DVD - Reseñas
Paër existe
Raúl González Arévalo
Ferdinando Paër es un compositor italiano, a pesar del apellido que denota el origen alemán. Nacido en Parma, es uno de esos nombres fundamentales para conocer con mayor profundidad el tejido musical que trasciende los grandes nombres. Prácticamente olvidado hoy día, Giovanni Pacini mostró su admiración sin reservas por él en su autobiografía, Le mie memorie artistiche (Florencia 1865), hasta el punto de situarlo al mismo nivel que Mayr, Cherubini y Generali, el cuarteto de compositores que, a su juicio, constituía el nexo de unión entre la generación anterior representada por Spontini y Cimarosa, y la suya propia, con Rossini a la cabeza. Por último, también consideraba que constituía un puente entre las escuelas italiana y alemana, al igual que el propio Mayr.
La presencia de Paër en la discografía es directamente proporcional a su olvido actual. En 1978 Decca grabó una de sus obras maestras, Leonore (1804) con Peter Maag, la Sinfónica de Baviera y un reparto en el que destacan los jóvenes (entonces) Sigfried Jerusalem y Edita Gruberova, una grabación que permaneció inédita en CD hasta su publicación hace una década por la filial australiana del sello, Eloquence. En disco compacto el debut vino de la mano de Opera Rara, que en 2005 grabó extractos de Sofonisba (1805), otro de sus grandes títulos. La discográfica, siempre inquieta, ya había ofrecido extractos de Achille (1801), Sargino (1803) y L’Agnese (1809) en su antológica e impagable A Hundred Years of Italian Opera 1800-1810 (1996).
Precisamente el último título protagoniza el debut de Paër en soporte audiovisual, aunque en realidad la grabación de Dynamic en DVD supone una primicia mundial de la obra en cualquier formato, en una grabación sorprendente, absolutamente bienvenida habida cuenta la calidad del compositor y del registro. La melodía es típicamente italiana, fluye con maestría y se escucha con facilidad. La orquestación combina con habilidad la densidad alemana con la armonía italiana y francesa, fruto de su experiencia en ámbitos musicales muy diversos. Con frecuencia parece hacer guiños a Mozart, con destellos que recuerdan el Clasicismo vienés, sin renunciar a los logros de compositores italianos que habían asimilado la experiencia francesa, como Salieri (de nuevo el Clasicismo) o Spontini, cuyos trabajos pudo apreciar sin duda en la capital gala. En el contexto de la época resulta perfecto continuador de Cimarosa y Paisiello y es evidente la conexión con Mayr, no tanto por la pre-romántica Medea in Corinto (también en DVD Dynamic) como por la clasicista I Cherusci. Respecto a Cherubini, con quien también lo relacionaba Pacini, el vínculo tampoco lo pone de relieve la revolucionaria Medée, sino Lodoïska, ópera de rescate como la Leonore de Paër y Beethoven.
Agnese es una ópera semiseria, con personajes de la tradición cómica y del melodrama serio, con un personaje bufo que reúne todas las características de la primera. La calidad de la música la sitúa como digna heredera del gran primer exponente del género, Nina de Paisiello, y excelente precedente de las propuestas de Rossini (Torvaldo e Dorliska; Matilde di Shabran; La gazza ladra), Meyerbeer (Margherita d’Anjou), Bellini (Adelson e Salvini, La sonnambula) o Donizetti (Enrico di Borgogna, Il furioso all’isola di San Domingo, L’ange de Nisida, Linda di Chamounix). No en vano, Paër está reconocido como maestro del género, exponente híbrido de una época híbrida que abandonaba el Clasicismo y aún no tenía claro el camino hacia el Romanticismo, si bien la edición crítica incluye algunas modificaciones realizadas para París en 1819 y 1824, año en el que asumió el papel principal nada menos que Giuditta Pasta. No era la primera vez que una diva mítica retomaba una heroína de Paër para su lucimiento: en 1820 Isabella Colbran había rescatado en Nápoles Sofonisba. Sus dos nombres deben servir de garantía a quienes duden si merece la pena conocer la obra del compositor. Sin olvidar la enorme popularidad de que gozó Agnese en la primera mitad del siglo XIX, cuando se representó en escenarios tan alejados como Moscú y San Petersburgo, Ciudad de México o Santiago de Chile.
EL DVD de Dynamic parte de las representaciones de la temporada pasada en el Teatro Regio de Turín, primer ejecución escenificada en tiempos modernos, bajo la batuta de Diego Fasolis, que ya revivió el título en concierto en 2008. El director italiano se mueve como pez en el agua, abordando con frescura y agilidad un género complicado para el público actual. Su dirección es decidida, enérgica sin traicionar el estilo, buscando poner de manifiesto la riqueza tímbrica de la partitura, a la que dota de unidad narrativa sin caídas de tensión, a pesar de la decisión de abordarla íntegra, sin cortes que la desequilibren. La orquesta del Regio responde con precisión y fantasía a los requerimientos, siendo un pilar del registro.
En el papel de la protagonista destaca María Rey-Joly, que realizaba su debut en Italia. La soprano española saca adelante de manera notable un papel complicado por su naturaleza, acorde con el género semiserio, como ocurre con otros con los que comparte escasa profundidad, de la Nina de Paisiello a la Amina de Bellini y la Linda de Donizetti, con una dificultad añadida: a diferencia de todas las anteriores, Agnese no cuenta con ninguna melodía inolvidable, oscilando perennemente entre la angustia y la sorpresa. Con todo, la intérprete sabe aprovechar los momentos de mejor factura, como el aria “Da te solo, o ciel clemente”: escrita en la reposición de 1819 con Joséphine Fodor-Mainvielle –para quien Rossini adaptó su Rosina soprano– como protagonista, Rey-Joly exhibe homogeneidad en toda la gama y una buena capacidad para la coloratura.
Vocalmente el personaje más interesante probablemente sea su marido, el antipático Ernesto que tan mal la trata, y al que Paër dedica nada menos que tres arias que concentran el mayor canto de agilidad de toda la partitura (como muestra única, “O cielo! Pietoso cielo!”). Edgardo Rocha se lanza sin reservas, desplegando una coloratura fluida y agudos seguros, culminando una interpretación entregada, también desde el punto de vista dramático, en el dúo final de reconciliación con Agnese, de una dificultad apreciable. Una gran prueba después del estupendo Lindoro rossiniano.
En esta ocasión la locura no afecta a la protagonista (rasgo propio de Nina, Amina y Linda) sino a su padre, Uberto, encarnado con convicción por el barítono Markus Werba, que sabe diferenciar las distintas fases que atraviesa, de la agresividad y la rabia del primer acto a la calma del segundo. Para ello modifica de forma apropiada la aproximación vocal, con los matices necesarios, no exentos de efecto dramático, como en el dúo con Agnese “Quel sepolcro che racchiude”.
Los secundarios están realmente bien. Filippo Morace resulta cómico como Don Pasquale, sin exageraciones, interpretando de manera convincente el personaje que supone el contrapunto bufo. Giulia Dalla Peruta como Vespina –antecedente directo de la Berta rossiniana– aprovecha para lucirse en su aria di sorbetto y compone una pareja estupenda con la Carlotta más reposada de la siempre interesante Lucia Cirillo. Andrea Giovannini está un punto justo, aunque suficiente, como Don Girolamo.
La puesta en escena era complicada por la debilidad dramática del género. Leo Muscato ha sabido encontrar una vía interesante, que lejos de tomar en serio la historia y buscar hacerla creíble, ha preferido resaltar la ironía de la trama desde una visión de fábula, en la que casan como un guante la escenografía, el vestuario y la iluminación del equipo. En consecuencia, se resuelve el problema de forma convincente, compenetrado por la vivacidad del reparto y de la dirección. La excelente toma de vídeo pone de relieve todos estos elementos de modo atractivo.
En definitiva, un DVD interesante para un título infrecuente de un compositor que merece ser conocido en las mejores condiciones artísticas para poder valorar correctamente su fama y sus méritos. La ocasión la pintan calva.
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