Musicología
Tomás de Iriarte en la Venezuela colonial
David Coifman

¡El musicólogo español José Subirá tenía razón! He localizado una pieza musical basada en la “tonadilla pastoril” de la tonadilla escénica La Primavera del ilustre escritor español de origen canario Tomás de Iriarte (1750-1791), en copia anónima manuscrita del siglo XVIII preservada en Caracas, que perteneció al maestro de capilla y pianofortista José Cayetano Carreño (1774-1836), hijo del también maestro de capilla y clavecinista Alejandro Carreño (1726-1791), abuelo y bisabuelo respectivamente de la eximia pianista venezolana Teresa Carreño (1853-1917).
La pieza musical de carácter bucólico está compuesta, como les resultará sin duda lógico a los interesados, en el género pastorela influido por el estilo musical rococó del siglo XVIII, sobre un canto a solo para las coplas y a coro (a dos voces) para el estribillo, acompañados de “Forte-Piano”.
La escritura de la partitura, en tinta ferrogálica en formato apaisado, recoge algunos rasgos propios de las copias que llegaron a las colonias americanas, como el uso de una amplia y redonda caligrafía de molde para los textos, la distribución de la música en compases muy espaciados y la presencia de inexactitudes rítmicas en la relación vertical de la música distribuida entre las dos pautas de la parte para “Forte-Piano”. Recoge así el evidente interés comercial en el uso del costoso papel artesanal con el propósito de sacarle la mayor rentabilidad a la música manuscrita a la venta (en formato de director) en la Europa del siglo XVIII.
La hermosa relación artística ofrecida por la unión del género musical rococó pastorela con el texto bucólico rococó La Primavera de Iriarte resulta, efectivamente, en una “dulce y sencilla pastorela”, como describió el género en su famoso poema didascálico La Música (1779), y que aquí hallamos intitulada Canción pastoril probablemente por su valor comercial independiente de su primera función como integrante de los tres textos (tonadilla pastoril, recitado y seguidilla) que forman la tonadilla escénica.
De la música cabe señalar, por interesante, el tácito requerimiento expresivo solicitado a la participación artística del cantante para incluir el clásico trino cadencial sobre la expresión “los trinos” cuando se interpreta la segunda copla, así como, para nuestro mayor interés, la inclusión del motivo melódico DO-RE-FA#-MI para acompañar la frase “la fresca primavera, el bosque y la pradera” de la primera copla, que da título a toda la tonadilla escénica de Iriarte.
Me pregunto si es lícito pensar, de acuerdo con el ars combinatoria estudiado por Robert Gjerdingen, en una posible variante de la secuencia melódica galante basada en la tradición poético-musical asociada al característico tema final de la Sinfonía “Júpiter” de W. A. Mozart (1758-1791) con el tópico musical pastorela en el siglo XVIII referida por el musicólogo en su conocido libro Music in the Galant Style*.
Baste quizá recordar, al respecto del mensaje metafórico implícito sugerido, que Júpiter era el padre de Venus (diosa del amor), figura central de la alegoría La Primavera del pintor Sandro Botticelli (1445-1510), época descrita efectivamente también como el “tiempo del amor” por Iriarte en esta tonadilla pastoril La Primavera. Verificamos, en todo caso, una magnífica correspondencia artística ajustada, sin duda, a la proyección de un poeta con la sensibilidad musical indispensable para recoger, a través de esta dulce y sencilla pastorela, muchas sutilezas metafóricas asociadas a los conocidos tópicos musicales del siglo XVIII descritos por Gjerdingen.
Por tratarse de la primera de las piezas que forman el repertorio para “Forte-Piano” de un manuscrito venezolano de música de salón hasta ahora inédito, que, por lo mismo, amerita la mayor atención en ensayo de corte científico que publicaré oportunamente, adelanto a los amigos de Mundoclásico mi transcripción inédita de la pieza para el deleite de los melómanos amantes de la música antigua occidental, y, en particular, con relación a este importante escritor y músico del Neoclasicismo español que también fue disfrutado en Latinoamérica, como lo demuestra esta hermosa canción pastoril preservada en la “octava” isla de las Canarias. Invito pues a los interesados a interpretarla para estrenarla mundialmente.
Comentarios