Alemania
Opereta a medias
J.G. Messerschmidt

Hace apenas cinco temporadas que se estrenó esta producción y ya empiezan a advertirse en ella signos de envejecimiento. La acción dramática ha perdido fuerza, los personajes resultan pálidos y el trabajo de los intérpretes rutinario.
Las debilidades de la puesta en escena, como la totalmente innecesaria presencia de dos personajes que representan a sendos ángeles o un vestuario pseudohistórico poco convincente, saltan a la luz como no lo hicieron en el estreno, en el que una actuación vivaz y creíble consiguió disimularlos.
En lo musical hay de todo. Lo peor es la dirección musical de Felix Meybier, muy plana, poco matizada, con tiempos rígidos y estilísticamente poco lograda.
En los valses se echa de menos, por ejemplo, el característico alargamiento del segundo tiempo de cada compás, que en el vals vienés por lo general entra algo adelantado y se alarga acortando el último tiempo.
Daniel Prohaska ofrece en lo musical una versión correcta, a la que no puede hacerse ningún reproche, pero que tampoco sobresale.
Alexandra Reinprecht, en cambio, además de dar pruebas de poseer una voz grande, bien timbrada y de amplio registro, interpreta su papel matizándolo cuidadosamente y alcanzando momentos brillantes. Estilísticamente es la intérprete más convincente, mientras en lo dramático obtiene excelentes resultados.
Tambien la interpretación de Ilia Staple como actriz es de gran vivacidad y verosimilitud. Como cantante es igualmente brillante, con una bella voz lírica, hermoso fraseo y volumen más que suficiente. Sin duda, la intérprete más interesante de la función. Sophie Mitterhuber luce un instrumento apropiado, que emplea correctamente. Como actriz le falta presencia escénica.
Daniel Gutmann es un interprete correcto. Hans Gröning, por su parte, ofrece una versión muy convincente de su parte, lo mismo que Wolfganf Hübsch y Eduard Wildner.
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