Chequia
Festival Janáček Brno 2020 (6): Josef Suk Piano Quartet
Robert Ferrer Llueca

El siguiente de los conciertos dedicados a la música de cámara en el marco del presente Festival Janáček Brno 2020 fue el ofrecido por el Josef Suk Piano Quartet. Para esta actuación se eligieron obras compuestas para formaciones camerísticas no tan habituales como el clásico cuarteto de cuerda: tres cuartetos con piano y un trío con piano, formaciones a las que los grandes maestros dedicaron también algunas composiciones de verdadero interés, como acabamos de comprobar después de escuchar el concierto que estamos reseñando ahora.
Tonalmente en torno a la menor (la misma tonalidad para el cuarteto inicial de Gustav Mahler y el de Josef Suk al final), estructuralmente desde las formas más escolásticas o tradicionales típicas en el romanticismo hasta la libertad formal tan característica del siglo XX, y la misma evolución en los terrenos de lo armónico, melódico y rítmico. Un concierto sumamente interesante de este conjunto que lleva el nombre del destacado violinista checo Josef Suk, nieto del compositor del mismo nombre y biznieto de Dvořák, y que fue constituido como tal en 2012. Por lo tanto, un grupo de cámara bastante joven pero como siempre con la total garantía de estar formado por excelentes músicos checos.
Ya desde la primera obra en el programa notamos la calidad de los intérpretes que nos iban a deleitar en este concierto diurno, tanto de los tres instrumentistas de cuerda como especialmente del joven pero ya excelente pianista Pavel Zemen, a quien tuve la suerte de dirigir hace un par de años en un fantástico 2º concierto para piano y orquesta de Rachmaninov también aquí en Brno. Zemen es ya un destacado solista, pero también saber tocar brillantemente como parte de un grupo de cámara. Así lo demostró una vez más durante este concierto, mostrando sus grandes dotes interpretativas y capacidad para adaptarse al conjunto que lograron fundirse completamente con la sensibilidad y encanto musical que emanaban de los otros tres intérpretes de cuerda.
Enorme contraste entre las obras de Mahler y Schnittke, que se ofrecieron sin pausa alguna, creando así una idea de enlace entre dos movimientos totalmente independientes que resultó extremadamente interesante. Desde los momentos de auténtica belleza poética y espontaneidad de un Mahler todavía bastante temprano, hasta la mayor complejidad compositiva, atonalidad, disonancias, glissandi y demás efectos sonoros característicos en Schnittke. Para entender esta acertada decisión interpretativa, debemos recordar que el fragmento de la obra de Mahler –descubierto solo en los años 60 del pasado siglo por Alma Mahler– fue recuperado precisamente por su admirador Schnittke, quien pretendió completar de alguna manera la inconclusa partitura mahleriana con su propia aportación.
Antes de la pausa se ofreció todavía el Trío para violín, violoncello y piano, JW X/22 de Leoš Janáček en la reconstrucción de la partitura realizada por el compositor, musicólogo y profesor Miloš Štědroň. Gran conocedor de la obra janáčekiana, Štědroň realizó un excelente arreglo de este trío cuya música proviene prácticamente en su totalidad del Cuarteto de cuerda núm. 1 del mismo Janáček. La interpretación de esta obra fue muy musical, técnicamente muy bien conseguida, y en todo momento respetando la tradición interpretativa janáčekiana al buscar, entre otras cosas, esa tan característica brusquedad en los cambios de secciones.
La segunda parte del concierto la ocupó el Cuarteto en la menor, op. 1 para piano, violín, viola y violoncello de Josef Suk, en una especie de involución temporal y estilística hacia finales del siglo XIX respecto a la primera parte. La obra fue compuesta en el año 1891, cuando el joven Suk se hallaba estudiando con Dvořák en el Conservatorio de Praga. La influencia del gran maestro es totalmente evidente en el estilo compositivo de su discípulo, aunque Suk iría un poco más allá inspirándose por ejemplo en el impresionismo musical que desde hacía ya unos años estaba consiguiendo importantes adeptos entre los compositores de la época. El Josef Suk Piano Quartet abordó esta obra con total soltura y solvencia técnica, si bien su interpretación fue algo más convencional respecto a lo ofrecido en la primera parte. No obstante, el pomposo final del tercer movimiento de la obra de Suk y especialmente las dos propinas ofrecidas (dos breves fragmentos extraídos del cuarteto con piano núm. 2 de Dvořák) cerraron el concierto dejando en el público un muy buen sabor de boca.
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