Italia

El adiós de Mariella Devia

Anibal E. Cetrángolo
jueves, 7 de junio de 2018
Mariella Devia © 2018 by Michele Crosera Mariella Devia © 2018 by Michele Crosera
Venecia, miércoles, 16 de mayo de 2018. Teatro La Fenice. Norma. Tragedia lirica en dos actos. Libreto de Felice Romani de la tragedia de Alexandre Soumet Musica de Vincenzo Bellini. Regia, Scene e Costumi, Kara Walker; Light designer, Vilmo Furian. Elenco, Norma, Mariella Devia; Pollione, Stefan Pop; Adalgisa, Carmela Remigio; Oroveso, Luca Tittoto; Clotilde, Anna Bordignon; Direttore, Riccardo Frizza; Orquesta y Coro del Teatro La Fenice; maestro del Coro Claudio Marino Moretti. Nueva producción escénica de la Fondazione Teatro La Fenice, proyecto especial del 2015 de la Esposizione Internazionale d’Arte della Biennale di Venezia n. 56.
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Esta presentación veneciana de Norma es en realidad una reposición de la producción que ya vimos en 2015 con alguna sustitución en los cantantes; por eso dedicaré de manera sucinta a relatar mi impresión del espectáculo en sí, para dar cuenta luego de la razón que hizo de esta ocasión un evento imperdible.

La puesta era la de Kara Walker que explora temas como la raza, la identidad de género, la sexualidad y la violencia. Walker presento obras en la Exposición Bienal de Arte del 2015 y, a partir de los acuerdos de este ente con la Fenice, afrontó la regie de Norma desempeñando una tarea que no es la usual para ella. Todo es imaginado, en su versión, en un ambiente africano que puede situarse a fines del Siglo XIX en mundo donde los druidas son miembros de un clan y los romanos son europeos colonizadores, conclusión Oroveso apareció en un tripudio de plumas y Flavio, el compañero de Pollione, lucía un vestido estilo Doctor Livingstone (I presume).

Mariella Devia fue una Norma estupenda. Dijo de forma inmejorable el primer recitativo. Allí su énfasis dramático fue muy convincente. Momentos de lirismo como el “Pace v’intimo” fueron ocasión para que esta artista luciese su aspecto más seguro y se llegó así a un “Casta Diva” con pianissimi de gran emoción. El resto de su labor siguió en esa tónica entablada desde el inicio y por eso resultaron muy intensos otros momentos de gran dramatismo – “In mia man alfin tu sei” y estupendos los ligados emotivos (“teneri figli... in questo sen concetti”).

Carmela Remigio es una artista de carácter – recordamos su gran Alceste de Gluck en este teatro – que es capaz de resultar muy solvente en los momentos líricos. La cantante con su voz sonora y su coloratura impecable resulto una Adalgisa para recordar.

Gracias a estas premisas fueron posibles momentos notables en las tantas ocasiones a dúo que Bellini reserva a Norma y Adalgisa. La solidaridad vocal de ambas protagonistas permitió efectos sublimes sobre todo en los momentos de lirismo y en los perfectos pichettatti de “Si, fino alle ore esteme” que sigue al celebre monumento al dúo femenino que es “Mira o Norma”, que fue muy bello.

El joven tenor rumano Stefan Pop confirmó la impresión que de él habíamos tenido hace poco en el Roberto Devereux de Parma. Su voz es imponente, y tiene un veloz vibrato que puede o no molestar. Lamentablemente su expresividad no cuenta con una paleta rica de matices y tambien en lo gestual su prestación es muy rígida. Pop es correcto en la zona media del registro, pero en la zona aguda, sobre todo en las ocasiones de ímpetu, fuerza notablemente.

Además de los dúos femeninos esta ópera presenta momentos de conjunto célebres que incluyen al tenor y seguramente uno de ellos fue el trio “Oh! Di qual sei tu vittima” que resultó memorable. El Oroveso de Luca Tittoto fue solvente. Su voz es densa, a veces forzada en el agudo. El Coro de la Fenice resultó estupendo como ya es habitual y esto bien se debe al trabajo serio y eficaz del director Claudio Marino Moretti.

La orquesta fue protagonista segura e impecable. En esa labor encomiable en lo general hubo momentos de excelencia como las intervenciones de los vientos al comienzo o la participación aterciopelada de los violoncellos, luego. Como de costumbre el trabajo de Frizza fue excelente. El director de Brescia es impetuoso y su fogosidad pareció a veces amenazar la seguridad de las viejas paredes de este teatro que, aunque reconstruido, fue pensado en tiempos de revoluciones francesas cuando había más decibeles afuera que dentro el teatro. He apreciado de manera especial i tempi de Frizza en la parte final de la ópera y su capacidad de llevar al extremo pianissimo al orgánico instrumental a su mando. 

Mariella Devia

Concluida esta crónica de Norma, he de relatar ahora el hecho que concentró el interés del público, es decir, el adiós a las escenas de la lírica de Mariella Devia. La presentación de este Bellini coincidió con la entrega a la gran soprano del premio “Una vita per la musica” organizado por la Fondazione Teatro La Fenice y que anteriormente fue otorgado a glorias del canto como Kabaivanska, Raimondi y Bergonzi y a otras figuras celebérrimas del mundo de la música como Rubinstein, Segovia, Böhm, Giulini, Menuhin, Rostropovič, Gavazzeni, Milstein, Bernstein, Abbado, Barenboim. 

Mariella Devia nació en Chiusavecchia, un pueblito del interior de la Liguria que ahora cuenta con poco más de quinientos habitantes. Chiusavecchia es una de las municipalidades italianas que mayormente acoge inmigrantes extranjeros. La Liguria es la tierra de otras sopranos famosas como la legendaria Margherita Carossio y la lamentada Daniela Dessi, y es también, gloriosamente, la patria del pesto, del tuco -en realidad tuccu-, de la torta Pascualina y, cosa importante para los argentinos, del fainá.

La Devia, a pesar de sus orígenes ligures debutó cerca de aquí – escribo desde Padua-, en el Teatro de Treviso y lo hizo cantando uno de sus papeles centrales en su carrera, es decir la protagonista de Lucia di Lammermoor. La soprano cantó el rol desde aquel lejano 1973 hasta el 2006. En todos esos años la Devia “fue Lucia”, o por lo menos, una de las pocas Lucia posibles en esos años. Su carácter de lirico ligero le ha permitido abordar también otros personajes que presentó, sobre todo en teatros transalpinos. Fue así que debutó en el Carnegie Hall con Lakmé y en Viena con la Gilda de Rigoletto. Entre sus responsabilidades sucesivas se cuenta la Elisabetta del Roberto Devereux que presentó frecuentemente desde su debut en el papel en 2011 en Marsella, hasta, como he dado cuenta hace poco en estas páginas informáticas, en Parma, donde se despidió del rol mientras festejaba su cumpleaños numero 70. En este lapso, la Devia presentó con éxito, ese conflictual y arduo papel tanto en Moscú como en New York.

La soprano, ha grabado “su” Lucia dirigida por Mehta y también ha dejado testimonio discográfico de Parisina, una ópera poco representada de Donizetti dirigida por Bruno Bartoletti. En realidad, su catálogo en cd, dada la relevancia de esta gran cantante, es breve y comprende, además, apenas Puritani, L’elisir d’amore, Lucrezia Borgia, de Donizetti, Sonnambula de Bellini y Rigoletto de Verdi. A esto por supuesto hay que agregar los DVD live y de ellos, tal vez el más famoso, es su Maria Stuarda de La Scala con Anna Caterina Antonacci y Francesco Mieli del 2008, y también las donizettianas Lucia, La figlia del regimiento, Marin Faliero, Roberto Devereux (dos versiones) y La Traviata de Verdi.

Esta artista refinada fue siempre cuidadosa de los aspectos de estilo, hábil en la agilidad y magistral en el legato. Algunos la consideran demasiado controlada y poco expansiva en lo afectivo. Sin duda una profesional de gran seriedad, sus colegas han a menudo subrayado su carácter colaborativo y no divistico.

Profesional cabal, trabajadora constante a quien la vida poco regaló, de su extensísima carrera - cuarenta y cinco - los primeros treinta y cinco fueron lo que Verdi llamaba “anni di galera”. En todo ese tiempo jamás esta artista como señala, Domenico Donzelli, se presentó poco preparada para un ensayo. Su registro grave poco sonoro hizo que ella se alejase prudentemente de los papeles más trágicos y fue solamente hacia el final de la carrera que empujada por Fortunato Ortombina - precisamente el director de la Fenice - que se animó a afrontar Norma.

La Fenice la ha despedido con emoción y la ha saludado con un afectuosísimo y continuado aplauso en el que el muy numeroso público, de pie, le ha tributado el miércoles 16 de mayo de este 2018.

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