Reportajes
En las orillas de un lejano mar
Maruxa Baliñas

Si los cuentos españoles comienzan con un "Érase que se era" o un "Había una vez", en Rusia bastantes incluyen esas palabras mágicas de "En las orillas de un lejano mar". Y esa fue la frase que me vino a la memoria desde el mismo momento en que salí del tren en la estación de Humlebæk (Dinamarca) para visitar el Louisiana Museum. Todo lo que les pueda contar sobre este precioso centro de arte contemporáneo no les hará imaginarse lo maravillosa que puede ser la visita. Son los edificios, es el entorno, son las exposiciones inteligentes y apasionantes y los increíbles fondos permanentes que conservan, son los jardines y es el parque de esculturas, pero sobre todo es la cantidad de gente por todas partes y al mismo tiempo sin agobios, y los niños que corretean, entran y salen, porque están en su sitio.
Que en un sitio así haya además una programación musical parece un regalo inmerecido, casi excesivo ya. Pero la hay y es mágica, como tantas cosas en este museo. La salita de conciertos es lógicamente pequeña, pero acogedora, con esa sencillez danesa que a veces esconde -como en este caso- una gran comodidad. Asistir a un concierto allí permite lo que falta la mayoría de las veces, el contacto directo con el artista. Porque en Louisiana el arte no es un lujo, es parte de la vida. Los artistas no son dioses alejados de los vulgares mortales, sino compañeros de aventura, magos -ya sé que me estoy repitiendo- y viajeros de países lejanos que nos traen maravillas, belleza y asombro.
Grigory Sokolov -arte y asombro a la vez- no podía faltar 'en' Louisiana, pero sospecho que también ocurre a la inversa y Sokolov no puede faltar 'a' Louisiana, un sitio donde el concierto no empieza ni termina en un universo cerrado sino que es una experiencia sin límites forzados. Y esto no lo digo por mera imaginación poética ni extrapolando mis propios sentimientos: es que Sokolov ha actuado en el pequeño auditorio de Louisiana más de una decena de veces. De hecho, este año serán dos los conciertos que ofrecerá: el 19 y el 20 de octubre a las 20.00 (en la primera parte del concierto dos Sonatas de Beethoven, en la segunda no lo ha anunciado) y como es habitual en casi todos los artistas que allí se presentan, dormirá en una pequeña habitación en una de las casitas del museo -apenas un dormitorio de estudiante- y comerá en el restaurante del museo con su vale de comida. A cambio podrá visitar con total libertad las salas de exposición, navegar por las costas frente a Suecia en un balandro a disposición de los artistas residentes, pasear por los jardines llenos de plantas y esculturas incluso durante la noche, andar en bicicleta -la principal actividad de los daneses por lo que pude observar- y ensayar en una preciosa sala de techos altísimos y ventanales, llena de libros de arte y y objetos diversos, que no parece una sala de ensayos sino ese salón maravilloso que todos querríamos tener.
No es Sokolov el único artista que pasará por allí. Para esta temporada 2017-18 también están convocados los pianistas Igor Levit, Kirill Gerstein, Pal Eide y Yekwon Sunwoo (ganadora del Van Cliburn International Piano Competition 2017); los cuartetos de cuerdas Akilone (ganadores del Bordeaux International String Quartet Competition 2017), Jerusalem, y Belcea; el Cuarteto Calidore; las hermanas Baiba y Lauma Skride; Nemanja Radulovic; Les trilles du diable: etc. El abono para toda la temporada está ya agotado, queda sólo la posibilidad de conseguir un descuento comprando cuatro conciertos y opciones semejantes.
La sección de música del Louisiana Museum está grabando y comercializando también una serie de actuaciones de música de cámara y solistas, que tocan en diversos puntos del museo con la intención declarada de "aprovechar las modernas tecnologías de grabación y vídeo para presentar la música clásica de modos nuevos".
Toda esta información se puede ampliar en este enlace. O en la propia página web del museo.
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