Países Bajos
L'affinamento del gusto musicale
Jose V. Sánchez Albertos

Con este inspirador título se presentó el segundo de los tres conciertos que el Huelgas Ensemble de Paul Van Nevel ha realizado en la primera jornada del Oude Muziek de la ciudad holandesa de Utrecht. La organización siempre nos sorprende con alguna propuesta novedosa para comenzar el festival, y así lo ha vuelto a hacer en el año 2019. Un “tríptico” musical que bajo la dirección de Van Nevel y la maestría del Huelgas Ensemble, ha recorrido dos siglos de composiciones polifónicas napolitanas, desde 1400 a 1640. En las propias palabras de Van Nevel, “la conquista de Nápoles por Alfonso I de Aragón en 1442 se convertirá en un periodo de prosperidad cultural, que llevará a una colaboración e intercambio de ideas entre compositores sicilianos, españoles y napolitanos, especialmente entre el Renacimiento y el Barroco. Abarcando todo el repertorio, desde canciones populares, grandes misas polifónicas y hasta madrigales cromáticos, Nápoles será conocida por su idiosincrasia, exclusividad y su aversión a las reglas académicas.”
Y es que Nápoles se ha convertido en el tema principal del festival en esta edición, como la “capital olvidada de la música”, que podemos leer en el cartel principal. Sin lugar a duda, es el festival de música antigua más importante del mundo, con más de 150 conciertos en los últimos diez días de agosto. El objetivo principal consiste en recorrer más de cinco siglos de música hecha por napolitanos, descubrir sus innovaciones, aquellos repertorios que recorrerían Europa y por la que músicos como Pergolesi o Scarlatti fueron mundialmente conocidos.
Presentar dos siglos y medio de música coral polifónica y a capela no es nada sencillo. Y el que sean compositores napolitanos lo hace más difícil todavía. Pero ya sabemos por otras ediciones de este mismo festival, que a Van Nevel le atraen los retos complicados. El resultado son tres conciertos de una hora cada uno, implicando en ellos a compositores de la talla de Juan Cornago o Johannes Tinctoris; junto a los menos conocidos por el gran público Giovanni Ferretti o Giovanni Pietro del Buono, solo por poner algunos ejemplos.
Para Van Nevel, la cuestión tímbrica es de primera necesidad. Alimentar el sonido del coro con una paleta de colores que solo un grupo como Huelgas Ensemble puede hacer. Al otro lado del Canal de la Mancha, una autoridad como Peter Phillips reniega del sonido continental y de colores tímbricos, hasta llegar a decir que se trata de un sonido granulado con peligro a desafinar. Nada de esto ocurre bajo las manos, o el diapasón que porta a modo de batuta, del propio Van Nevel. El sonido de Huelgas Ensemble recurre a ciertos elementos que hacen de distintivo, como, por ejemplo, unas consonantes con mucho carácter o unos matices dinámicos que son cualquier cosa menos cautelosos. Es Van Nevel un director con una sorprendente alianza con sus cantantes, con los que comparte una gran dosis de complicidad. Le apasionan los cambios en las texturas, y elige adecuadamente a los cantantes para cada una de las obras que interpreta. Por poner un ejemplo concreto, en el final del segundo concierto, interpretando el Kyrie y Sanctus de la Missa sex vocum super voces musicales la-sol-fa-mi-re-ut, de Stefano Felis (1538-1603), el director dispuso de partes “a solo” en versos del Sanctus, mientras que utilizó un gran “tutti” en los momentos finales del Osana in excelsis. La disposición en círculo de los cantantes junto al director es una constante en la vida del Ensemble, así como la preocupación por la relación de la música y los espacios en la que esta es interpretada, prefiriendo antiguas capillas, iglesias y abadías, donde el grupo se encuentra en su hábitat natural. En el caso del “tríptico musical” que nos ocupa, los conciertos se desarrollaron en la encantadora Jacobikerk, una iglesia protestante en la que se celebran numerosos conciertos a lo largo del año, y que está a pocos minutos andando de TivoliVrendenburg, un complejo cultural que es el centro neurálgico del Festival.
Un comienzo para un Festival que no da puntada sin hilo, donde la música sonará en cada rincón de la bella ciudad de Utrecht. Tanto es así, que cada día a las cuatro de la tarde, la música de compositores napolitanos sonará, como en cada edición, desde lo más alto de la torre de la Catedral de la ciudad. Y es que es muy apreciado por los habitantes de la ciudad y por sus visitantes que las manos de portentosos músicos hagan sonar numerosas obras en el carillón de la catedral.
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