España - Cantabria

Festival de Santander

Is it Cain and Abel fighting again we heard?

Xoán M. Carreira
martes, 7 de agosto de 2018
Anthony Madigan © Starcast Anthony Madigan © Starcast
Santander, lunes, 6 de agosto de 2018. Paraninfo de la Magdalena. Carmen Gurriarán, soprano. Anthony Madigan, recitador. Sax Ensemble. Santiago Serrate, director. Juan José Mier, Heidelberg, una puerta de luz para Gaia. Luis de Pablo, Pocket Zarzuela, sobre poemas de Miguel Ullán. William Walton. Façade, an entertainment, sobre poemas de Edith Sitwell. 67 Festival Internacional de Santander. Asistencia: 90 % del aforo.
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Façade, an entertainment (Londres: Aeolian Hall, 12 de Junio de 1923) es un ambicioso proyecto conjunto de la gran poetisa Edith Sitwell (1887-1964) y su protegido el joven compositor William Walton (1902-1983). El estreno y las primeras interpretaciones tuvieron como intérpretes a Sitwell como recitadora y a Walton como director y obtuvieron un enorme éxito, razón por la cual Walton escribió en 1926 una suite sinfónica con recitador que fue coreografiada por Günter Hess (1928)  y luego elaboró  una adaptación de esta con destino al ballet Façade (1931) de Federick Ashton, que prescinde de los poemas. En 1938 Sir John Barbirolli estrenó en Nueva York una segunda suite sinfónica, mientras Walton seguía revisando la versión original. de modo que hasta 1951 no se publicó la versión definitiva para recitador y seis intérpretes (flautas, clarinetes, saxo alto, trompeta, violonchelo y percusión) que fue la interpretada por el Sax Ensemble en el FIS 2018.

Si bien cualquiera de la docena de versiones de Façade es una joya poética, musical (y coreográfica), somos legión los que amamos la versión para sexteto y la consideramos una de las obras maestras de la música de entreguerras por la agudeza casi shostakovichiana de sus parodias, por su radical falta de prejuicios, por su inagotable sentido del humor y su exquisita capacidad de empatía. por su extraordinaria escritura instrumental, por su desbordante riqueza de ideas y, sobre todo, por su poder evocativo que casi un siglo después del estreno de Façade sigue entusiasmando al público occidental. Así sucedió en La Magdalena, donde los reiterados aplausos llevaron a Santiago Serrate a levantar la partitura de Façade como máxima expresión de homenaje. La mayor parte de ese público desconocía Façade y es probable que muchas de esas personas escuchasen música de Walton por vez primera. Nadie tuvo que explicarles las relaciones de Façade con los arlequines de Picasso, el personaje de Charlot, o con obras como Pierrot Lunaire de Schönberg, L'Histoire du soldat de Stravinsky o La nariz de Shostakovich.

Ni falta que haría porque, al igual que estas obras maestras, Façade es una deslumbrante reflexión sobre el absurdo, la desolación, el dolor y la soledad cruelmente representados por el personaje del payaso triste, extraordinariamente recreado por un Anthony Madigan en estado de gracia: clarísima dicción, prosodia perfecta, modélica proyección, infalible sentido del ritmo y de la expresión, elegancia y sentido del decoro. A su servicio, unos entusiasmados instrumentistas que lograron abundantes momentos de excelencia (las fusiones tímbricas entre saxo y trompeta o las sutilezas de ataque en las pequeñas percusiones) y una inteligente y sensible dirección y concertación de Santiago Serrate. ¡Chapeau maestro!

En la primera parte Maite Raga y Duncan Gifford interpretaron Heidelberg, una puerta de luz para Gaia, para flauta y piano de Juan José Mier (1947-1997), una reposición veinte años después del estreno de esta agradable composición en el homenaje que le dedicó el FIS 1998 a pocos meses de la muerte de este querido artista cántabro.

Pocket Zarzuela (Bonn: otoño de 1976) de Luis de Pablo sobre poemas de José Miguel Ullán, para soprano, flauta, clarinete, violín, violonchelo y piano, fue estrenada por Pura María Martínez y el grupo Koan dirigidos por el dedicatario de la obra, José Ramón Encinar. A ellos se la escuché por vez primera en el Festival Internacional de Granada de 1978, ocasión en la cual adquirí la partitura de cara escribir la crítica del concierto. Si entonces la obra me pareció tontorrona y old-fashioned, como casi toda la producción de la vanguardia musical franquista, Pocket Zarzuela ha envejecido muy mal. Lo que hace cuarenta años resultaba cursi y pretencioso, ahora es mohoso. Lo que en los estertores de la dictadura era elitismo vanguardista (vanguardia es un término militar), ahora es simple desprecio por los intérpretes y el público. Ni siquiera una intérprete de la profesionalidad, competencia y talento de Carmen Gurriarán, capaz de bordar una Voix humaine de Poulenc, alcanza a convertir en gesto musical la absurda escritura vocal de Pocket Zarzuela. Técnicamente el Sax Ensemble es muy superior al modesto Grupo Koan, que no tenía la precisión entre sus virtudes, y para ello basta escuchar la exacta interpretación de la introducción de Pocket Zarzuela: lo triste es que el Sax Ensemble, tocando correctamente lo escrito, no obtiene resultados más satisfactorios que el Grupo Koan, haciendo lo que podía.

Afortunadamente luego vino Façade. Aunque no para satisfacción de todos. Las comparaciones son odiosas, especialmente para la parte perjudicada, y en esta ocasión la comparación era entre Façade, un plato exquisito, y una zarzuela poco hecha.

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