Reino Unido

Bartolo sale de picnic

Agustín Blanco Bazán
martes, 7 de junio de 2016
Glyndebourne, miércoles, 1 de junio de 2016. Glyndebourne. El Barbero de Sevilla. Ópera bufa en dos actos con libreto de Cesare Sterbini y música de Gioachino Rossini (nueva producción). Versión crítica de Alberto Zedda. Regie: Annabel Arden. Escenografía y vestuarios: Joanna Parker Rendall. Rosina: Danielle de Niese. Dr Bartolo: Alessandro Corbelli. Conde de Almaviva: Taylor Stayton. Figaro: Björn Bürger. Basilio: Christophoros Stamboglis. Berta: Janis Kelly: Fiorello: Huw Montague Rendall. Coro de los Festivales de Glyndebourne y Orquesta Filarmónica de Londres bajo la dirección de Enrique Mazzola
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Glyndebourne es tradicionalmente un festival hecho para Mozart y Rossini y el regreso del Barbero, después de treinta y cinco años, no pudo ser más acertado, primeramente gracias a la puesta tan innovadora como simple propuesta por Annabel Arden, enmarcada en un poético paisaje de mosaicos azules de jardín andaluz. El resto del decorado es minimalista: un balcón y una puerta de filigrana con flores rojas entrelazadas en la primera escena, un gigantesco armario lleno de cajones que Bartolo vaciará desesperadamente en busca del certificado de exención de alojamiento a militares, y dos clavecines en la última escena. Los vestuarios evocan un hispanismo mixto: los miembros de la guardia civil que allanan la casa de Bartolo llevan tricornio y Rosina se da el gusto de probarse algunas faldas de manola.

La liviana efectividad del marco visual correspondió con una antológica dirección orquestal a cargo de Enrique Mazzola. Sus tiempos, los mas rápidos que recuerdo haber oído en esta obra, combinaron con un incisivo marcado y una clarísima articulación de detalles orquestales y los crescendos progresaron con admirable control y claridad. El “alternando questo e quello” fue vertiginoso pero sin arrebatos y de una modélica sincronización de solistas, coro y orquesta, y números normalmente descuidados o marcados pesadamente, como por ejemplo el aria de Berta, lucieron una irresistible combinación de ritmo e ironía. Una Janis Kelly vestida de traje sastre la cantó y bailó con el histrionismo necesario para merecer una de las mas grandes ovaciones de la noche.

Junto a Mazzola deslumbró el excepcional Figaro de Björn Bürger, un barítono alemán de treinta y un años del elenco estable de la ópera de Frankfurt. Bürger actúa y canta con consumada espontaneidad. Su voz, de perfecta declamación italiana, es cálida y de un insuperable mordente y squillo y en su negociación de las strettas y las accacciature puso un virtuosismo digno de un buen violinista. La tesitura de Rossina no se adapta cómodamente al registro de soprano lírica de Danielle de Niese pero también en este caso se trata de una presencia escénica avasallante por su fraseo y su convicción actoral. Excelente, aunque sin el squillo y el mordente de Bürger fue el Almaviva de Taylor Stayton. Con Mazzola y estos tres talentosos solistas el “Zitti zitti, piano piano” salió como si todos articularan un prologado suspiro con exclamaciones de redonda y lubricada vocalización.

Finalmente, los villanos: Christophoros Stamboglis (Don Basilio) es un bajo algo nasal pero de resonante y robusto apoyo para el “colpo di cannone” de su calumnia y su presencia escénica fue cautivante: un cura corpulento y de sotana negra con rosario y todo. Y Alessandro Corbelli se explayó con su insuperable Bartolo, beneficiado aquí por un período de dos meses de ensayo que lo transformó en un verdadero dueño de casa. Al comienzo del segundo acto el público, que acaba de regresar del tradicional picnic en los jardines de Glyndebourne, lo sorprende a él también con su canasta de picnic y disfrutando de un vaso de champagne antes de la entrada del falso Don Alonso. Su vocalización de “A un dottor della mia sorte” fue de antológica articulación. ¿Cómo hace para encontrar apoyo y respiración después del torrente de sílabas de “Signorina, un´altra volta” y tararear como una canzonetta eso de “E Rosina innocentina? Lo dicho: él es Bartolo en su casa y esto le basta para lidiar con cualquier Barbero en Glyndebourne o donde sea.

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