Obituario

La epifanía de Little Richard

Sara Arenillas Meléndez
martes, 19 de mayo de 2020
Little Richard en 1957 © 2020 by Wikipedia Little Richard en 1957 © 2020 by Wikipedia
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Para los artistas englobados dentro de las diversas escenas del rock siempre ha sido difícil calibrar el peso que el artificio puede tener en su discurso. La frontera que separa al showman del imitador, al creador "auténtico" del impostor, es resbaladiza. Little Richard quedará siempre en la memoria como uno de aquellos que iniciaron la corriente del rock, y su muerte hace meditar no sólo sobre la importancia de su figura como "arquitecto" del género, sino también sobre las contradicciones que lo permean.

Autores como Philip Auslander o Simon Philo recuerdan en sus estudios el papel de Little Richard como pionero del glam, cuestión mencionada a menudo por la crítica estos días, y que es confirmada tanto por los homenajes que artistas como Kiss se han apresurado a rendirle, como por la presencia manifiesta que tuvo dentro del género –artistas glam de cabecera, como Slade o Suzi Quatro, realizaron versiones de los temas de Richard*. Philo señala que, aunque el dandismo extravagante y andrógino adoptado por los fans del glam rock podía encontrarse en varios roqueros de la primera ola, éste estaba más potentemente personificado en la imagen de Little Richard*.

Asimismo, Auslander afirma que, a pesar de que «el afeminamiento y el travestismo siempre han estado presentes en la performance del rock» esta tendencia era altamente visible en Little Richard, y su mentor, Esquerita*. Auslander apunta, además, como causante de esta ambigüedad de género, la tendencia a la exhibición del cuerpo masculino que tiene el rock, que choca con el discurso tradicional de la masculinidad: así, aunque el componente de otredad ligado a la cuestión étnica o racial del rock and roll fue esencial para configurar su potente discurso de rebeldía, no lo eran menos las implicaciones de transgresión y alteración de la masculinidad normativa que había en su performance.

Little Richard personificaba de forma eficaz en una sola figura estos dos elementos: la otredad racial y de género. Como señala David Buckley –uno de los principales biógrafos de Bowie, para quien ver a Little Richard en su niñez fue como una "epifania"*—, Richard fue el primer «flexibilizador del género» (gender-bender) del rock, aun cuando su condición de afroamericano complicara la difusión de su orientación sexual* (como recuerdan estos días varias reseñas, Little Richard pasó de definirse como "omni"-sexual, a declaraciones que rozaban la homofobia*).

Al igual que ocurría con artistas de la época como Liberace, resultaba fácil encontrar en Little Richard "huellas" procedentes del camp, que hunden sus raíces en el estereotipo del homosexual como ser artificialmente afeminado: es precisamente la articulación de esta estética, imposible de desligar de sus propias vivencias personales (como prueba la letra original de uno de sus éxitos más conocidos, Tutti fruti*), la que permitió que Little Richard se convirtiera en el icono y guía de generaciones posteriores, que vieron en el rock una fuerza liberadora que abría un espacio para la disidencia a través del exceso, la diversión y el artificio del espectáculo.

Además de las contradicciones a la hora de definir su sexualidad, el otro punto conflictivo de Richard fue su relación con la religión: como rememoran varios críticos, Little Richard pasó a lo largo de su vida por etapas puntuales de efervescencia religiosa, que le llevaron incluso a ordenarse como sacerdote*. Estas zozobras, al igual que las relacionadas con su género, pueden parecer estrambóticas, fuera de lugar y únicas, pero quizá no lo sean tanto si pensamos en que hay casos similares incluso dentro del contexto español, como es el de Fabio McNamara.

En este sentido, cabe señalar que hay ciertos elementos comunes entre el ritual religioso y el que nace dentro del concierto de rock: el componente teatral, de espectáculo "natural", "auténtico", y al mismo tiempo ineludiblemente autoconsciente e interpretado para una audiencia, está presente en los dos*.

Ante esta contradicción, las posiciones dentro del rock han sido diversas: la de Little Richard supuso un punto de partida, y una guía, para aquellos que encontraron en el artificio del espectáculo inherente al rock una forma de abrir y crear nuevas perspectivas y experiencias, sin dejar de lado el componente de entretenimiento, desconexión, rebeldía y exceso, que hizo del rock and roll el género más importante de su tiempo.

Notas

1. Suzi Quatro realizó una versión del tema "Keep a knocking", en su álbum "Quatro" (1974), y Slade adaptaron "Get down and get with it", en "Play it loud" (1970)

2. PHILO, Simon, "Glam rock: music in sound and vision", Lanham: Rowman & Littlefield, 2018, p 21

3. "[…] effeminacy and travestism have always been present in rock performance, tendencies that first became highly visible, perhaps, with Esquerita and Little Richard in the mid-1950s". AUSLANDER, Philip, "Performing glam rock: gender and theatricality in popular music", Ann Arbor: University of Michigan Press, 2006, p 33

4. David Buckey señala que Bowie escuchó por primera vez a Little Richard a la edad de «ocho o nueve años» y fue «casi un momento epifánico»: «Then I hit gold. Tutti frutti by Little Richard. My heart nearly burst with excitement. I´d never heard anything even resembling this. It filled the room with energy and colour and outrageous defiance. I had heart God. Now I wanted to see him». David Bowie en: BUCKLEY, DAVID. Strange fascination: David Bowie, the definitive story. London: Virgin Books, 1999 (pp. 16-17).

5. BUCKLEY, David, "Strange fascination: David Bowie, the definitive story", London: Virgin Books, 1999, p 74

6. Las declaraciones de Little Richard sobre su sexualidad siempre fueron contradictorias: por ejemplo, Charles White recoge en su libro The life and times of Little Richard (1984) la autodefinición de Richard como «omnisexual», mientras que Trudy Ring en su reportaje «Little Richard, Once Gay, Is Now Antigay—Again», hace referencia a las declaraciones de él a un periódico de orientación cristiana, Three Angels Broadcasting Network, en las que afirmaba: «[…] Jesus, he made men, men, he made women, women, […] And you’ve got to live the way God wants you to live». Véase: RING, TRUDY. «Little Richard, once gay, is now antigay—again». Advocate: https://www.advocate.com/people/2017/10/06/little-richard-once-gay-now-antigay-again [consultado 12-05-2020].

7. La letra original del estribillo de este tema hacía referencia a la experiencia de un hombre homosexual, al que se refería con el apelativo de 'tutti frutti': "Tutti Frutti/ good booty./ If it don't fit,/ don't force it./ You can grease it, make it easy". WHITE, Charles, "The Life and Times of Little Richard: The Quasar of Rock", New York: Harmony Books, 1984, p 55

8. Little Ricard se ordenó como sacerdote de la Iglesia Adventista del Séptimo Día a finales de los cincuenta gracias a su estancia en el Oakwood Bible College en Huntsville, Alabama. TIPTON, NATHAN G. «Little Richard». En: The queer encyclopedia of music, dance, and musical theater. Claude J. Summers (ed.). San Francisco: Cleis Press, 2004, pp 161-162

9. Zeno Ackerman en su artículo "Rocking the culture industry/performing breakdown: Pink Floyd’s The Wall and the termination of the postwar era" explica cómo grupos como Pink Floyd tenían especial suspicacia hacia este aspecto "ritual" del concierto de rock. En el caso de Pink Floyd, ello los llevó a idear una performance en la gira de "The Wall" que permitía una actuación en estadios que eludía la interacción, o "comunión", directa con el público mediante la interposición de un muro entre la banda y su audiencia. Véase: ACKERMANN, Zeno, "Rocking the culture industry/performing breakdown: Pink Floyd’s The Wall and the termination of the postwar era", "Popular Music and Society", 35, n 1 (2012), pp 1-23

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