Discos
George Gershwin en una Jam-Session
Juan Carlos Tellechea

George Gershwin en una Jam-Session. Esta es una idea sensacional que no imaginaba así en su momento el genial compositor estadounidense cuando tuvo que escribir a toda prisa Rhapsody in Blue (1924) para piano y banda de jazz. La pieza fue estrenada, no sin ciertas vacilaciones de su parte, el 12 de febrero del referido año en el neoyorquino Aeolian Hall en un magnífico concierto titulado An Experiment in Modern Music, dirigido por el famoso Paul Whiteman (1890 - 1967).
Esta lograda grabación de Decca va más allá aún, al combinar nada menos que una gran orquesta sinfónica tan célebre como la Royal Philharmonic Orchestra de Londres, bajo la diestra batuta del director y compositor uruguayo José Serebrier, con un grupo de jazz, en este caso el prestigioso The Shelly Berg Trio (Shelly Berg, piano; Gregg Field, batería; Chuck Bergeron, contrabajo), cuyos integrantes improvisan de alguna forma en su ejecución, disfrutando de ella con afinidad temperamental.
Cada obra tiene sus antecedentes y ésta los suyos. Fue Whiteman, quien puso a Gershwin ante hechos casi consumados y lo empujó a arrojarse al agua fría, como quien dice, con Rhapsody in Blue. El 1 de noviembre de 1923 lo había invitado a componer una pieza sinfónica de jazz, para estrenarla en el referido concierto. Gershwin declinaba el ofrecimiento, argumentando que tenía otros compromisos y que no podría cumplir con el encargo. En el fondo era el temor a fracasar por su inexperiencia en orquestación sinfónica el que lo dominaba y le hacía darle largas al asunto.
En la tarde del 3 de enero de 1924 tocaba Gershwin con su amigo, el guionista, dramaturgo, autor de canciones y productor cinematográfico Buddy DeSylva (1895 – 1950) cerca del Broadway Billard, mientras su hermano, Ira Gershwin leía la edición del día siguiente del New York Tribune. En un artículo titulado What Is American Music?, sobre el concierto programado por Whiteman para el 12 de febrero, se anunciaba que George trabajaba en esos momentos en una composición de jazz que sería estrenada entonces.
En la mañana del 4 se apareció Ira en el desayuno y le mostró la información a George. Éste, sorprendido y molesto telefoneó al otro día con Whiteman para pedirle explicaciones. El director le aclaró que había decidido a toda marcha anunciar el espectáculo sin consultarlo, porque su principal competidor, el pianista de jazz y bandleader Vincent Lopez (1895 – 1975) le iba a arrebatar la idea de estos recitales experimentales y por lo tanto no había tiempo para discusiones. No pudiendo eludir el compromiso, George, a la sazón de 25 años de edad, compuso bajo extrema presión y en tres semanas Rhapsody in Blue que fue orquestada por Ferde Grofé (1892 – 1972), el arreglista de Whiteman.
Gershwin y Whiteman habrían de dar así un gran paso en el encumbramiento definitivo del jazz gestando la música sinfónica propia de Estados Unidos con elementos afro, como el blues y los spirituals, cuyas notas y ritmos vistió George con un precioso ropaje de etiqueta para presentarlo en sociedad. Obvia decir que el éxito fue total. Whiteman y Gershwin (al piano) terminaron la ejecución en medio de febriles aclamaciones y aplausos.
El primer título de trabajo de la obra era American Rhapsody, pero a Ira se le ocurrió cambiarlo por Rapsodia en Blue para hacer referencia a ese género musical melancólico originado entre los esclavos negros en el sur profundo de Estados Unidos en la década de 1870, tras haber visitado días antes una exposición del pintor estadounidense James Abbot McNeill Whistler (1834 – 1903), influido por el realismo europeo del siglo XIX, que acostumbraba a titular sus cuadros como Sinfonías en blanco o en gris o en negro.
Todo suena de forma extraordinaria, elegante, acompasada, bajo la esmerada y prolija dirección de Serebrier, como si primero estuviéramos en una gran sala de conciertos con millares de espectadores y de pronto en la especial intimidad de un Hot Club en el Soho (West End) londinense. ¡Maravilloso! Los arreglos para piano y orquesta sinfónica son los que hiciera en 1942 y en 1946 el legendario compositor, arreglista y director de orquesta estadounidense Grofé, pero con la peculiar impronta de Berg, en este caso, que le presta además mucho vigor y soltura.
Gershwin Reimagined – An American in London
Esta grabación de Berg y Serebrier viene a cerrar la conmemoración del nacimiento de George Gershwin hace 120 años (Brookly, Nueva York, 26 de septiembre de 1898 – Hollywood, Los Ángeles, 11 de julio de 1937), subrayándonos nuevamente la universalidad e intemporalidad de su música. El propio Serebrier celebró en aquel distrito de la capital británica el Centenario de Gershwin junto con la familia de éste, dirigiendo en el Palladium el domingo 4 de octubre de 1998 el único y memorable concierto oficial de homenaje que fuera transmitido por la BBC de Londres.
Ahora ambos maestros cumplen con una postrera intención de Gershwin: involucrar a creadores del lenguaje popular (jazz) en la música sinfónica en un contexto de ritmo y swing exuberantes. ¡Qué polenta!!! (para utilizar un término de la jerga jazzística sudamericana). Creo que el CD ni hace falta recomendarlo expresamente, se recomienda por sí solo ante los más variados oyentes de todos los gustos.
Shelly Berg (Cleveland, 1955) y su trío, así como el trompetista, pianista, fliscornista, percusionista, tecladista y compositor cubano-estadounidense Arturo Sandoval y la deslumbrante vocalista Monica Mancini; la exquisita cantante de Rhythm & Blues Ledisi (Anibade Young) y el violinista, guitarrista, mandolinista y compositor Mark O'Connor hacen interpolaciones de jazz en la ejecución de la Royal Philharmonic Orchestra, con los excepcionales arreglos para piano y orquesta de Shelly Berg. Las cuerdas y los vientos suenan de ensueño en Fascination Rhythm (4':46“), cuarta de las seis pistas grabadas, junto con el violín mágico de O'Connor.
En el segundo surco, dedicado al poema sinfónico An American in Paris (21':24“), estrenado el 13 de diciembre de 1928 en el Carnegie Hall, (con arreglos de Frank Campbell-Watson, 1898 – 1980, editor de New World y lector de Gershwin que difieren en muchos puntos de la partitura original) la música se diluye emocionada, tras el garbeo por el parisino Jardin du Luxembourg y el nostálgico regreso imaginario a Estados Unidos, para dar paso a su majestad el blues con el hondo sentimiento y el encanto interpretativo de Ledisi en Home Blues que solamente ella es capaz de entregar como lo hace.
Después, en el tercero, la dulce voz de Mancini, el virtuosismo de Sandoval en la trompeta y la orquesta nos dejan con notable consagración y sensibilidad I Love You Porgy / My Man's Gone Now, de la ópera en tres actos Porgy and Bess (1935), con libreto en inglés de Ira Gershwin y DuBose Heyward, considerada por el mismo George Gershwin como su mejor obra. El compositor consiguió aquí una síntesis innovadora entre las técnicas orquestales europeas con aquellas expresiones idiomáticas entrañablemente populares del blues y del jazz que tanta riqueza aportaran al género lírico.
Las dos últimas pistas (5 y 6) están dedicados, respectivamente, a Three Preludes (1926) y a I Got Rhythm (publicada en 1930). Los tres preludios, originalmente para piano, arreglados brillantemente para orquesta por Serebrier, reflejan la cercanía de Gershwin a las composiciones sinfónicas, también marcadas por modulaciones audaces y cuidadas armonías con elementos característicos de la música de influjo afro-estadounidense. El primero de los preludios, en si bemol mayor, es en ritmo de Charleston; el segundo en do sostenido menor, en estilo de blues; y el terceo en mi bemol menor, en tiempo de foxtrot rápido. En total, Gershwin compuso cinco preludios; los otros dos, más conocidos bajo el nombre de Short Stories, fueron arreglados para piano y violín.
El Shelly Berg Trio, con una magistral interpretación pianística, y la Royal Philharmonic cierran el album con esa extraordinaria canción que compusiera Gershwin con letra de su hermano Ira y que entretanto se ha convertido en algo así como un estereotipo del jazz: I Got Rhythm (publicada en 1930), con el Shelly Berg Trio y la Royal Philharmonic Orchestra, y que también tiene su historia.
I Got Rhythm había sido escrita originalmente en tiempo lento para el musical Treasure Girl (1928) que fue un fiasco y donde al final no se la utilizó. Pero, después fue incorporada con ritmo más rápido en Girl Crazy (1930), la comedia de Broadway de mayor éxito de Gershwin, que también incluía otros temas convertidos entretanto en canciones memorables, como Embraceable You o But Not for Me.
Gene Kelly, entre numerosos otros artistas, la interpretó y la bailó inolvidablemente en el filme An American in Paris, de Vincente Minelli (1903 – 1986), con la deliciosa Leslie Caron en el papel coprotagónico, además de Oscar Levant, Georges Guétary y Nina Foch, estrenado el 26 de agosto de 1951 en Londres. Dicho sea esto al margen, la cinta fue galardonada en 1951 con seis Oscar de la Academia Cinematográfica de Hollywood (mejor película, mejor guión, mejor música, mejor fotografía en color, mejor vestuario en color, mejor decoración en color), tras haber sido nominada con un total de ocho distinciones (mejor director y mejor montaje).
La sucesión de acordes de I Got Rhythm, que más tarde se conocería como Rhythm changes, abrió entonces enormes posibilidades de improvisación (de las que aquí saca enorme partido Shelly Berg con su excelente piano) y se constituyó por ello en la base histórica, en la madre espiritual de muchos otros títulos de jazz que vendrían más adelante y que nos fascinarían imperecederamente por su creatividad.
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