España - Cataluña

In taberna quando sumus

Berta del Olivo
miércoles, 13 de febrero de 2019
Barcelona, domingo, 20 de enero de 2019. Palau de la Música Catalana. Joan Guinjoan: Fantasía del Trencadís; Carl Orff: Carmina Burana. Sara Blanch, soprano; Flavio Ferri-Benedetti, contratenor; y Germán de la Riva, barítono. Coral de la Universidad Rovira i Virgili; Coro de la Federación Catalana de Entidades Corales; Coral Infantil de la Escuela de Música Victoria de los Ángeles de Sant Cugat. Orquesta Sinfónica Camera Musicae.  Josep Caballé Domenech, director. Aforo completo
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Una nueva interpretación del Carmina Burana de Carl Orff, un nuevo éxito. Desde su estreno en 1937 en Frankfurt, se viene repitiendo la apoteosis del público cada vez que este monumento musical se interpreta. ¿Qué tiene la música de Orff que provoca ipso facto fervientes pasiones entre el público? Desde la impactante fachada construida por la orquesta en pleno y por los coros mixtos, que despliegan los coros de la Fortuna que todo lo rige, más que en la melodía o la armonía, Orff se basa en motivos rítmicos altamente pegadizos para construir sus ideas musicales. Así, continuando con el símil arquitectónico, el compositor alemán desarrolla estancias de ritmos obstinados tras la impresionante fachada de Carmina Burana. Además, Orff consigue conferir a su partitura su característico tono primitivo y arcaizante mediante el uso de cuartas y quintas medievales en la melodía y de los modos eclesiales. 

Los Carmina Burana, encontrados en la abadía benedictina de Beuern (Baviera) a comienzos del siglo XIX, constituyen una colección de cantos dedicados a la exaltación del goce de la vida de los goliardos medievales, frailes retirados de algunas abadías benedictinas, entre los siglos XII y XIII. De esta colección, los humanistas Schmeller y Hoffmann, junto con Orff, formaron cinco grupos contrastantes de poesías: el triunfo de la fortuna, una escena de la primavera, unas danzas en el prado, una escena en la taberna y una conclusiva corte de amor. 

Precisamente, en la sección dedicada a la corte de amor destacó de manera especial la soprano Sara Blanch con su cálida voz. Por su parte, el barítono Germán de la Riva sorprendió con su jocosa interpretación del abad borrachín y vividor. En cuanto al contratenor, Flavio Ferri-Benedetti sorprendió por su bella y misteriosa voz. 

En cuanto a la orquesta, debo confesar que soy una devota seguidora de su sección de cuerda, que estuvo espectacular una vez más. En esta ocasión, me gustaría destacar a la sección de viento, por los bellos diálogos entre la flauta y la soprano. E impecables se mostraron la percusión y la sección de metal. Pasando a los coros, fue muy loable la interpretación de la Coral de la Universidad Rovira i Virgili así como del Coro de la Federación Catalana de Entidades Corales. Felicitaciones para los niños de la Coral Infantil de la Escuela de Música Victoria de los Ángeles de Sant Cugat. Y un bravo final para el director Josep Caballé Domenech: una delicia observar su dominio de la partitura y su enérgica dirección. 

Una vez más, me gustaría subrayar la labor de la Orquesta Sinfónica Camera Musicae interpretando a los grandes clásicos, piezas que como Carmina Burana, constituyen verdaderos monumentos de la Historia de la Música.

Y qué mejor que combinar los clásicos con autores contemporáneos. En este caso, con el oportuno homenaje al compositor tarraconense, Joan Guinjoan, fallecido a comienzos de este año. Destacan en su Fantasía del Trencadís las texturas que crea con la percusión, la cuerda y el metal, a la manera que Gaudí creaba el mosaico trencadís, a partir de distintos fragmentos cerámicos. 

Nuestra próxima cita con la Orquesta Sinfónica Camera Musicae será el domingo 10 de febrero en el Palau de la Música Catalana con obras de Schubert, Strauss y Brahms. 

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