Obituario
El hombre que inventó a Marilyn
J. Antonio López Silva
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Billy Wilder murió a causa de una neumonía el pasado miércoles por la noche, según informó su esposa Audrey Young. Con él desaparece uno de los últimos grandes directores de la época dorada de Hollywood, que él mismo retrató de modo ácido y cáustico. Padecía graves problemas de salud desde hacía algunos años, entre ellos, dificultades de visión que le impedían ver cine desde hace cuatro años.De Viena a Los ÁngelesSamuel Wilder, -el nombre de Billy se lo puso su madre, según él, como homenaje a Búfalo Bill- había nacido en Sucha, una pequeña localidad del imperio austro-húngaro, hoy polaca, el 22 de junio de 1906. De familia relativamente acomodada, estudió durante su juventud en Viena, donde comenzó la carrera de derecho, que abandonó para dedicarse al periodismo. En 1926 se trasladó a Berlín, donde entró en contacto con el mundo del cine alemán a través de Galitzenstein, presidente de Maxim Films, que lo recomendó como guionista para los estudios UFA. Allí inició colaboraciones con el cine norteamericano a través de Robert Siodmack, quien lo contrató como script para su película People on Sunday (1929).En 1933, tras la victoria en las urnas de Adolf Hitler, Wilder, que era judío, emigró a los Estados Unidos, tras breves paradas en París y México. Se estableció en Los Angeles, donde compartió cuarto alquilado junto con Peter Lorre. Se alimentaban de una taza de sopa al día, mientras aprendían inglés escuchando emisoras de radio y partidos de baseball. En 1936 Wilder pasó a formar parte de la nómina de la Paramount, donde formó tandem guionista con el autor de novelas Charles Brackett. Ambos consiguieron éxitos rutilantes con películas como Bluebeard's Eighth Wife [La octava mujer de Barba azul] (1938), Ninotchka (1939), del también austríaco Lubitch, del que afirmó que todavía pronunciaba el inglés peor que él, o Ball of Fire [Gran bola de fuego](1941) de Howard Hawks.Su primeras película como director, The Major and the Minor [El mayor y la menor] (1942) y Five Graves to Cairo [Cinco tumbas al Cairo] (1943), estuvieron motivadas por necesidades de los estudios, pero descubrieron un talento como director que cuajaría en 1944 con Double Indemnity [Perdición] (1944)- y The Lost Weekend [Días sin huella] (1945)-, con la que obtuvo cuatro Oscars de la academia, entre ellos, al mejor director. Su mirada sarcástica y vitriólica quedó patente en la comedia West Berlin [Berlín Occidente] (1948) con Marlene Dietrich, que lo describió como uno de los mayores genios de la dirección.La mente llena de cuchillas de afeitarEn 1950 se consagró a nivel de la crítica internacional con la imponente y desmesurada obra maestra Sunset Boulevard [El crepúsculo de los dioses] (1950)- una reflexión dura y ácida sobre el mundo del cine y su decadencia en la que volvió a dar pruebas de su maestría como director de actores. Esa misma mirada lúcidamente diseccionadora domina Ace in the Hole [El gran carnaval] (1951)-, con Kirk Douglas, y pasará a ser denominador común de obras maestras de la historia del cine en espléndida y sencillamente sofisticadas comedias como Sabrina (1954), o The Seven Year Itch [La tentación vive arriba] (1955)-, singular obra que regaló al público al icono sexual del siglo XX, Marilyn Monroe, en la tan traída y llevada escena del ventilador levantando la falda blanca de la actriz hasta sus muslos.De 1959 data el rodaje de la considerada una de las diez mejores películas de la historia del cine, y una de sus mejores películas, Some Like It Hot [Con faldas y a lo loco] que consiguió recaudar 14 millones de dólares, la cantidad más alta que había logrado una comedia. Con este último film comenzaría también una fructífera colaboración con quien fue uno de sus actores fetiche, Jack Lemmon. Juntos realizaron seis películas, entre ellas, The Apartment [El apartamento] (1960)-, con el que volvió a ganar los Oscar a la mejor película, al mejor director, y al mejor guión original.En esta década Wilder consagró su estilo peculiar y su genialidad con nuevas comedias de éxito como One, Two, Three [Uno, dos tres] (1961)-el último papel de James Cagney-, Irma La Douce [Irma la dulce] (1963), el mayor éxito de taquilla de ese año, con más de 25 millones de dólares de recaudación, Kiss Me Stupid [Bésame, tonto] (1964)-, o The Fortune Cookie [En bandeja de plata] (1966) donde consagró a la pareja más singular, penetrante y ácida de la historia del cine, Lemmon-Mathau.En los setenta, el director austríaco de nacimiento y norteamericano de corazón, como él mismo gustaba definirse, se deslizó hacia un estilo aun más complejo y conscientemente sutil en films como The Private Life of Sherlock Holmes [La vida privada de Sherlock Holmes] (1970), la fallida Avanti! [¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?] (1972), The Front Page [Primera plana] (1974), y Fedora, (1978).Su último film, Buddy Buddy [Aquí un amigo] (1981), supuso el adiós definitivo al cine por la negativa de los grandes estudios a que siguiera rodando, debido a los altos costes que su avanzada edad generaba ante las empresas aseguradoras y los bajos resultados de taquilla, alegaron, de sus dos últimos trabajos.Con él desaparece una de las figuras más admirables de Hollywood por su escepticismo, lucidez y causticidad proverbiales. "Tenía la mente llena de hojas de afeitar", dijo de él en cierta ocasión William Holden. La boutade de Fernando Trueba comparándolo con Dios en los oscar hacía patente para los amantes del cine el alejamiento de su figura de los nuevos parámetros de la industria norteamericana, que dejó de lado su inteligencia, maestría narrativa y capacidad artística.En enero del 2000 en una gala organizada por la Academia de las artes y las ciencias declaró: "Hice lo mejor que pude en su tiempo. Quiero dejarlo así". Billy Wilder no desaparece, porque vive en una obra espléndida y consagrada entre las más grandes del séptimo arte.
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