Entrevistas
Entrevista con José María Sánchez Verdú (3) «Se puede hacer del patrimonio actual una realidad viva»
Paco Yáñez

Paco Yáñez. Ayer, en la charla pre-concierto, hablaba la directora técnica de la Real Filharmonía de Galicia, Sabela García, de la extrañeza, pues ella misma lo calificaba de extrañeza, de que un compositor estuviera en el estreno de una obra actual, como si esto fuese algo raro en el mundo de la música. Quizás lo sea en España, aunque no tanto en otros países centroeuropeos, como Alemania. En este sentido, y aunque creo que hemos de congratularnos porque le hayan encargado esta obra, ¿cómo ve el trato y el respeto hacia los compositores en nuestro país?, porque sé que es un tema que le preocupa, con el que es muy crítico.
José María Sánchez-Verdú Sí, he tenido en España varios casos absolutamente surrealistas. Tiendo a pensar que algunos responsables desconocen cómo enfrentarse a la figura de un compositor: de él dependen todas las programaciones, y, sin embargo, otras figuras (cantantes, instrumentistas, gerentes, críticos...) están absolutamente por delante en cualquier consideración de muchas orquestas. Al compositor se le ve con recelo: vive, cobra derechos de autor; incluso, de edición, y encima puede no transigir con códigos estereotipados para los públicos más conservadores. Los compositores somos los primeros que debemos reivindicar la figura del compositor en España al mismo nivel que en toda Europa. En Centroeuropa, donde es absolutamente primordial la figura del compositor, no hay festival al que vayas que no te inviten, que no te gestionen todo, que no te traten con el mismo respeto que al solista o al director de orquesta. En España ahora se está expandiendo el negar al compositor que sus obras se alquilen a su editorial de forma profesional. Ya sé que no contamos en España con editoriales del estilo de la mía, Breitkopf & Härtel, o Schott, o Universal Edition, pero las pocas que hay están siendo soslayadas, no se posibilita que un compositor español pueda trabajar de forma profesional con una editorial española, y eso se paga, desde hace decenios, en la distribución del trabajo de muchísimos compositores españoles en festivales y orquestas de toda Europa. No es así en Italia, en Austria, en Alemania, en Finlandia, etc., porque se trata de una distribución profesional y muy importante, sobre todo, para la música actual. Esto pasa con frecuencia con los compositores españoles, porque a las editoriales extranjeras y para compositores no españoles, casi siempre se alquila de forma normal... Ahí lo dejo...
PY Realmente, en Galicia el caso más cercano que tenemos de verdadero respeto al compositor actual sería el de la Casa da Música de Oporto, ya que allí, cuando uno va a los conciertos, aunque no se trate de una partitura de estreno, es habitual ver a los compositores en la Sala Suggia, y que estos hayan pasado varios días con la propia orquesta, asumiendo un cuidado sobre la dimensión interpretativa de sus piezas, guiando la ejecución de su partitura, lo que nos habla de cómo dan importancia al compositor dentro del propio proceso de interpretación, cosa que parece muy lejana de lo que sucede por aquí; especialmente, con partituras de compositores extranjeros.
JMSV Cuando tienen ese conocimiento y ese respeto, y saben lo que significa tener cerca al compositor, demuestran su valoración no sólo de la figura del compositor, sino de la propia creación actual. Lo contrario es prueba de no tener ninguna vinculación con lo que es la música del presente.
PY Es que en España una de las figuras que más se echa de menos en las programaciones orquestales es la del compositor en residencia. Usted tendrá una visión mucho más panorámica de lo que es la actual situación en España, pero me da la sensación de que la figura del compositor residente, tan habitual en muchas orquestas europeas, aquí ha desaparecido, no hay un vínculo que establezca una relación fuerte, durante un año, con la obra de un compositor ni con la creación en vivo a lo largo de los años. ¿Hasta qué punto esa figura podría fortalecer nuestra relación con la música actual?
JMSV Como figura, es una apuesta maravillosa, sea en una orquesta, en un festival, con un grupo de cámara, etc. Realmente, es poco conocida la existencia de esta figura en España; sin embargo, hay algunas excepciones. En España tuve la suerte de ser el primer compositor en residencia del Centro Nacional de Difusión Musical. Y desde entonces se ha mantenido en cada nueva temporada, lo cual es una maravilla. Pero, fuera de eso, prácticamente es inexistente. He estado como compositor en residencia en múltiples festivales y orquestas en Alemania, en Austria, en Suiza, en Italia, en Perú, en Corea del Sur, y es una gran experiencia, para el compositor, para el público, para esas propias instituciones; para que el público pueda acercarse al trabajo de un compositor como algo vivo, que está ahí, que no es extraño, todo es una apuesta cultural excepcional.
PY Puesto que han pasado ya once años desde nuestra última entrevista, una década en la que hemos sufrido una grave crisis económica con especial repercusión en la cultura, ¿cómo ve la evolución de la música actual en España, siempre tan deficitaria, especialmente, en lo que se refiere a las orquestas? Aunque en el terreno de la música de cámara también hay problemas de orden, incluso, estructural, si pensamos que en nuestro país no existe ningún ensemble profesional de música contemporánea con una temporada anual parangonable a lo que puedan ser las orquestales.
JMSV Es verdad, no hay ningún grupo profesional, ninguna agrupación en la que sus músicos puedan vivir sólo de esta actividad. Es la antítesis de lo que ocurre en mi país de adopción, Alemania. En España lo que se da es perseverancia y una lucha continua para poder mantener proyectos o temporadas que son fácilmente destruidas cada pocos años, de nuevo. Y las supuestas ayudas del INAEM siguen siendo algo surrealista, incompetente y contrario a todo proyecto musical cultural que atienda a un óptimo resultado y a la creación de proyectos a medio y largo plazo. Sigo sin entender por qué nadie lo cambia para mejorarlo. Ejemplos que funcionan fuera de España los hay a decenas. En cuanto a las orquestas, pues lo ideal sería que hacer música de los siglos XX y XXI fuera algo balanceado y normal. La Real Filharmonía de Galicia interpretó mi obra ayer muy bien, y seguramente lo hace mejor que muchas orquestas extranjeras que tocan mucha más música actual. Yo me pregunto: ¿cómo sería si esta orquesta hubiera tocado con frecuencia música de Messiaen, Ligeti, Xenakis, Guerrero, Boulez, Lachenmann, Furrer, Berio, Dusapin, etc.? Naturalmente, me refiero a las orquestas con financiación pública, no a las privadas.
PY Con el añadido de que el hecho de profundizar en la música de nuestro tiempo cambia nuestra perspectiva y nuestra forma de tocar el repertorio tradicional.
JMSV Claro; mi experiencia maravillosa durante los más de veinte años que llevo en Berlín ha sido siempre su Filarmónica de Berlín: escuchar el mejor Mozart, el mejor Bruckner, y escuchar las mejores obras de compositores actuales, que estaban allí, y ésta ha sido la labor que ha hecho, durante muchísimos años, Simon Rattle, y la que hizo anteriormente Claudio Abbado. El público está familiarizado con las grandes obras de la segunda mitad del XX y con muchísimas obras más actuales, y esa riqueza tan inmensa se respira. Es un elemento de cultura y de patrimonio; y esta idea de patrimonio, en muchos sitios, todavía no ha sido entendida. Quiero decir, que siguen pensando que el patrimonio es algo que pertenece a lo reconocido y archifagocitado, pero, sobre todo, al siglo XVIII o al XIX, o a lo más convencional del XX: escaparse por el mundo del cine, o por el mundo del flamenco, o de las trompetas y mariachis, son apuestas estupendas, pero a veces también excusas para ver, cuando un repertorio se está quemando, cómo hacer para que eso se refresque. Realmente, la normalidad sería hacer el mejor Mozart y los mejores autores del siglo XXI, y en las múltiples corrientes estéticas que hay. La calidad es el único criterio. Éste sería el objetivo.
PY Y ello es parte de un proceso de infantilización del público, en el sentido de que supone negarle la madurez para ser protagonista en la definición de las corrientes estéticas internacionales más potentes de su propio tiempo, que se le hurtan en las programaciones; al menos, en España. De este modo, seguimos dejando que sean otros países, especialmente del mundo anglosajón y Centroeuropa, los que definan el canon actual y las cuotas de poder y representatividad en el arte, quedando nuestro lugar en el de un mero asimilador de lo que desde allí se va desgajando, como sucede, en el fondo, con el repertorio tradicional. Es continuar negando nuestra responsabilidad histórica como público, cultura y sociedad.
JMSV Exacto, pero también vemos que, en sitios muy cercanos, como Casa da Música, se puede hacer del patrimonio actual una realidad viva, de referencia; por eso en Alemania se habla de Casa da Música continuamente. El otro día me encontré por las calles de Venecia a Peter Rundel, y me contó algunos de los proyectos que hacen en Casa da Música, que son envidiables, de un nivel maravilloso. Y no sólo música actual, también hacen música barroca o la mejor música del siglo XIX: ahí está, ése es el diálogo más enriquecedor posible.
PY ¿Y qué piensa, entonces, que puede fallar en las cabezas de los gestores culturales en España para no optar por un camino que tampoco parece tan complicado?
JMSV Cuando una orquesta o un organismo es privado, yo no diría nada, que hagan lo que quieran, porque es un dinero privado y la finalidad que tienen, pues a lo mejor es hacer el Adagio de Albinoni (1945) todas las semanas ... Pero cuando estamos ante un ente público, ahí es cuando deberían crear caminos en los que se estén enriqueciendo públicos muy distintos. Hay público que vino ayer a ver mi concierto que nunca viene a la Real Filharmonía de Galicia, que vino desde Vigo, desde Ponteareas, desde León, desde Madrid y desde otros sitios. Vinieron solamente por este proyecto, y algunas personas de Galicia me decían que no solían venir a los conciertos de esta orquesta, pero que ahora sí, venían a ver algo distinto. Este público queda excluido automáticamente, siempre, en una temporada, porque no forma parte de los destinatarios. Lo ideal sería ampliar ese marco y hacer que la música viva fuera una parte de la realidad musical.
PY Citaba usted antes el ejemplo de Casa da Música, y en la entrevista que mantuvimos en 2015 con su director artístico, António Jorge Pacheco, una entrevista verdaderamente reveladora, sobre todo, al respecto de cómo llevar una programación de música actual y su relación con el público, nos decía Pacheco que en las encuestas anuales que pasan a su público el valor principal que se concede a dicha institución es el ir a ese auditorio a escuchar cosas nuevas, a abrir la mente. En este sentido, nuestras orquestas parece que nos propongan estancarnos o cerrar la mente, puesto que, si realizamos estadísticas históricas de la programación en España, los porcentajes de los compositores y obras interpretadas son terriblemente continuistas y conservadores: se crea una programación que, a través de la cansina repetición, llega a cierto grado de podredumbre.
JMSV Sí. La responsabilidad está en los que tienen en sus manos la programación. En las orquestas donde ha habido gerentes o directores que han creído en esto, se han creado proyectos de los que hoy, todavía, se está oyendo el eco: estoy pensando en las «Cartas blancas» que creó Josep Pons con la Orquesta Nacional de España: todavía son una referencia para abonados que recuerdan cuando vino y estuvo Hans Werner Henze, o George Benjamin, o Joan Guinjoan..., cuando estuvieron compositores muy distintos que ofrecieron sus obras allí. Fue un precioso diálogo del que todavía algunos mantienen la memoria; no recuerdan la Segunda sinfonía (1877) de Brahms que hizo un director, digamos, poco conocido aquel fin de semana; no: recuerdan cómo tuvieron otro tipo de experiencias. Esos ejemplos aparecen sólo con nombres concretos. La cuestión es que nos podemos encontrar con temporadas tan conservadoras y repetidas, que no permiten crear un perfil de una orquesta y una ciudad, sino una constante reiteración de un mismo grupo de obras archiconocidas para un público adormilado en su propio reconocimiento de oír lo que ya conocen.
PY Hablamos en esta entrevista de caminos y posibilidades, y me gustaría que nos contara, ya para finalizar, qué caminos se encuentra recorriendo actualmente: ¿qué próximos proyectos tiene, tanto en la composición, pues sobre la parte docente ya hemos hablado detenidamente, como en términos discográficos?, ya que he de decirle que echo de menos una mayor presencia de José María Sánchez-Verdú en el mercado del disco, pues años atrás se concentraron varios lanzamientos suyos, pero hace tiempo que esperamos un nuevo monográfico con sus obras más recientes.
JMSV La verdad es que nunca me he ocupado del tema discográfico; de paso diré que tengo la suerte de tener siete monográficos en sellos internacionales, y muchas obras editadas en muchísimos discos. Pero también sabemos, más ahora, que el camino del CD no es tan emblemático como lo era antes; ahora hay muchos canales paralelos... En IBS, el gran sello español actual, han salido como ocho o nueve obras distintas mías en ocho o nueve respectivos discos, en los últimos años; con col legno (WWE 1CD 20412) y los Neue Vocalsolisten de Stuttgart ha salido mi primer libro de madrigales para cinco voces, SCRIPTVRA ANTIQVA (2010-12). El año que viene saldrá un nuevo monográfico en WERGO, con el ciclo completo de KHÔRA (2013-19), un proyecto musical, escénico-espacial, casi arquitectónico, con músicos españoles: Sigma Project e Iñaki Alberdi. Es un ciclo para cuarteto de saxofones y acordeón microtonal. Y justo en unos días se graba en Leipzig una pieza de cámara que acabo de estrenar en Hamburgo.
En cuanto a proyectos actuales, tras once óperas u obras de teatro musical ya estrenadas, en unos días se estrena una nueva ópera de cámara en Madrid, en el centro Conde Duque. KELAIA (Libro de los vientos) (2019) es una ópera pequeña, con vídeo, espacialización, electrónica, muy sutil, con textos de una gran poetisa muy vinculada al Magreb, Nieves Muriel. Ella nació en Melilla, y transpira todo ese mundo. Son varias escenas, cada una con el título de un viento, siempre en lenguaje bereber, donde una madre y una hija conviven en una especie de jaima o casa primigenia en un espacio como es el desierto; es una especie de diálogo poético entre generaciones y tiempos, sobre la base de la memoria y su transmisión de una madre a una hija. En marzo tengo un proyecto grande para gran orquesta, un coro masculino de voces graves enorme, órgano, un coro pequeño de mujeres y una cantante japonesa de la tradición del teatro Nō (Ryoko Aoki): será estreno con la Orquesta Nacional de España. La obra está basada en el Proemio del Poema (490-475 a.n.e.) de Parménides, y supone introducirme en esa especie de lado mágico-lógico que he ido estudiando durante años sobre el pensamiento de Parménides en esa época, a través del texto original, todo en griego antiguo, trabajándolo con Alberto Bernabé, que es el gran especialista en Parménides, como filólogo y, sobre todo, en este mundo griego. Y después de este estreno, tengo otro: una obra para orquesta, para la Elbphilharmonie de Hamburgo, con Christoph Eschenbach como director. Éstas son las principales obras que tengo en los próximos meses. Por medio, hay obras pequeñas, como una que se estrena la semana que viene en Hamburgo, LUZ NEGRA (2019), para acordeón y guitarra; u otro estreno que tengo también la semana que viene en la Konzerthaus de Berlín, con Dietrich Henschel, Vladímir Yúrovski y una orquesta de cámara, que se llama White silence (2018); de hecho, ya ha sido grabada y se acaba de presentar en CD. Y otro estreno la semana que viene (se ha juntado todo): una pieza para organetto con su gran intérprete Guillermo Pérez; es un instrumento maravilloso.
PY Pues muchas gracias, e intentaremos estar atentos a estos y a cuantos proyectos vayan surgiendo de una mirada tan inquieta a cuanto nos rodea como la suya.
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