Entrevistas
Inundemos la vida de arte, porque seremos mejores y necesitamos un mundo mejor
Ainhoa Uria
La soprano vasca nacida en Florida, Vanessa Goikoetxea, protagoniza un acelerado crecimiento de su carrera artística y con ella hemos querido departir sobre su comienzo, sus fortalezas y la tremenda situación que actualmente estamos viviendo en el mundo de la cultura.
Mundo Clásico - Buenos días, Maestra, si le parece , vamos a comenzar por el principio. ¿Cómo llegó la música a su vida? ¿Sus familiares le cantaron desde que nació? ¿Hubo alguien dedicado a la música durante su infancia?
Vanessa Goikoetxea - Digamos que la música llega a nuestra vida desde que estamos en el útero de nuestras madres. Recuerdo que en mi niñez, la música era motivo de fiesta, alegría, baile y diversión. Y mi pregunta es: ¿a qué niño/a no le gusta? La música es vital en nuestras vidas. En mi familia nadie se ha dedicado a ella profesionalmente, pero son personas totalmente conectadas al mundo de la música.
MC - ¿Se imaginaba que iba a disfrutar tanto cantando cuando comenzó a dar sus primeros pasitos con el Solfeo de los Solfeos?
VG - Nunca llegué a pensar que la música sería mi medio de vida, mi medio de vivir… Tengo que confesarle que aquellos años de Solfeo de los Solfeos eran un incordio, pero hoy en día pienso que el dominio de la base teórico-musical que tengo es gracias a aquella enseñanza tan disciplinada y recta. Aquellos exámenes con miles de cambios de tonalidad, de compás… Debemos revindicar nuevamente el valor del esfuerzo y el sacrificio como base para poder alcanzar cualquier meta y para cualquier profesión. Los éxitos no llegan sin esfuerzo ni constancia.
MC - Porque Vd. hace 20 años, entraba indistintamente en las aulas del Conservatorio “Juan Crisóstomo de Arriaga” y de las de la Facultad de Economía y Empresa de Sarriko en Bilbao. De hecho obtuvo el Título Superior de Acordeón. Cuáles eran sus expectativas de futuro en aquella época?
VG - Eran dos centros superiores de estudios, pero en uno me sentía como en mi casa y en el otro mi sensación era diferente. En la Facultad de Sarriko la experiencia fue buena pero en el Conservatorio “Juan Crisóstomo de Arriaga” disfrutaba de cada clase, ya no solo del instrumento sino todas las complementarias. La asignatura que más me gustaba era acústica musical; estudiar el fenómeno físico-acústico, las resonancias, las ondas estacionarias, el ruido blanco, efecto Doppler… todo era muy inspirador. Allí me examiné del Superior deAacordeón, pero a la vez estaba matriculada en Canto. Mis expectativas entonces no eran nada claras; era una edad en la que no sabía por dónde tirar hasta que empecé a cantar y en ese punto la cosa cambió.
MC- Posteriormente estudió en la Escuela Superior de Canto de Madrid y en el Hochschule für Musik und Theater de Múnich. ¿Cómo fue su vivencia mientras se iba acercando a una vida en la que el canto inundaría las paredes de su casa??
VG - Tras dos/tres años de estudio de técnica vocal, mi profesora del conservatorio de Durango me animó a presentarme al Superior de Canto en Madrid. Imagínese mis nervios de tener que preparar todo el repertorio para la prueba de acceso! Me aceptaron. Tras cuatro años de estudio en la escuela, trabajando en el Coro de Radio Televisión Española, dando clases a otros dos Coros y haciendo cursos de verano, conocí a la que iba a ser mi profesora en la Hochschule für Musik und Theater en Múnich. En una charla tras una clase, me dijo que estaba muy interesada en seguir dándome clases pero para ello debería de acceder a la Hochschule para seguir con mi formación. El gran reto era ser seleccionada, porque se presentarían miles de estudiantes de todo el mundo!
Tras dos años intensos y nada fáciles en Múnich obtuve el Master en Ópera. Conocí a profesores excepcionales y la ciudad me enamoró. Tengo que confesarle que la vivencia de esos dos años en Munich fue muy dura emocionalmente; dejar mi casa, mi lugar de confort para ir a un país extranjero sin dominar el idioma fue complicado. Entablar amistades era arduo y delicado, pero como bien se dice “con una sonrisa, se llega a todas partes”.
MC- ¿Qué supuso ganar el “Premio Deborah Voigt” en el concurso del Vero Beach Opera Foundation Marcello Giordani de EEUU?
VG - Nunca he sido carne de concurso, hay cantantes que son perfectos para ellos y yo la verdad es que me sorprendí cuando gané el premio, ya que lo mío es diseccionar un rol, sentir la evolución del personaje, de la trama y empaparme de la nube musical de la orquesta. Pero fue un honor participar en el concurso porque Marcello Giordani ha sido uno de los grandes tenores de la historia con un talento y voz infranqueables y tuve la gran suerte de vivir la gran experiencia de compartir escenario con él.
MC - En el año 2011 comenzó su participación en la Semperoper de Dresde donde ha interpretado varios papeles en diferentes óperas como Musetta en La bohème o Vixen en La zorrita astuta entre otros. Háblenos sobre esta etapa alemana.
VG - Mientras cursaba el último año del Master me llegó un e-mail del teatro Semperoper de Dresden preguntándome si me interesaría presentarme a las audiciones de cantante “fest”, es decir, cantantes fijos que forman parte de ese teatro. He cantado varias óperas allí como Musetta de La Boheme, Rachel de La Juive, Vixen de La Zorrita Astuta, Hanna Glawari de La Viuda Alegre, Alcina… roles que hacen que mi alma esté llena de amor.
No conocía la ciudad de Dresde en absoluto, pero ahora no la puedo borrar de mi mente; es una ciudad mágica, quizás porque es donde mi carrera musical empezó. Allí digamos fue donde puse mi primera piedrita en este largo camino. Años que guardo en mi corazón, porque es donde aprendí lo que es la vida de un cantante, una vida de estudio y sacrificio, pero ero al mismo tiempo, una vida de felicidad y satisfacción. En esos años he tenido la suerte de poder compartir escenario con grandes artistas de primera línea y ser dirigida por los más prestigiosos Directores de Orquesta.
MC - Desde 2013, temporada en la que debutó en el Gran Teatro del Liceu de Barcelona, ha vuelto allí en repetidas ocasiones, como la última vez en el papel de Valencienne en La viuda alegre, trabajo acogido con gran entusiasmo por parte de la crítica. De todos modos, es ya una experta en el papel de Hanna Glawary. Cuéntenos, por favor, su experiencia con ambos papeles.
VG - Para mí es un placer cantar en el Gran Teatre del Liceu, no sólo por el teatro en sí que es una joya sino por el cariño de su público. Me siento muy querida en ese teatro y cuando te ofrecen roles como Donna Anna y Vitellia, este último rol en el que he debutado en febrero, justo antes de la pandemia del Covid-19, solo puedo expresar mi gratitud. Valencienne fue un proyecto de última hora ya que la soprano que iba a cantarlo lo canceló y pensaron en mí. Una versión en concierto dirigido bajo la batuta el maestro Josep Pons que fue maravilloso! Pero el rol que he cantado en varias ocasiones es el de Hanna Glawari, en tres producciones diferentes, una de ellas en la Korea National Opera.
MC- 2019 ha sido un gran año para Vd. Micäela (Carmen), en el Seattle Opera, Jenny Hill (Aufstieg un Fall der Stadt Mahagonny) en el Korea National Opera, First Lady (La flauta mágica) en el Royal Opera House Muscat en Oman entre otras grandes actuaciones.
VG - 2019 ha sido un año sorprendente y a la vez extraordinario. Mi debut en Seattle Opera interpretando a Micaëla (Carmen) fue un sueño, un rol que es un bombón, que se adecua perfectamente a mi vocalidad y bajo la dirección de Paul Curran y el Maestro Sagripanti…creo que no se necesitan más palabras; una escenografía increíble con compañeros increíbles!
El debut del rol de Jenny Hill (Ascenso y Caída de la Ciudad Mahagonny de Kurt Weill) fue sorprendente a la par que orgánico; la escenografía era minimalista al máximo, pero el vestuario era barroco! Sé que pensará que no podía funcionar, pero mágicamente funcionaba a la perfección y obtuvo una gran crítica. También se me presentó la oportunidad de ir a la Royal Opera House Muscat en Oman para cantar la primera dama y es donde conocí a Davide Livermore que hizo que aún me enamorara más de la ópera, del teatro…una mente prodigiosa.
MC - Su última actuación antes del confinamiento fue el concierto inaugural del festival Musika-Música de Bilbao. Vista la tremenda ovación que se llevó por parte del público, podría decirse que es Vd. profeta en su tierra. ¿Podría hablarnos de su experiencia musical por estos lares?
VG - Quién hubiera pensado que el concierto en el Musika-Música de Bilbao sería mi último concierto antes de la era COVID. Cantamos el Gloria de Poulenc, una obra magistral con mucho brío rítmico, muy juguetona, golpes de cuerdas... pero también hace volar tanto al coro como a la parte solista de la soprano… Un Poulenc que me recuerda mucho a Prokofiev.
MC - Durante el estado de alarma los teatros cerraron sus puertas, varios festivales de verano se suspendieron... y estamos nuevamente viviendo una tensa situación con el rebrote del virus ¿Cómo ha afectado esta circunstancia a sus proyectos? Por otro lado, ¿ha sufrido alguna cancelación?
VG - Cancelaciones! Están a la orden del día. Teatros cerrados, agendas que bailan, cancelaciones de producciones, festivales hundidos… una auténtica pesadilla. En mi caso, me han cancelado funciones de La Clemenza di Tito en el Gran Teatre del Liceu, el Psalm 42 de Mendelssohn en Teatro Petruzzelli di Bari, La Traviata en el Teatro Maestranza de Sevilla, Missa Solemnis de Beethoven bajo la batuta del Maestro Erik Nielsen en el Teatro Arriaga, Nedda di I Pagliacci en Seattle Opera donde iba a compartir escenario con Gregory Kunde… parte de un 2020 que era espléndido, se ha quedado en la nada.
MC - El teatro Arriaga ha dado protagonismo a los artistas autóctonos para el reinicio de su actividad y ha contado con Vd. para ello. El 23 de junio compartía por primera vez escenario con Mikeldi Atxalandabaso en un recital de zarzuela, romanzas y dúos de Usandizaga, Guridi, Sorozabal y Arrieta acompañados por el pianista Rubén Fernández. Pensaba que iba a ser tan pronto el momento en el que de nuevo vería abrirse el telón?
VG - Efectivamente, el Teatro Arriaga ha querido ayudar y darnos protagonismo a artistas autóctonos para reiniciar la actividad musical. Bajo todas las medidas de seguridad y distanciamiento hemos tenido la suerte de cantar un precioso repertorio y compartir escenario por primera vez con Mikeldi ha sido una experiencia muy bonita en este nuevo comienzo. Desde luego, ha sido un concierto especial, ya que no pensaba que el telón se fuera a levantar tan rápido. Las condiciones son las que son pero he hecho lo posible por dar lo mejor de mí misma para hacer disfrutar a la gente y para olvidar por unos minutos al famoso y maldito coronavirus.
MC- ¿Qué consecuencias cree que tendrá esta situación de pandemia en el futuro de la música?
VG- Las consecuencias desde mi punto de vista van a ser y están siendo terribles. Muchos teatros en Estados Unidos han cerrado sus puertas hasta el 2021, en España cada Teatro tiene su gestión y algunos han cancelado producciones cuando otros siguen con la programación. Creo que será muy difícil llegar a lo que hemos tenido hasta hace unos pocos meses, pero tenemos que luchar por ello.
Lo que no podemos aceptar es que en esta situación, la Cultura siga siendo lo más castigado de todo; la Cultura nos hace libres, debemos cultivar una sociedad con identidad propia, con pensamientos propios…
La cultura y el Arte en general hacen que seamos más felices y nos sintamos más plenos. Pido a la gente que inunde los museos, los festivales, los teatros; para disfrutar de la disciplina que sea, ballet, cine, …
Inundemos la vida de arte, porque seremos mejores y necesitamos un mundo mejor!
MC- Su marido y su hijo la acompañan a cada paso que da. Ese apoyo será fundamental para afrontar proyectos tan ambiciosos.
VG- Mi marido Aitor y mi hijo Mark son para mí un pilar fundamental; ellos me acompañan en todo momento. Antes de que me dieran la mala noticia de la cancelación de I Pagliacci in Seattle, habíamos hablado de que en esta ocasión iría sola ya que no quería arriesgarme a que tanto mi marido como mi hijo se contagiaran del covid-19, pero salvo esta excepción siempre están conmigo.
Mark ha viajado desde que tenía dos meses porque empecé con La viuda Alegre en Dresde… En cuatro años ha estado dos veces en Seoul, en Estados Unidos alguna más, Italia, Alemania, Omán, España se la ha cruzado varias veces… un niño con la suerte de poder saber lo que se guisa entre bambalinas. ¡Hasta en una ocasión salió a saludar en los aplausos finales! El estruendo del público fue increíble. En cada viaje se impregna de diferentes culturas, gastronomía, idiomas y formas de entender la vida.
Querría terminar la entrevista agradeciendo a Mark y Aitor que sean mi familia, mi apoyo y mi luz. Gracias a ellos puedo cantar, gracias a ellos soy feliz y gracias a ellos soy quien soy.
MC- Muchas gracias Sra. Goikoetxea por concedernos esta entrevista. Desde mundoclasico le deseamos salud y bienestar para poder continuar esta imparable carrera.
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