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Perspectivas sobre Donald TrumpKarl Kaiser: "Donald Trump puede decidir la salida de Estados Unidos de la OTAN"
Juan Carlos Tellechea
En la elección presidencial de los Estados Unidos no se trata esta vez solo de la democracia en ese país, afirma el politólogo Karl Kaiser, de la Universidad de Harvard. También va del futuro de Occidente. Si el presidente estadounidense Donald Trump fuera reelegido, la arquitectura de postguerra corre el riesgo de ser destruída. Un Trump en un segundo mandato estaría completamente desinhibido y haría cosas que no se atreve a hacer ahora, aunque le gustaría hacerlas, como decidir la salida de los Estados Unidos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), advierte Kaiser en varias entrevistas concedidas a la prensa escrita y radial alemana en estos días previos a los comicios del martes 3 de noviembre.
El politólogo, profesor del Centro de Estudios Europeos de Harvard, considera por otra parte que el riesgo de disturbios en los Estados Unidos es real, si Trump fuera reelegido y compara la situación con la que imperaba en Alemania, tras la Primera Guerra Mundial, en la República de Weimar (1918– 1933). Cotejar al actual presidente estadounidense con Adolf Hitler y el período nazi no es una idea demasiado peregrina.
Nunca antes había dependido tanto de una decisión de los votantes estadounidenses como en esta oportunidad; estamos ante una batalla decisiva en la que se registra una movilización sin precedentes, señala Kaiser, quien ha observado todas las elecciones presidenciales desde el triunfo de John F. Kennedy en 1960.
En caso de una reelección del actual primer mandatario de los Estados Unidos, el catedrático universitario teme que se destruya la arquitectura política de la postguerra. Un Trump en un segundo mandato estaría completamente desinhibido y haría cosas que no se atreve a hacer ahora aunque le gustaría hacerlas, afirma. Kaiser citó como ejemplo una posible salida de la OTAN. El simple hecho de que pudiera dar este paso, tendría consecuencias profundas en la relación transatlántica, indicó el autor de varios estudios sobre la seguridad internacional en el siglo XXI publicados asimismo por la Universidad de Bonn.
Kaiser espera, sin embargo, una mayoría relativamente clara para el aspirante del partido Demócrata a la presidencia, Joe Biden. Lo que, lamentablemente, no significa que necesariamente podrá entrar a la Casa Blanca en enero. Trump hasta ahora ha hecho todo lo posible para cuestionar la legitimidad de esta elección. Uno solo puede esperar que las instituciones estadounidenses funcionen, advirtió Kaiser.
El peligro de malestar en caso de derrota de Trump es real. También existe el riesgo de que algunos de los grupos armados pro-Trump intenten impedir que los votantes depositen su voto. Por otro lado, también hay un enorme contramovimiento. Según Kaiser: se están preparando manifestaciones no violentas en todo el país.
Los estados bisagra (swinger States) siempre han desempeñado un papel importante en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Son los lugares principales para las campañas electorales y pueden decidir las elecciones. La incertidumbre es enorme. Sigue sin estar claro quién ganará este martes o más tarde mediante el conteo de votantes por correo. Tampoco está claro si estas elecciones tendrán o no repercusiones jurídicas; si el actual presidente admite o no voluntariamente su derrota, y hay opiniones encontradas sobre lo que implicaría un segundo mandato para Donald Trump o un cambio de poder en la Casa Blanca.
Karl Kaiser es politólogo y ex asesor político con más de 50 años de experiencia en relaciones transatlánticas. Cuando trabajó por primera vez como científico en la Universidad de Harvard, por ejemplo, el actual ministro alemán Relaciones Exteriores, Heiko Maas, ni siquiera había venido al mundo. Hoy Kaiser, nacido en 1934 en Siegen (hoy Renania del Norte-Westfalia), todavía enseña en Harvard, por lo que a través de su experiencia es posible mirar más allá de los asuntos cotidianos y enfocar la temática en las relaciones europeo-estadounidenses a largo término, así como sobre los vínculos con Alemania en particular.
Estas elecciones estadounidenses representan mucho más que una decisión direccional como en las anteriores. Ahora se trata del futuro de la democracia estadounidense, el futuro de Occidente, el futuro de la política internacional, y nunca antes ha dependido tanto de una decisión de los votantes estadounidenses como en esta elección, y eso se puede percibir ahora. Nunca había visto una movilización como en esta elección. Todo el país está francamente turbulento. Ambas partes se movilizan a gran escala y esto, obviamente, también muestra que ambas partes sienten que hay mucho más que una simple decisión direccional, observa Kaiser.
Aquí van resumidas algunas de sus declaraciones más destacadas publicadas y difundidas por el semanario Der Spiegel, el periódico Die Welt y la emisora de radio Deutschlandfunk.
Los estadounidenses se hallan ante la elección más importante de sus vidas, ciertamente más en este año que en el pasado. También se lo puede ver en las encuestas. El 70 por ciento de todos los demócratas creen que Trump conducirá a la dictadura y el 80 por ciento de todos los republicanos creen que Biden establecerá un régimen socialista. Entonces el país está profundamente polarizado y por eso la decisión trata de cuestiones fundamentales, incluso en el sentimiento de los votantes.
Muchos atestiguan que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tiene un historial devastador, que es particularmente evidente en la crisis del coronavirus. La pandemia golpea a un sistema de salud debilitado que se ve abrumado en circunstancias normales.
La alta participación electoral que se perfila en estos comicios, es una buena señal y nosotros, que tenemos la historia europea con nosotros, sabemos que a veces se trata de batallas decisivas y esta es una batalla decisiva que se está librando aquí, y desde ese punto de vista la participación es también expresión de la percepción de que así es; es más, curiosamente, Biden también ha construído su estrategia en torno a ello. Se centra menos en la discusión sobre cualquier cuestión que desempeñe un papel importante aquí en la Kulturkampf; desideologiza, por así decirlo. Se presenta como el que quiere preservar la esencia de la democracia estadounidense, el respeto al otro, el diálogo entre las partes. Es decir, es el anti-Trump absoluto en el sentido de que éste trabaja precisamente por la diferencia y genera miedo, así como promueve el racismo.
En cuanto a los daños que ha causado Trump como presidente, en primer término, la atención se centra en la incompetencia en el manejo del coronavirus. Más 220.000 personas ya han muerto y más de nueve millones están infectadas. En estos días, la tasa de infección está aumentando drásticamente a niveles que tampoco se han visto en Europa. Dicho esto, la situación se pondrá mucho peor. Esto causará un daño muy profundo en la economía estadounidense, en el sistema social, estas son todas cuestiones que un presidente Biden tendrá que resolver cuando sea elegido.
Además, ha hecho daño a la democracia estadounidense en muchos aspectos, no solo al ignorar la ley, al dejar de lado las reglas de la democracia estadounidense, al imponer con él una administración de gente servil, sino que muchas de las normas que se habían establecido en la administración anterior las dejó sin efecto, las cambió, por ejemplo en el área de la protección medioambiental, donde simplemente derogó antiguas regulaciones. Biden tendrá que resolver todo esto cuando se convierta en presidente y, por lo tanto, tendrá que dedicar enormes energías a resolver los problemas internos.
Los perjuicios causados por Trump en el ámbito social, es difícil decir si son irreparables o no; en cualquier caso, pasará mucho tiempo antes de que se repare este daño. Pensar solo en lo que significa que millones de personas ahora están sufriendo daños a su salud, que el sistema educativo ha tenido un corte profundo que luego será visible en algún lugar a largo plazo. Se necesitarán años para deshacerse de él y de las reformas postergadas que prometió al principio, por ejemplo, el sistema de infraestructura estadounidense, que se encuentra en un estado catastrófico; estos también deben ser atendidos y eso demandará enormes recursos. Nada es imposible, pero llevará más tiempo.
La administración Trump no ha hecho nada dentro de los Estados Unidos para mejorar su situación. Ha alcanzado algunos éxitos aquí y allá en términos de política exterior, pero no se observa ningún efecto positivo dentro del país.
En cuanto a las relaciones transatlánticas y las acusaciones contra Alemania, Trump por supuesto, está buscando pretextos; como sus predecesores, por cierto, tomó el tema de la contribución alemana relativamente baja a la defensa como una oportunidad, pero eso no fue tan importante. Es una ocasión, no es la causa de su relación rota con Alemania. Tiene mucho que ver con su rechazo al papel de Alemania en la Unión Europea, y en general a su rechazo a la Unión Europea, porque nunca entendió lo que significa la integración europea en la historia de Europa. También tiene un problema con la canciller alemana Angela Merkel, como lo tiene con todas las mujeres fuertes. Esto incluso se refleja en la política doméstica estadounidense, donde lucha contra mujeres fuertes. Bueno, la relación con Alemania es ciertamente importante en el marco de la relación con Europa, pero para él se trata de más. No tiene ninguna relación con los aliados. Nunca entendió que el poder estadounidense aumenta a través de una relación de cooperación con aliados. Prefiere estar en estrechas relaciones con dictadores que con aliados.
El profesor Kaiser no observa errores de parte europea en la relación con el presidente Donald Trump, pero sí al interior de la Unión Europea. El gobierno federal alemán, así como el presidente francés Emmanuel Macron han intentado diferentes formas de acercamiento a Trump. La canciller Merkel tenía razón, después de todo lo que dijo Trump en la campaña electoral, cuando enfatizó desde el principio en que las relaciones transatlánticas deben continuar sobre la base anterior. Eso no tuvo éxito porque no fue posible con Trump y desde ese punto de vista realmente no veo ningún error por parte alemana o europea, excepto que tal vez intentaron demasiado tarde mantener la solidaridad del lado europeo y hacerlo. lo que ahora finalmente ha tenido éxito como parte de las medidas contra el COVID-19, donde Alemania finalmente rompió el tabú y ha ayudado a auxiliar a otros miembros de la Unión Europea. Eso debería haber ocurrido antes.
Esta crisis es más profunda porque, por primera vez, tenemos un presidente estadounidense que está cuestionando fundamentalmente la relación transatlántica, es decir, que no está movilizando intereses comunes. Eso cambiaría si Biden es elegido.
En cuanto al actual ajedrez mundial, el nuevo territorio está ahí. Estamos en medio de cambios tectónicos en la geopolítica. Después del fin de la Guerra Fría hubo una fase de redefinición, pero lo que está sucediendo ahora es mucho más profundo, porque estamos ante el surgimiento de una potencia mundial autoritaria, es decir, China, en condiciones diferentes a las del pasado cuando la Unión Soviética y los Estados Unidos se enfrentaban. Ahora es una China que es adversaria, rival y al mismo tiempo socia en una relación muy, muy difícil, donde no solo hay que oponerse a la expansión china y lidiar con el sistema autoritario, sino donde se hace necesario asociarse con China para triunfar en la lucha contra la pandemia y sobre todo en la política climática. Estas son cuestiones que en el pasado no habían sido así en la relación Este-Oeste. Además, está toda la cuestión de cómo nos tratamos en el campo de la ciberpolítica, donde surgen problemas completamente nuevos que no existían en la antigua relación Este-Oeste, donde hay que buscar nuevas regulaciones... y, finalmente, no se ha resuelto la cuestión nuclear. China se está armando tremendamente en esta área y no participa en ninguna medida de control de armas, como lo han hecho la Unión Soviética y los Estados Unidos en el pasado. Así que aquí hay un enorme capital nuevo en la política mundial para los próximos años.
En cuanto a los pronósticos sobre los resultados electorales de este martes 3 de noviembre, tal como están las cosas ahora, diría que Biden tendrá una mayoría relativamente clara, lo que desafortunadamente no significa que necesariamente estará en la Casa Blanca en enero, porque hasta ahora Trump ha hecho todo lo posible para cuestionar la legitimidad de esta elección, no sólo mediante el sabotaje de la oficina de correos por un director designado por él, sino sobre todo al cuestionar todos los días que la elección por correo sea legítima y que surgen irregularidades, lo que llevó a sus colegas republicanos, los gobernadores en los estados, a ponerse de su lado. Así que esta cuestión permanece abierta y solo cabe esperar que las instituciones estadounidenses funcionen.
El peligro de que haya choques y enfrentamientos en estas elecciones y de que se descontrolen los partidarios de uno y otro lado en los Estados Unidos y provoquen disturbrios, está claro. El propio Trump ha pedido a su base que se mantenga al margen. Hay una variedad de grupos armados. Hay buenas razones para temer que algunos de estos grupos estén tratando de evitar que los votantes voten o, si pierde las elecciones, que salgan a las calles. El tiempo dirá. El peligro está claramente ahí. Por otro lado, también hay un enorme contramovimiento prácticamente en todo el país, se están preparando manifestaciones no violentas, que luego argumentarían y actuarían en su contra.
En cuanto a la peligrosidad de la continuidad de esta administración para la relaciones transatlánticas, un Trump en un segundo mandato estaría completamente desinhibido y haría cosas que ahora no se atreve a hacer, aunque le gustaría hacerlas, posiblemente dejar la OTAN. Jugó con la idea, pero sus asesores trataron de evitarlo. Por supuesto, el Congreso intentará evitar que esto suceda, pero el simple hecho de que pueda dar este paso tendría profundas consecuencias en la relación transatlántica. Sin duda, su estilo de abordar la política comercial será más agudo. Las dificultades en esta área aumentarán. Esto significa que la relación transatlántica se enfrentará entonces a cuestiones que ya empiezan a surgir, pero que asumirán dimensiones que serán muy difíciles de abordar y solo cabe esperar.
Acerca de lo que recomendaría Karl Kaiser a los europeos, en este caso, teniendo en cuenta que pronto la canciller Merkel no estará más en ese puesto y que el presidente Macron tendrá luchar por su reelección, señala el catedrático: todo eso es correcto, pero las realidades sociales y económicas permanecen. La integración de la economía transatlántica es más fuerte que la integración con todas las demás economías, ya sea EE.UU. / China o Europa / China. Esto permanecerá por el momento y se mantendrá la conexión entre las personas, algo que se ha vuelto a intensificar en los últimos años. Eso significa que, si surge esta situación, entonces hay que encontrar fuerzas sensibles a ambos lados del Atlántico, que luego intenten hibernar los cuatro años que vienen.
Sobre cuál es el mayor riesgo asociado a la elección de Joe Biden, quien está lejos de ser un candidato perfecto y tampoco será un presidente perfecto, su mayor problema será resolver los problemas internos de los Estados Unidos. Ya sea el sistema de salud o la economía o la infraestructura, absorberá enormes recursos y su atención. Se ha dicho con acierto que esta es una de las razones por las que Estados Unidos ya no estará tan presente en la política mundial como lo estuvo en el pasado. Sin embargo, una administración de Biden seguirá una política exterior muy diferente a la de una administración de Trump, pero Biden se encontrará frente a un montón de problemas calamitosos que le deja Trump y debe limpiar el terreno.
Otro tema es el de si habrá suficiente profundidad en cuanto a la formación de un equipo en torno a Biden en caso de que sea elegido presidente, en el Partido Demócrata hay una multitud de personalidades muy experimentadas de la última administración, un ejército de expertos que están estacionados en institutos y universidades, todos los cuales solo esperan unirse a esta administración. Veo un cambio más positivo que vendrá cuando se mira a la administración actual, que está teniendo dificultades para encontrar personas calificadas después de que Trump prácticamente despidió a tantas personalidades experimentadas (ahora incluso amenaza con despedir al inmunólogo Anthony Fauci, una eminencia internacional en su campo). Entonces ese no será el problema de la administración. El problema de la próxima administración es simplemente la variedad de problemas que tiene que resolver después del desastroso mandato del presidente Trump.
El Partido Republicano está en una profunda crisis. Demográficamente, ya es básicamente un partido minoritario y solo la sobrerrepresentación de los republicanos a nivel de los estados federales y en algunos casos en el senado lo ha encubierto. Una derrota de Trump pondría al descubierto esta crisis. Ya existe una considerable resistencia en el partido Republicano. Hay un contramovimiento; los donantes también están huyendo. Una derrota de Trump llevaría a un movimiento dentro del partido Republicano para iniciar una reforma. No sé dónde terminará, pero el clásico partido Republicano ya no existe. Fue usurpado por Trump, y muchas fuerzas en el partido Republicano tienen claro que esto no tiene futuro y luego tendrá que venir un nuevo comienzo.
Miro particularmente al senado y recomiendo estar atento a esto, porque si no se logra una mayoría de demócratas en el senado, una victoria de Biden tampoco resolverá el problema; tendrá entonces grandes dificultades. Entonces, si los demócratas logran ganar algunos escaños en el senado, es decir, quitárselos a los republicanos, entonces Biden también tendrá la oportunidad de implementar una política de reformas e implementar políticas sensatas tanto en las relaciones exteriores como en el interior del país.
Muchas cosas se harán visibles durante la noche de las elecciones. En este sentido, el resultado final será uno abierto, pero una pista se hará visible apenas unas horas después del cierre de los colegios electorales. Tengo algo de optimismo en tal sentido, concluye el profesor Karl Kaiser del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard
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