DVD - Reseñas
¡Ave, verum!
Tucán
Ave Verum, Popular choral classics. The Choir of St. John's College, Cambridge: Christopher Robinson, director. Peter Davis, órgano. Alison Atkinson, chelo. Naomi Rudoe, arpa. Filmado en la capilla del St. John's College, Cambridge. Mozart; 'Ave Verum'. Haydn; 'Insanae et vanae curae'. Brahms; 'How lovely are Thy dwellings'. Bird; 'Ave verum'. Grieg; 'Ave maris stella'. Bruckner; 'Locus iste'. Felix Mendelssohn; 'Denn er hat seinen Engeln'. Schubert; 'Where Thou reignest'. Harris; 'Bring us, O Lord God'. Stanford; 'o! For a closer walk with God'. Lotti; 'Criucifixus'. Duruflé; 'Pie Jesu Domini'. Rossini; 'O salutaris hostia'. Fauré; 'Cantique de Jean Racine'. Boyle; 'Thou, O god, art praiset'. Rachmaninov; 'Hymn of the Cherubin'. Parsons; 'Ave Maria'. Franck; 'Panis angelicus'. Elgar; 'Ave verum'. Wesley; 'Thou will keep hymn'. DVD de 85:23 minutos. Menú sólo en inglés. Sin mención de restricciones regionales. Sonido Dolby Digital y 5.1 Surround. DVD Alpha Centauri ACE 11008A.
6,71E-05
Ave Verum trata de algo tan sencillo y auténtico como puede ser un pequeño coro, el St. John's College Choir, de Cambridge, cantando breves piezas corales en la capilla de su Colegio, con el acompañamiento de órgano, circunstancialmente de violonchelo o de arpa, o a capella. No es fácil la sencillez, que dicen es virtud de los grandes. Ante este DVD, sólo cabe inclinarse con un ¡Ave, Verum!, que me permito traducir algo libremente por ¡Salud, verdad!Escuchando y viendo este disco, se puede llegar a entender por qué los compositores ingleses, cuya casi absoluta mayoría se formó musicalmente en coros como el del St. John's College, han sabido tratar la voz como lo han hecho. Y cómo sólo desde un conocimiento tan íntimo y precoz del instrumento se le puede mimar al tiempo que se logra el mejor rendimiento del mismo.La afinación, perfecta en todo momento; el timbre, bellísimo y variado, con esa delicadeza tan peculiar y deliciosa de las voces blancas infantiles. La potencia, y matización dinámica, excelentes. Las entradas y finales, todos a tiempo. Es decir, con todo lo imprescindible para lo único importante: una musicalidad y una capacidad de expresión espléndidas, muy bien captadas por una excelente toma y reproducción del sonido. La realización visual, como cabe esperar de un concierto en una capilla: correcta y serena.Oyendo a los chavales del St. John's, uno siente por qué en otras épocas la prisa no ocupaba tanto lugar en este mundo. Eran, tal vez, momentos en los que una profunda espiritualidad ocupaba el que en el que hoy ha sido sustituida por grotescos ídolos llamados competencia, éxito, dinero o poder, que, como bufones contemporáneos nos distraen de una introspección verdadera, tan incómoda como imprescindible para saber de verdad quiénes y qué somos. En camino hacia ella, despidámonos como comenzamos: con un ¡Ave, verum!, ¡Salud, verdad!
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