España - Andalucía

Un elisir y varios profetas en su tierra

José Amador Morales
martes, 3 de mayo de 2016
Córdoba, viernes, 15 de abril de 2016. Gran Teatro. Gaetano Donizetti: L’elisir d’amore. Melodrama jocoso en dos actos con libreto de Felice Romani. Francisco López, director de escena. Intérpretes: Pablo García-López (Nemorino), Auxiliadora Toledano (Adina), Enric Martínez-Castignani (Dulcamara), German Olvera (Belcore), Lucía Tavira (Giannetta). Coro Ziryab (Javier Sáenz López, director). Orquesta de Córdoba. Lorenzo Ramos, director musical. Producción del Teatro Villamarta de Jerez
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En 2004 se dio la última puesta en escena de L’elisir d’amore donizzettiano en el Gran Teatro de Córdoba. No es mucho tiempo teniendo en cuenta que, desde entonces y con suerte, se ofrecen no más de dos títulos operísticos en el coliseo cordobés. ¿Por qué entonces repetir este título?. Al margen de su incuestionable popularidad, hay que recordar que aquellas representaciones resultaron bastante accidentadas por cancelaciones de última hora (se cayeron del cartel Giuseppe Filianotti y Maria José Moreno), imposiciones de la agencia musical de turno y, finalmente, el espantoso atentado terrorista de Madrid que obligó a alterar el calendario previsto para las funciones (ver crítica de aquella producción aquí). Pero en esta ocasión existe una motivación artística de mayor peso. Se trata de la posibilidad de contar con dos cantantes cordobeses que han venido demostrando, a nivel nacional e internacional, que su ciudad natal les debía una oportunidad que se habían ganado a pulso hace tiempo. Y, en este caso, ciertamente L'elisir d'amore es una ópera que se ajusta como un guante al perfil vocal de ambos. Es el caso de Pablo García-López, a quien los papeles secundarios que ha venido interpretando en el teatro cordobés durante los últimos años (Gastón, Spoletta, Nathaniel, Parpignol...) le quedaban ya demasiado pequeños. Aquí fue, por fin, un Nemorino que destacó por su frescura y lirismo, regalando detalles de buen gusto (filados, messe di voce ...) a lo largo de toda la representación. Detalles que cuajaron en "Una furtiva lacrima" cantada con tanto aplomo como elegancia, tal vez algo sobreactuada en lo escénico, que mereció la impresionante ovación del público. En el aspecto actoral se mostró segurísimo en un personaje equilibrado entre la extrema ingenuidad, tan desarrollada en la producción jerezana, y cierta dosis de ternura que hacían comprensible la rendición final de Adina.

Momento de la representación de L’elisir d’amore de Gaetano Donizetti. Lorenzo Ramos, director musical. Francisco López, director de escena. Córdoba, Gran Teatro, abril de 2016Momento de la representación de L’elisir d’amore de Gaetano Donizetti. Lorenzo Ramos, director musical. Francisco López, director de escena. Córdoba, Gran Teatro, abril de 2016 © Gran Teatro de Córdoba, 2016

Ésta, encarnada por Auxiliadora Toledano, fue en ese sentido su contrapunto ideal e igualmente plausible sobre el escenario. La soprano cordobesa dotó a su personaje de grandes dosis de encanto y musicalidad, brillando en los momentos líricos sobre los de mayor coloratura, donde pareció algo retraída. Su emoción al recibir los aplausos al final de la representación sólo fueron evidencia del enorme respeto y profesionalidad con los que asumía el reto de actuar ante los suyos. 

Momento de la representación de L’elisir d’amore de Gaetano Donizetti. Lorenzo Ramos, director musical. Francisco López, director de escena. Córdoba, Gran Teatro, abril de 2016 Momento de la representación de L’elisir d’amore de Gaetano Donizetti. Lorenzo Ramos, director musical. Francisco López, director de escena. Córdoba, Gran Teatro, abril de 2016 © Gran Teatro de Córdoba, 2016

Por su parte, Germán Olvera compuso un aceptable Belcore, mejor en lo actoral que en lo vocal, al igual que Enric Martínez-Castignani, cuyo Dulcamara fue creciendo a lo largo de la velada tras una aria de salida vocalmente algo desdibujada. Como igualmente creció, hasta lograr una actuación más que notable, la Giannetta de la también cordobesa Lucía Tavira, en especial en su escena con el coro femenino del segundo acto.  Finalmente, el Coro Ziryab tuvo una actuación más bien discreta y la Orquesta de Córdoba cumplió con solvencia de la mano de Lorenzo Ramos, que acompañó de forma aceptable a los cantantes aunque su dirección resultó anodina y exenta de brillo. La conocida producción del Teatro Villamarta de Jerez recrea la historia en un ambiente de fábula que permite seguir los rasgos elementales de la trama, con una caracterización atemporal de los personajes.

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