Bajo la alfombra de Enrique Granados

57] Enrique Granados como artista moderno: el caso de las Tonadillas

Xoán M. Carreira
viernes, 25 de enero de 2019
Caricatura de Enrique Granados como maja © Dominio público. Pinterest Caricatura de Enrique Granados como maja © Dominio público. Pinterest
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Enrique Granados escribió numerosas canciones para voz y piano entre 1890 y 1916, pero no prestó atención a su publicación hasta que hacia 1912 decidió abordar la composicion de ciclos de canciones destinadas a su comercialización. En otra entrega de Bajo la alfombra de Enrique Granados he publicado una lista razonada de las canciones para voz y piano de Granados conservadas en la actualidad, uno de los muchos aspectos poco conocidos, mal estudiados y peor editados de la producción granadina.

La publicación de referencia de esta serie de canciones es la veterana edición práctica de Manuel García Morante*, basada en información documental dispersa y carente de rigor filológico, a pesar de lo cual cumple con competencia su objetivo de servicio a los intérpretes desde hace más de dos décadas y, desde luego es merecedora de mi respeto y admiración. Desde la perspectiva de historia de la interpretación resulta de utilidad la introducción a la edición práctica de Mac McClure y Marisa Martins de las once Tonadillas*.

Lola Membrives y Federico García Lorca (Buenos Aires: 1934). © Dominio público.Lola Membrives y Federico García Lorca (Buenos Aires: 1934). © Dominio público.

El primer ciclo de canciones de Granados fue Tonadillas en estilo antiguo sobre poemas de Fernando Periquet, once de las cuales fueron estrenadas el 26 de mayo de 1913 por la actriz-cantante Lola Membrives (Buenos Aires: 1885-1969) y Enrique Granados en el Ateneo de Madrid. La número 4, El majo olvidado fue compuesta con posterioridad para su dedicatario el barítono Emilio de Gogorza (Nueva York: 1872-1949), probablemente en el verano de 1913, según argumenta convincentemente Douglas Riva* en su soberbia edición de esta "tonada o canción" (no tonadilla) sobre un texto probablemente del propio Granados.

Emilio de Gogorza. © Dominio público. Picryl.Emilio de Gogorza. © Dominio público. Picryl.

A finales de 1913 se puso a la venta la primera edición de las doce Tonadillas en estilo antiguo (Madrid: Casa Dotesio) que fueron interpretadas el 4 de abril de 1914 en la Sala Pleyel de París por la soprano Mathilde Polack y Granados en un concierto de la Société Musicale Indépendant en el cual se estrenaron también el libro II de Goyescas y la Serenata para dos violines y piano, con los violinistas Francesc Costa y Léon Zighera*. El éxito del concierto propició que la SMI solicitase y obtuviese la concesión a Granados de la Legión de Honor, noticia que Granados comunica a su esposa Amparo Gal en una carta fechada el 5 de abril, día en el que Granados asistió al estreno de la versión de concierto de Le Sacre du printemps de Stravinsky. Granados le comenta a Amparo su propia impresión sobre Mathilde Polack: 

Las Tonadillas a pesar de ser cantadas con desgracia gustaron mucho; sobre todo las Dolorosas y las Currutacas, que se repitieron, luego tuve que tocar dos obras más fuera de programa teniendo que salir a saludar diez o doce veces. Más éxito que nunca*

El 29 de marzo de 1914, unos días antes del mítico concierto en la Sala Pleyel, tuvo lugar el estreno catalán de las Tonadillas en el Teatro Principal de Tarrasa por la soprano Judith Tarragó acompañada por Granados. El estreno barcelonés se produjo el 27 de junio de 1914 en el Palau de la Música Catalana con Ricardo Viñes y Conchita Badía  (Barcelona: 1897-1975), alumna dilecta de Granados que volvió a cantar las Tonadillas, acompañada por el compositor, el 13 de junio de 1915 durante la Exposición Anglada Camarasa, en un concierto benéfico celebrado en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona a beneficio de las familias de los pintores franceses muertos en el campo de batalla.

Conchita Badía, Manuel de Falla y Franck Marshall (Barcelona: 1926). © Dominio público. Pinterest.Conchita Badía, Manuel de Falla y Franck Marshall (Barcelona: 1926). © Dominio público. Pinterest.

A partir de ese momento se inicia la identificación de Conchita Badía con las Tonadillas, que adquieren tanta popularidad que Granados se animó a componer un nuevo ciclo, las Canciones amatorias (diciembre de 1914) que se escuchó completo por primera vez el 5 de abril de 1915 en la Academia Granados, en interpretación de Badía y Granados. Por su parte Periquet intentó repetir fortuna con Amadeo Vives cuyas Canciones epigramáticas fueron estrenadas por la famosa cupletista Amalia de Isaura en el Teatro Español de Madrid en noviembre de 1915 con tanta expectación como temprano olvido*

Bain, retrato de María Barrientos. © Library of Congress.Bain, retrato de María Barrientos. © Library of Congress.

Mucho se ha escrito y nada se ha documentado sobre las intenciones patrióticas de Granados al componer las Tonadillas. Lo cierto es que si en algún momento hubo algo de tales intenciones, Granados nunca dijo nada al respecto, a pesar de la abundancia de comentarios sobre las Tonadillas en su correspondencia a partir de finales de 1912. Su único foco de interés expreso es conseguir un éxito internacional (y una fuente saneada de ingresos) con sus Tonadillas, de las que espera le abran las puertas del mercado estadounidense: el 9 de enero de 1913 la soprano María Barrientos (Barcelona, 1983; Ciboure, 1946) le da acuse de recibo de las Tonadillas a ella dedicadas [tres], y el 3 de febrero de 1913 remite una copia de las Tonadillas a su gran amigo el compositor y pianista Ernest Schelling (1876-1939), describiéndolas como "essais pour Goyescas", y se lamenta de que no estén traducidas al francés. Su descripción del ciclo es:

La grâce, la picanterie, le coté dramatique, la mélancolie et la la grâce mêlées; voilà. Ce sont des chansons pour faire chanter à des grandes artistes, puisque tout dépend de la façon spirituelle de les interpréter.*

Ernest Schelling y Enrique Granados (New York: 1916). © Dominio público. Viquipedia.Ernest Schelling y Enrique Granados (New York: 1916). © Dominio público. Viquipedia.

De lo que habla Granados es de melancolía y gracia mezcladas, la paradoja del payaso triste personificada en Pierrot, es decir, un estilema de moda en la época, que podemos encontrar en la pintura, el teatro, la danza, la ópera y la opereta, el cabaret y la literatura. Moda a partir de la cual construyó Charles Chaplin su personaje de Charlot, el mendigo enamorado. Desde esta perspectiva toma sentido la descripción que Granados hace a Schelling de una de sus tonadillas:

La Maja Dolorosa représente trois sortes de la douleur: la douleur immédiatement après la mort di Majo: la douleur des larmes; et celle de quelque temps après; les souvenirs douloureux, pour ainsi dire*

Todo parece indicar que Granados creía haber encontrado la fórmula para alcanzar su soñado despegue internacional. La adopción de los estilemas musicales del mainstream occidental, sazonados generosamente con exotismo local, eran su propósito. Nada distinto de lo realizado por Haydn cien años antes o por la world music a finales del siglo XX. Es lo que en la actualidad se denomina manufactura glocal. 

Notas

1. GARCIA MORANTE, Manuel (Ed.), "Enrique Granados: Obra completa para voz y piano", Barcelona: Tritó, 1996 y 2007

2. Mac MCLURE y Marisa Martins (ed.), "Enrique Granados: Tonadillas en estilo antiguo. Guía interpretativa", Barcelona: Ed. Boileau, 2015

3. Douglas RIVA (ed.), "Enrique Granados: Canciones para voz masculina y piano", Barcelona: Ed. Boileau, 2008

4. "Granados est á Paris. Il ne se fera entendre qu’une seule fois, ce soir, au concert de la S.M.I., salle Pleyel, á 9 heures. Le grand artiste espagnol y donnera la première audition de ses oeuvres, Deux danses espagnoles, la fin des Goyescas, une sérénade pour deux violons et piano et des tonadillas chantées par Mme Mathilde Polack." En “Le Figaro”, 4 de abril de 1914, p 7

5. Miriam PERANDONES, "Correspondencia epistolar (1892-1916) de Enrique Granados", Barcelona: Editorial Boileau, 2016, pp 419-20

6. "Solamente elogios merece la exquisita labor de intérprete de Amalia Isaura; sin el concurso de esta feliz intérprete, Vives hubiese fracasado en sus "Canciones epigramáticas". No puede hallarse más naturalidad y gracia en una artista, que lucha bravamente contra los arcaísmos de la lengua castellana y las arideces musicales de la tonadilla española, rebelde al gusto moderno y aún velada por el secular polvo de la raza. El éxito de Amalia Isaura fue unánime, y el público rindió pleitesía al talento y constancia que puso en su desempeño, al vencer las enormes dificultades, sin que la frase más superficial o ligera perdiese el matiz apropiado, y el gesto y la desentonaran del espíritu de la obra, era necesario gran intuición para idealizar aquellas edades, confusas a los indoctos." En "El Couplet", I-4 (25-XI-1915)

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