Reino Unido

Un estreno mundial de Donizetti en el Covent Garden

Agustín Blanco Bazán
lunes, 23 de julio de 2018
Donizetti: L'Ange de Nisida © © Russell Duncan, ROH y Opera Rara Donizetti: L'Ange de Nisida © © Russell Duncan, ROH y Opera Rara
Londres, miércoles, 18 de julio de 2018. Covent Garden. L´Ange de Nisida, ópera en cuatro actos con libreto de Alphonse Royerand y Gustave Vaëz, y música de Gaetano Donizetti. Estreno mundial. Versión de concierto. Sylvia: Joyce El-Khoury. Leone de Casaldi: David Junghoon Kim. Rey Fernando de Nápoles: Vito Priante. Don Gaspar: Laurent Naouri. Monje: Evgeny Stavinsky. Coros y orquesta de la Royal Opera House bajo la dirección de Mark Elder. Opera Rara en el Covent Garden.
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“El Renaissance ha cerrado, y yo pierdo L’Ange de Nisida, una ópera sólo apropiada para ese teatro. ¡Que desgracia! El impresario resultó ser un burro que derrochó dinero por doquier.” Así escribió Donizetti a Tomasso Persico el 9 de mayo de 1840. Donizetti pensó agregar diálogos hablados para adaptar esta obra a la Opera Comique y luego del éxito parisino de la versión francesa de Lucia di Lamermoor, también la Academia Real de Música se interesó en transformarla en una Grand Opéra, pero la transformación terminó yendo por un lado mas inteligente: Donizetti  usó gran parte del material en La favorite, una idea obvia si se tiene en cuenta el argumento: el ángel del título es Sylvia, la favorita del rey Fernando recluida en una isla cercana a Nápoles donde todos la adoran por sus favores a los indigentes. Pero de repente aparece su pretendiente Leone. Después pasa de todo hasta que Sylvia llega implorante al convento donde Leone acaba de hacer unos votos a los cuales renuncia justo a tiempo para cantar algo más o menos igual al dúo de amor de Favorita, antes que Sylvia se muera para poder terminar la obra. El compositor también usó un rondó de Gaspar, el secretario semi-bufo del Rey, para 'Un foco insolito' en Don Pasquale. El resto terminó enterrado en la Biblioteca Nacional de Francia para ser descubierto, reparado y re-orquestado por Candida Mantica y Roger Parker. Gracias a ellos pués, por este importante trabajo exhumatorio, y por las notas del programa del estreno mundial que finalmente tuvo lugar en la velada que comento. Y gracias a Opera Rara por esta nueva gran empresa, aún cuando en este caso vale la ecuación de ópera rara=opera floja, porque este ángel vuela bajo y, más que por sí mismo, vale como análisis de la creatividad de Donizetti para desarrollar ideas embrionarias y luego separarlas entre reciclables y descartables.

Y no es que el material descartado sea malo, ¡no señor!, porque arias como Quelle ivresse et quel délire (Leone) y Ô mon amour perdu (Sylvia), ayudan a comprender como pasar de pentagrama en blanco a esbozos que pueden terminar en maravillas como Lucia, Don Pasquale o Elissir d´amore. También hay un magnífico concertante, Contre un pact infâme, corillos graciositos y saltarines, y curas cantando desde un claustro fuera de escena. Y en la obertura, una magnífica melodía de clarinete, seguido de oboe se apoya en premonitorios trémolos de orquesta con intervenciones de corno que vale la pena escuchar. 

Todo esto lo dirigió Mark Elder con su habitual capacidad para meterse dentro de cualquier partitura e insuflarle un soplo de vida de genuino talento artístico. Pena que en este caso ni la orquesta ni el coro estuvieron a su altura. Hubo desajustes y chatura sonora fronteriza con estridencias alternando con algunas opacidades que me llevaron a preguntar si eran el resultado de una orquestación original defectuosa, o tal vez de un arreglo a los apuros para la exhumación, ya que en tiempos de Donizetti aparentemente se orquestaba todo en el último momento y muchas veces durante un período de ensayos a los cuales nunca llegó el ángel de Nisida.  

Con excepción del Gaspar de Laurent Naouri, el francés de los demás nunca fue proyectado con demasiada claridad, aún en el caso de  Joyce El-Khouri cuyo brillante color vocal fue afeado por algunas dificultades de afinación. David Junghoon fue un Leone sin demasiado squillo pero con excelente apertura de garganta para el pasaje al registro agudo. Vito Priante cantó un correcto Rey Fernando y lo mismo ocurrió con Eugene Stavinsky, que interpretó un cura celote e insoportablemente obtuso y autoritario, enviado por el Papa para recordarle a cada personaje que el sexo es pecado.

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