da traxedia acaecida na curva da Grandeira na localidade de Angrois o día 24 de xullo do ano 2013); Damnamentis o el dominio de la luz. Intuyo oír la prefiguración espectral de Aisia. De diez a diez mil veces tres. En su mayoría se refieren a deidades de la antigüedad, ¿hay algún tipo de interés religioso en su obra?

Jorge Berdullas. Simplemente seguí la Aritmología de Kircher, y escogí las deidades y los nombres antiguos que me parecieron más evocadores con respecto al espíritu de la obra, simplemente eso, se relacionaban muy bien con las intenciones que yo tenía.

Paco Yáñez. Estamos ya en 2014 y, aunque parezca imposible, este año marca el comienzo de una nueva obra que pretende superar en monumentalidad a Sunt Illiae. ¿Qué se plantea en esta nueva partitura?

Jorge Berdullas. Estoy trabajando en nuevas temporalidades, que serían temporalidades inéditas. Todas las temporalidades de mi obra a partir de los años noventa son inéditas, nadie trabajó en velocidad 6’666666, eso nadie en la historia de la música; y si alguien trabajó, no lo resolvió: tú ves obras como el Gruppen de Stockhausen y los tres directores dependen de un código de estrategias entre ellos, esas temporalidades no están resueltas en la obra, simplemente figuran pero no están resueltas, es un código entre un director principal y dos que se reflejan en él. Yo estoy trabajando en tiempo real, estoy trabajando en tiempo.

Al acabar Sunt Illiae completé treinta años de trabajo continuo, sin descanso; y entonces ahora, vista la edad que tengo y que Sunt Illiae me castigó un poquito, pues la siguiente obra me la voy a tomar con más calma, y seguramente podremos estar hablando de una futura obra dentro de diez o doce años. Eso sí, no sé nada de ella, sé que va a haber cerca de cuatrocientas temporalidades claras, es lo único que sé: cuatrocientas velocidades nuevas, y que la plantilla va a ser mucho más masiva que Sunt Illiae; o sea, que Sunt Illiae parecerá música de cámara al lado de la que pretendo hacer. Y, aparte de eso, va a haber un cambio radical en mi manera de trabajar: Sunt Illiae cerrará una etapa, que duró hasta ahora, y a partir de ahora será una etapa mucho más compleja. Pero, claro, espero que Dios me dé salud para poder hacerla porque estoy trabajando solo; en caso de que trabajara con más gente, pues sería más fácil llevarla a cabo, pero al trabajar solo... Calculo unas hojas de unos cinco metros de alto cada una, más o menos, e infinitas horas de trabajo; pero, repito, me lo tomaré con mucha más calma, y si Sunt Illiae me llevó ocho años, pues la siguiente obra me llevará de doce a dieciséis.

Paco Yáñez. ¿De cuántos grupos y directores hablamos?

Jorge Berdullas. No sé, yo me plantearía más de cien, en principio. Pero, bueno, eso está por ver; sólo sé que completará mi particular tetralogía, junto con las tres anteriores grandes obras.

Paco Yáñez. Pues emplazados quedamos para conocer cómo será el desarrollo de unos planteamientos nuevamente tan ambiciosos como personales. Muchas gracias por hacernos partícipes de su pensamiento.

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