Discos
El órgano bien informado II: Max Reger
Paco Yáñez

Aunque la vida de Max Reger (Brand, 1873-Leipzig, 1916) no fue, desgraciadamente, larga, el compositor alemán nos dejó uno de los catálogos organísticos más sólidos y generosos de cuantos se hayan escrito entre finales del siglo XIX y comienzos del XX: desde la primera de sus partituras para dicho instrumento, los Drei Stücke für Orgel opus 7, fechada en 1892, hasta los Sieben Stücke opus 145, comenzados en 1915 y terminados en el año de su muerte, sumando un total de 52 obras que el organista alemán Martin Schmeding interpreta en esta edición (de verdadero lujo) publicada por Cybele en instrumentos construidos por los organeros (o sus respectivas fábricas) Wilhelm Sauer y Eberhard Friedrich Walcker. De nuevo, y en la habitual línea interpretativa de Schmeding (de la que fuimos partícipes en su excelente Mallorca Edition Historische Orgeln (Cybele 6SACD 001404), la selección de órganos fue realizada ya no sólo por afinidad del instrumento con la música interpretada, sino por proximidad cronológica en cuanto a construcción del mismo y composición de cada partitura, lo que compacta de un modo más acusado los recursos técnicos disponibles por Reger en su día con lo aquí escuchado en las habituales tomas de Cybele; si cabe, con mejores prestaciones todavía, como comentaremos al final de esta reseña.
De hecho, una carta del propio Reger fechada el 4 de diciembre de 1899 se refiere en estos términos a las virtudes de los instrumentos construidos por ambos organeros, así como a los que sus respectivas fábricas habían restaurado y actualizado por toda Alemania (como el de la iglesia de San Nicolás de Leipzig): «¿Para qué construyeron nuestros grandes organeros Sauer, Walcker, etc., etc., semejantes obras esplendorosas, tales órganos equipados con todo el refinamiento posible? Ahora explotaré por completo las posibilidades que ofrecen dichos órganos modernos; claro que las propias obras se volverán más difíciles y complicadas». De este modo -y siguiendo el periplo vital del compositor-, el que Martin Schmeding recalara en el órgano Walcker de la Iglesia Evangélica de Essen-Werden, para allí grabar los opus 67, 85 y 92 de Max Reger, tiene que ver, precisamente, con la suave y refinada calidad de sus registros de clarinete y corno inglés, mejorados por las lengüetas de sus tubos, lo que ofrece un contrapunto más detallado; como el espacio y sus resonancias fueron determinantes para que el organista alemán se desplazara a la Catedral de San Pedro de Bremen, buscando la calidad romántica y el aplomo de los graves de su gran órgano Sauer en pos de una más aquilatada interpretación de los opus 46, 57 y 60, tal y como Reger había concebido estas piezas. Mientras, para atacar los Sechs Trios für Orgel opus 47 (1900) Schmeding se desplazó al órgano construido en 1904 por Wilhelm Sauer en la Michaelskirche de Leipzig, buscando su sonido íntimo y delicado, especialmente adecuado para la transparencia rítmica y el melodismo que el opus 47 destila, basado en temas tradicionales de la danza europea.
Son tan sólo tres ejemplos de cómo Martin Schmeding procura en dichos instrumentos la mayor precisión histórica conforme a los registros disponibles en tiempos de Reger; una precisión que depara, sin embargo, una música repleta de ecos barrocos: escúchese el comienzo de la Introduction und Passacaglia en re menor WoO IV/6 (1899), y uno pensará estar ante un Johann Sebastian Bach renacido; presencia no sólo sugerida, sino explícita, en partituras como Phantasie und Fuge über B-A-C-H opus 46 (1900). Ahora bien, no todo Reger es una vuelta de tuerca a ese barroco tan netamente bachiano; en su obra para órgano encontramos una fuerte influencia del último Romanticismo, así como de la estética brahmsiana (de hecho, a Johannes Brahms dedicó Reger alguna de sus páginas para órgano), complejizando una música tantas veces descalificada a posteriori como 'retrógrada' o 'arcaica'; pero que, como muestran los textos de Schmeding reunidos en el monumental libreto de esta edición, técnicamente estaba a la última en cuanto a las posibilidades del órgano como instrumento (además de que, cualquiera que conozca en profundidad la música de Bach, tiene que ser consciente de que los rotundos acordes y las sonoridades expandidas de tantos pasajes regerianos podrían parecer al kantor de Leipzig puras disonancias o estructuras no resueltas). En ello pone un especial énfasis Schmeding, destacadamente en la renovación que, dentro de su lenguaje, suponen las partituras firmadas por Reger durante su segunda estancia en Weiden, obras como los opus 56, 59, 63, 65, 67, 69, 79, 80 y 85. La polifonía que en ellas expone el organista alemán bebe tanto del barroco como de la necesidad de expandir los procedimientos canónicos, como la fuga, de un modo que el órgano llegase a sus límites finiseculares, provocando la intensa sensación de abigarramiento que se produce en las obras más poderosas de Reger, en las que pareciera que varias páginas barrocas se ejecutaran de forma superpuesta. En todo caso, la claridad expositiva llevada a cabo por Schmeding se percibe, asimismo, en su depuración de partituras como la Segunda sonata en re menor opus 60 (1901) o en la Suite en sol menor opus 92 (1905-06), aquí cortadas con bisturí.
A ello también contribuye la selección del material impreso utilizado por Schmeding en esta integral, pues el organista de Minden pone sobre los atriles las nuevas ediciones de las partituras para órgano de Max Reger publicadas por Carus Verlag. No simplifican éstas, en absoluto, los enormes requerimientos técnicos del compositor alemán, algo de lo que él mismo era consciente cuando sus contemporáneos le reprochaban escribir premeditadamente para órgano de un modo demasiado complejo. Sin embargo, tal y como Adalbert Lindner (maestro del propio Reger en Weiden) señaló en su día, tres aspectos caracterizarían al estilo regeriano: su carácter titánico, quizás la faceta más puesta de relieve en las interpretaciones de sus obras para órgano; su vocación intimista, poco destacada en las grabaciones de estas páginas, pero ineludible en los tiempos lentos de sus partituras, como en el de la fuga de la Symphonische Phantasie und Fuge opus 57 (1901); y un sentido del humor que en las lecturas de Schmeding emerge de un modo poco frecuente, de forma especial en sus obras cortas y en sus preludios corales. Aunque incida detalladamente en tales temperamentos, diversificándolos, la integral hoy reseñada es, lógicamente, más unitaria que la ofrecida en 16 discos compactos por el sello Naxos (8.501601), interpretada por distintos organistas y -como la de Schmeding- en muy distintos órganos, con las diferencias que ello depara (además de que, por sonido y presentación, la de Cybele es una integral superior). En todo caso, sería la de Naxos la alternativa hoy en día más próxima en calidad interpretativa a ésta de Martin Schmeding, mientras esperamos la finalización en los próximos años de las integrales a cargo de Gerhard Weinberger (CPO) y Bernhard Buttmann (Oehms), ambas actualmente en progreso.
El hecho de que Schmeding haya recalado en tan diversos órganos, ayuda sobremanera a enfatizar dichas características, esa tríada regeriana, que diría Lindner. Sin embargo, si algo prima en las versiones aquí reunidas es el fuerte contraste entre lo más ampuloso y mayestático del órgano regeriano con respecto a lo más delicado. La calidad de las grabaciones hace que los primeros pasajes suenen de un modo clarísimo, al tiempo que impactante; mientras que, en los segundos, la vibración sea de una gran calidez y una serena respiración de los registros (más contemplativo aún que en las versiones de Naxos), conciliando ambos universos (el más abigarrado y polifónico, frente al más despojado y sensible), así como las influencias, respectivamente, barrocas y románticas, que nutren y caracterizan la estética del compositor alemán. Ello es especialmente audible en páginas tardías como la monumental Introduction, Passacaglia und Fuge en mi menor opus 127 (1913), o en la Phantasie und Fuge en re menor opus 135b (1915-16), una de sus obras para órgano más exigentes y logradas, que aquí escuchamos en una lectura primorosa. En ella, Martin Schmeding desgrana, además, la vocación orquestal que el último órgano de Reger muestra. La experiencia del compositor en Leipzig, destacadamente con su amigo y director de la Gewandhausorchester, Arthur Nikisch, nutrió la paleta organística regeriana de un color más rico, así como de una mayor polifonía inspirada por el contacto con el medio orquestal lipsiense. En todo caso, tal enriquecimiento en estructura y timbres no quita el que la última partitura para órgano de Max Reger, sus Sieben Stücke opus 145, conforme un mundo que se diría aparte: una suerte de depuración sincrética, en la que se incluyen ecos del pasado y un libre uso de la improvisación (posteriormente anotada) llevada a cabo por Reger en sus últimas intervenciones como organista en Turingia, ya en los meses previos al infarto que sesgó su vida tan tempranamente. Debido al contexto bélico en el que Europa se hallaba, sumida en plena Primera Guerra Mundial, el opus 145 es, también, una pieza especialmente sentida, elegiaca y fúnebre, algo que refuerza esta lectura de Martin Schmeding, tan recogida, prácticamente una meditación cantada en el órgano a modo de plegaria. Aunque esta integral organística incluye la última obra de Max Reger en el tercer disco (junto a su opus 135b, ambas interpretadas en el estupendo gran órgano Walcker del año 1911 emplazado en la Lutherkirche de Wiesbaden), son estas Siete piezas un final idóneo para tan colosal recorrido de casi 19 horas; no porque den muestra del Reger más comúnmente asociado con la grandeza e impetuosidad de sus grandes arquitecturas organísticas, sino porque nos conducen a un ambiente poético pocas veces expuesto de un modo tan bello y sensible como aquí lo hace Schmeding, descubriéndonos otras vertientes del compositor alemán.
Como ya es habitual en tantos lanzamientos del sello Cybele (destacadamente, en su serie Künstler im Gespräch), el decimoséptimo SACD de esta Max Reger Edition incluye una conversación (en alemán) de 50 minutos de duración en la que Mirjam Wiesemann y Martin Schmeding profundizan en diversos aspectos relacionados con la música aquí escuchada (buena parte de ellos tratados a lo largo de esta reseña), como lo referido a los órganos seleccionados para estos registros, los criterios interpretativos condicionados por dichos instrumentos, o el análisis de los derroteros estéticos de Reger: fruto de las investigaciones realizadas por Schmeding a lo largo de los últimos años (de un modo muy especial, en los que dedicó a grabar tan recomendable edición como ésta).
Por último, otra seña de identidad por antonomasia del sello de Düsseldorf: unas tomas de sonido y una edición del mismo en cada uno de los SACDs que se alzan como uno de los valores más destacados de este lanzamiento; al punto de que podemos decir que nunca se había escuchado la música para órgano del alemán con esta mezcla de impacto, amplia espacialización y cristalina definición. Además de los habituales formatos SACD y DSD, Cybele incluye lo que denominan «Binaural Recording. 3D Sound Experience», edición pensada específicamente para la audición con auriculares, produciendo un volumen tridimensional y una experiencia acústica verdaderamente realista: todo ello para dar cuenta con la mayor naturalidad posible de un instrumento de tan complejo registro como el órgano (más, en auriculares; aunque la sensación es finalmente más realista que con los propios altavoces). Completa esta referencial edición un libreto (como el cofre que lo contiene, del tamaño de un DVD) de auténtico lujo, que en sus 171 páginas en color incluye una minuciosa información biográfica sobre Max Reger y cada una de sus partituras registradas, además de una glosa histórica sobre los órganos utilizados, con la disposición completa de los registros de cada instrumento. Igualmente, podremos ver numerosísimas fotografías de dichos órganos, así como de los artistas involucrados y del propio Reger en diversos momentos de su vida. Aunque no se trate de una integral, ni mucho menos, económica, quienes tengan interés en perfeccionar sus conocimientos sobre esta música, disfrutando de unas lecturas excelentes, sin duda no se sentirán defraudados con lo aquí ofrecido por Martín Schmeding y Cybele.
Estos discos han sido enviados para su recensión por Cybele.
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