Recensiones bibliográficas
Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas
Xoán M. Carreira
Andrés Ruiz Tarazona (Madrid, 1936) es un conocido periodista musical que ha desempeñado cargos políticos de libre designación -siempre en gobiernos del Partido Popular- en la Administración General del Estado (Director General del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música, INAEM, 1999-2000), la administración autonómica (Vice-consejero de las Artes de la Comunidad de Madrid) y la administración local (asesor de Música del Área de Gobierno de las Artes del Ayuntamiento de Madrid). Su trayectoria académica está vinculada a la Universidad Complutense de Madrid, en la cual ha sido profesor de Historia y Estética de la Música en la Facultad de Ciencias de la Información. En su larga trayectoria ha destacado especialmente como divulgador cultural, muy especialmente en el ámbito de la historia de la música, a menudo desde una perspectiva madrileña, labor que inició en 1975 con la publicación de una serie de breves biografías de grandes compositores publicados por la tienda y editorial Real Musical de Madrid. Según la solapa de España en los grandes músicos:
Su prolífica trayectoria en el campo de la música y la musicología le ha llevado a ocupar cargos de alta responsabilidad y obtener numerosos reconocimientos.
[España en los grandes músicos es] un recorrido por la relación que mantuvieron con España compositores que figuran en los conciertos de los más importantes auditorios del mundo, hemos elegido figuras fundamentales de los tres últimos siglos: XVIII, XIX y XX. Son autores valorados al menos como grandes en lo que llamamos Occidente, aunque ya son aplaudidos en cualquier lugar del globo donde haya un cierto grado de cultura1.
El título España en los grandes músicos induce a error al lector, pues lo que realmente comenta Ruiz Tarazona es la recepción de la obra de autores foráneos en Madrid -que no en España- en época reciente, lo cual incluye tanto las publicaciones de quienes considera los grandes maestros de la historiografía musical española: Federico Sopeña, Enrique Franco, Ramón Barce y Tomás Marco, como la mencionada serie de folletos del propio Ruiz Tarazona publicados por Real Musical entre 1975-76 en los que -al igual que hace ahora en España en los grandes músicos- Ruiz Tarazona utilizaba datos, ideas, investigaciones, hipótesis y materiales ajenos sin reconocimiento explícito de autoría, lo cual equivale a apropiarse del trabajo ajeno y lo acerca peligrosamente al plagio.
Además el libro carece de bibliografía, notas al pie y aparato crítico, lo cual ofrece un enorme contraste con otros libros de la muy prestigiosa Serie Mayor2 de Siruela, en la que se ha publicado España en los grandes músicos como volumen 95 de un catálogo ejemplar en lo que a rigor académico se refiere y en el cual, hasta ahora, resultaba inconcebible encontrar comentarios eurocentristas tan burdos como el de "grandes en lo que llamamos Occidente, aunque ya son aplaudidos en cualquier lugar del globo donde haya un cierto grado de cultura" que antes citaba. ¿Acaso afirma Ruiz Tarazona que fuera de Occidente no hay cultura? ¿Sabrá lo que es el eurocentrismo y sus consecuencias?
Cada uno de los veintitrés capítulos de España en los grandes músicos es un artículo monográfico sobre Haydn, Boccherini, Mozart, Beethoven, Berlioz, Glinka, Mendelssohn, Chopin, Liszt, Gottschalk, Saint-Saëns, Dvorák, Puccini, Mahler, Debussy, Richard Strauss, Sibelius, Busoni, Holst, Schönberg, Ravel, Bartók y Britten. El único criterio común a todos ellos parece ser la inclusión de una breve biografía novelada del compositor, sus estancias en España, sus amistades y corresponsales españoles, sus obras relacionadas con España así como una alusión a las interpretaciones recientes y en Madrid de sus creaciones más relevantes.
Los capítulos, de una extensión media de diez páginas, están redactados a vuelapluma sin que parezca existir atisbo alguno de esquema o estructura uniformadores de sus contenidos, y menos aún de una jerarquización de la información ofrecida -ni siquiera se incluyen las fechas y lugares de nacimiento de todos los compositores estudiados-, lo cual revela cuál es la naturaleza de este volumen: una antología de artículos periodísticos y folletos de divulgación publicados por Ruiz Tarazona a lo largo de su larga carrera, muy especialmente entre 1974-80, reproducidos literalmente en España en los grandes músicos, sin corregir siquiera las erratas de imprenta ni los errores materiales por muy evidentes que sean.
O sea, este libro no es una monografía sino una antología, lo cual es un fraude al lector. Resulta fácil comprobar que el capítulo sobre Beethoven fue publicado por vez primera en El País (27 de marzo de 1977) bajo el título Beethoven y España, que los capítulos sobre Dvorák, Glinka, Strauss, Mendelssohn, Chopin, Puccini, Berlioz y Mahler, fueron publicados en Scherzo entre 2004-08, que el de Liszt lo podemos leer en Revista de Musicología3, el de Britten en el libro Músicas actuales4. No vale la pena continuar indicando otras versiones originales de los textos incluidos en España en los grandes músicos pues muchos de ellas son refritos o simples reproducciones de los folletos de Real Musical antes mencionados.
Beethoven, un artista racialmente español
Andrés Ruiz Tarazona es un divulgador y no un musicólogo. Nunca ha pretendido serlo y carece de conocimientos, criterios, disciplina, formación, método y, sobre todo, ganas de serlo. Lo cual podría eximirlo de la obligación de ser objetivo y riguroso, pero en absoluto puede ser invocado como disculpa para decir lo primero que se le ocurre, o apropiarse de ideas e investigaciones ajenas presentándolas como propias. Al igual que en cualquier actividad intelectual, en la divulgación el desconocimiento del tema tratado no puede ser invocado como eximente. Por el contrario, la ignorancia puede y debe ser invocada como agravante, sobre todo cuando sirve de pretexto para publicar dislates como el que sigue:
María Josefa Pols era española, aunque ya en la época de su matrimonio había adquirido la ciudadanía alemana. Pocas biografías aluden a este importante detalle, pues se trata de la abuela paterna del gran Ludwig van Beethoven. tanto el apellido Pols (polvo y pulso en catalán), como Poll (polluelo, pollito, piojo, chopo) proceden de la vertiente mediterranea española. Probablemente María Josefa había emigrado con su familia a consecuencia de la derrota del archiduque Carlos en la guerra de Sucesión.5
En realidad la abuela paterna de Beethoven era alsaciana y se llamaba Maria Josepha Ball. Obviamente no podía tener la "ciudadanía alemana" porque tal cosa no existió hasta un siglo después de su muerte y es improbable que fuese partidaria del Archiduque Carlos porque era súbdita del Rey de Francia6. Pero esas evidencias no frenan la fértil imaginación de Ruiz Tarazona quien no duda en atribuir a los genes españoles de Maria Josepha Ball el aspecto físico de su nieto Ludwig:
Según Gottfried Fischer7, Beethoven era bajo para su edad, pero muy compacto y robusto. Su cabeza, sobre un cuello grueso, era algo grande en relación con el cuerpo. Su frente angular y la mandíbula eran prominentes, los ojos pequeños, oscuros y brillantes, su nariz ancha y redondeada al final. La tez era morena, algo llamativo en un país lleno de gente con piel blanca. Ciertamente por su color oscuro, los Fischer lo llamaban "Der Spagnol".
Es evidente que en Bonn había muchas personas morenas, pero los Fischer sabían muy bien que la madre del tenor Johann van Beethoven, Maria Josefa Pols, era española. De ahí que a aquel hijo moreno y bajito de Johann der Läufer (Juan el corredor), como lo llamaba Theodor Fischer, el dueño de la casa, le pusieran ese sobrenombre.
A ello contribuían también sus cabellos oscuros y manos velludas, la viveza latina de la mirada, sus modales toscos, su aire adusto y lo apasionado y tenaz de sus convicciones.
Fruto quizá del interés por el mundo de sus antepasados sería la curiosidad que Beethoven mostró por la figura de Egmont [...] La acción de Fidelio se desarrolla en Sevilla. Los enormes contrastes de la historia española se reflejan en esta magna obra8.
Si llueve se moja el suelo. El patio está mojado, luego llueve.
Al igual que sucede en el caso de los otros veintidós compositores, Ruiz Tarazona publica una síntesis biográfica de Beethoven plagada de errores, imprecisiones y falsedades entremezcladas con una farragosa erudición en materia de anécdotas irrelevantes del tipo "aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid ..." de las cuales infiere Ruiz Tarazona el interés de Beethoven -y el resto de los compositores- por España. Por ejemplo:
Mozart
No era fácil viajar a España desde Austria en el siglo XVIII. Se me dirá que muchos compositores lo hicieron, pero solían viajar por mar. Mozart se embarcó en una ocasión para llegar a Londres, pero no debió gustarle la experiencia.
España era espaciosa, que no triste, durante el reinado de Carlos III y estaba muy lejos. Probablemente había venido a nuestro país si su vida se hubiese prolongado (como la de su admirado Haydn al menos), pues no hay duda de que se sintió muy atraído por él. No pudo ser9.
Mendelssohn
Una de las primeras relaciones que experimentó Mendelssohn con lo español tuvo lugar en el mes de marzo de 1825, en el transcurso de un viaje a París con su padre. Este deseaba pedir orientación a Cherubini sobre la educación musical del muchacho. [...] Además Felix se entrevistó en París con una serie de importantes figuras, entre ellas, Hummel, Moscheles, Karlkbrenner, Meyerbeer, Kreutzer y Rossini.
Además de con Luigi Cherubini, entonces muy prestigioso compositor (Beethoven mismo lo admiraba), tuvo un feliz encuentro aquellos días con el violinista Pierre Baillot (1771-1842), que había sido profesor de violín de un jovencísimo profesor del Conservatorio, el violinista y compositor español Juan Crisóstomo de Arriaga (1806-1826). [...] Cherubini alabó el Cuarteto con piano en si menor, op. 3 de Mendelssohn, cuando este, con dieciséis años, lo visitó en el Conservatorio de París- ¿Cómo no iba a presentarle a Arriaga, que a los dieciocho años había finalizado su Premier livre de quatuors, es decir los formidables Cuartetos de cuerda en re mayor, la mayor y mi bemol mayor.
Resulta casi imposible pensar que el joven Felix no se entrevistase con su colega español o le pidiese la audición de alguno de los cuartetos. Es más, el excelente Octeto de cuerda, op. 20, de Mendelssohn, compuesto en 1825, es decir, el año de su viaje a Paris, no está lejos del arte y del espíritu de Arriaga10.
Dvorák [este capítulo resulta especialmente extravagante]
Parece difícil encontrar relación alguna entre Antonin Dvorák (1841-1904) y España. El músico checo es uno de los escasos grandes del siglo XIX que no ofrece en su catálogo obra alguna de carácter español o inspirada por la literatura española. Sin embargo, no está libre de conexiones con nuestro país, algunas meramente anecdóticas, otras de mayor calado.
Lo primero que he de decir se relaciona conmigo, por lo que pido excusas al lector. Pero mi pasión por la música nació en el Teatro Monumental, entre 1948 y 1952, en los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Madrid [...] Alli vi por primera vez a un niño de mi edad llamado Pierino Gamba. [...] Su versión de la Sinfonía del Nuevo Mundo hizo época y el Monumental se llenaba hasta la bandera para escuchar la inmortal Novena Sinfonía en mi menor, op. 95, que Dvorák dio a conocer en Nueva York el 16 de diciembre de 189311.
Ravel
No se puede decir mejor que el españolismo de Ravel era más intelectual y sabio que de raíz natural, pues este último suele ser refugio de lo chabacano y, lo que es peor, de lo vulgar y elemental.
Y sin embargo, Ravel era algo español, pues tenemos a lo vasco como esencia misma de virtudes y defectos y Ravel era medio vasco, aunque vascofrancés, lo cual también explica muchas cualidades y algún inconveniente o particularidad distante de su arte12.
Baste con estos cinco ejemplos, representativos de los argumentos que utiliza reiteradamente Ruiz Tarazona en España en los grandes músicos. Una vez marcado el objetivo, todo vale para llegar a él.
Escribir de memoria
En la introducción al libro, José Luis Temes reproduce una laudatio suya de 2017 en la que afirma que Ruiz Tarazona:
no es un musicólogo, sino un musicógrafo (además, por supuesto, de un enamorado filarmónico), y que esa es una cualidad que ha hecho aún más querido entre nosotros y aún más personales cuantos libros y textos han salido de su lápiz. [... la mención del lápiz] no es una mera frase: avanzada la segunda década del siglo XXI, Andrés se sirve cada día de lápiz y goma de borrar como únicas armas ante el folio en blanco. Y por supuesto, sin la menor consulta a internet, Wikipedia ni recursos en línea. Su asombrosa memoria es su aliada y, a falta de esta, la consulta paciente en su espléndida biblioteca personal (musical, sí, pero sobre todo cultural en el amplio sentido; y con paciente atesoramiento del libros descatalogados y antiguos)13.
Ciertamente Temes describe con exactitud la impresión del lector de España en los grandes músicos. Yo también creo que este es un libro en cuya elaboración, en beneficio de la memoria de su autor, se ha prescindido radicalmente de la consulta de la bibliografía de referencia sobre los compositores estudiados y la historia general, económica, social, política, o cultural de España. Lo cual nos permite entender el grado de ignorancia exhibido por Ruiz Tarazona no solo sobre el sujeto de su libro sino también sobre la multitud de temas abordados en las digresiones que surgen en cada página cual setas en otoño. Pocos juicios tan certeros como el de Temes cuando declara que:
Los libros de Andrés Ruiz Tarazona son inconfundibles y, por establecer un símil repostero, son libros "elaborados artesanalmente"14.
Por enormes que sean las carencias y errores de España en los grandes músicos, no son estos los defectos más graves del libro. De hecho, incluso dislates cronológicos y conceptuales como los que escribe sobre Boccherini carecen de relevancia fuera del ámbito académico:
Con frecuencia, la música de Boccherini se adentra en el mundo dramático y apasionado de la corriente germánica conocida como Sturm und Drang practicada por Haydn a finales de la década 1761-1770 y comienzos de la siguiente, Es decir, contemporáneamente al gran maestro de Rohrau, Boccherini se acerca al universo contrastado y lleno de empuje de la Escuela de Mannheim, ciudad que se convirtió, en la década de 1777-1780, en un emporio para la ciencia y las artes15.
Escribir contra la memoria
Lo realmente grave de España en los grandes músicos es su hedor a racismo, su esencialismo nacionalista, su manipulación sistemática de la información contrastada en beneficio del mito y de la fábula. Su construcción, en resumen, de un discurso historiográfico supersticioso que bebe en el manantial mágico de la diferencialidad española, negándose a reconocer la evidencia de que España siempre ha sido y es un país normal de Europa, a cuya historia común ha contribuido y participado desde que se produjeron las primeras migraciones de homínidos hacia occidente.
Hace tres décadas publiqué un artículo irónico -Noticias de profesores músicos de Betanzos- en el cual "demostré" que Guillaume de Machaut se llamaba en realidad Guillermo Machado y era gallego. Forzado a emigrar a Francia, latinizó su nombre como Guglielmus Machaudius que acabó derivando en Guillaume de Machaut. Pero este cambio de nombre no fue acompañado de un cambio de su alma galaica empapada de esa saudade que caracteriza las canciones de Machaut.
La intención de este artículo jocoso era explicar los mecanismos de invención de las tradiciones nacionalistas. Lo que nunca imaginé es que, pasado el tiempo, Siruela contribuyese a alimentar ese tipo de despropósitos tan peligrosos para la sociedad abierta y la convivencia europea.
Notas
1. Andrés RUIZ TARAZONA, "España en los grandes músicos", Madrid: Siruela, 2018, Prólogo de José Luis Temes, Siruela, Biblioteca de Ensayo nº 95, 279 pp, ISBN 978-84-17308-81-0
2. La Serie Mayor de Siruela es una colección de obras de filosofía, ciencia, crítica literaria, seleccionadas dentro del panorama intelectual internacional que en 2018 alcanzará los cien títulos. "España en los grandes músicos" se ha publicado entre "La salvación por las palabras" de Iris Murdoch y "¿Qué sucedió en el siglo XX?" de Peter Sloterdijk. La Serie Mayor solo había publicado hasta ahora dos libros sobre música, "Nietzsche Contra Wagner" de Friedrich Nietzsche, nº 19, y "El alma de Hegel y las vacas de Wisconsin" de Alessandro Baricco, nº 12.
3. Andrés RUIZ TARAZONA, 'Liszt en Madrid', en "Revista de Musicología", Vol. 10, Nº 3, 1987, pp 879-886
4. Andrés RUIZ TARAZONA, 'Benjamin Britten', en Jesús VILLA-ROJO (ed.), "Músicas actuales: ideas básicas para una teoría", Madrid: Mínima Editorial, 2008, pp 269-276
5. Andrés RUIZ TARAZONA, "España en los grandes músicos", pp 39-40
6. Maria Josepha Ball (Stundwiller, Alsacia, ca. 1714-Bonn, 30 de septiembre de 1775) era hija de Philippe Jacques Ball (Bajo Rhin, 1684-Bajo Rhin, 1746) y Anne Cunégonde Mayer (ca. 1657- post 1734). Se casó en 1733 con Lodewijk van Beethoven (Mechelen, 1712-Bonn, 1773), con quien tuvo tres hijos Maria Bernardina Ludovica (Bonn, 1734-Bonn, 1734), Markus Josephus (Bonn, 1737-Bonn, 1737) y Johann (n. Bonn, 1740), quien fue el padre de Ludwig van Beethoven. La familia Ball estaba asentada en el departamento alsaciano del Bajo Rhin al menos desde principios del siglo XVII, un siglo antes de la Guerra Europea de Sucesión Española. El padre de Maria Josepha Philippe Jacques Ball fue el cuarto hijo de Jacques Ball (n. ca. 1650), y este el cuarto hijo de Jacques Ball (1629-1716), hijo a su vez de N. Ball (ca. 1602-1684).
7. La familia del panadero Gottfried Fischer (Bonn, 21.07.1780; Bonn, 23.02.1864) era propietaria de la vivienda de Rheingasse 24 de Bonn donde los Beethoven vivieron entre 1775 y 1885, aproximadamente. La casa quedó destruida en 1944 , motivo por lo que no se corresponde con la actual BeethovenHaus de Bonn. Gottfried apenas debió coincidir con los Beethoven, ya que era un niño pequeño cuando se mudaron de casa. Hacia 1838 Gottfried escribió -junto con su hermana Cäcilia (1762-1845)- sus recuerdos de la familia Beethoven, que no se publicaron hasta 1971.
8. Andrés RUIZ TARAZONA, "España en los grandes músicos", pp 40-41
9. Andrés RUIZ TARAZONA, "España en los grandes músicos", p 35
10. Andrés RUIZ TARAZONA, "España en los grandes músicos", pp 67-68
11. Andrés RUIZ TARAZONA, "España en los grandes músicos", p 137
12. Andrés RUIZ TARAZONA, "España en los grandes músicos", pp 255-256
13. José Luis TEMES, prólogo a Andrés RUIZ TARAZONA, "España en los grandes músicos", pp 12-13
14. José Luis TEMES, prólogo a Andrés RUIZ TARAZONA, "España en los grandes músicos", pp 14
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