Discos
Hombre Tango
Juan Carlos Tellechea
La singular portada nostálgica de este disco compacto despierta de inmediato la curiosidad por escucharlo. Aparece dibujada allí una pareja de bailarines vestidos al estilo de 1930: ella, de origen africano, con un sencillo vestido verde, resaltando su voluptuosa figura hasta las blancas pantorrillas, breve escote que deja la mitad de su bello dorso al descubierto, y una cinta a tono atada con un lazo a su cabeza; él de elegante esmoquin y figura estilizada, zapatos de charol, y peinado (raya al medio) a la brillantina. Están bailando una milonga, muy apretados sus cuerpos uno contra el otro, mientras sus piernas se entrecruzan en cortes y firuletes. Esta alegoría del tango y su origen, de autor anónimo, no podía haber sido más gráfica y expresiva; uno se imagina hasta el lugar donde tuvo lugar el nacimiento.
Hombre Tango, la pieza de casi 4 minutos que abre y da nombre a este CD, tiene un ritmo urgente y obsesivo como el de las calles de Buenos Aires que rompe con la tradición clásica del decenio de 1940. Pero esto no es lo importante; lo trascendente aquí es el valor de una música bien hecha y con mucho cariño que sigue su evolución histórica normal, una expresión artística genuina con proyección hacia el futuro.
El renombrado bandoneonista y compositor Marcelo Nisinman ha reunido para esta grabación a un selecto número de excelentes músicos internacionales: las pianistas Diana Ketler y Natacha Kudritskaya, el violinista Daniel Rowland, el contrabajista Zoran Marković, el guitarrista Alberto Mesirca; y la mezzosoprano Romina Basso, como invitada especial.
El resultado es una joya muy bien cincelada, un trabajo magistral de orfebrería, con exquisitas incursiones en el oasis del Barroco a través de Music for a While (Henry Purcell), en la bella voz de Romina Basso, In dulci jubilo (Johann Sebastian Bach) y Danket dem Herrn, denn er ist so freundlich (Dietrich Buxtehude). Los viejos maestros aportan aquí sosiego y reflexión en medio de tanto ajetreo del siglo XXI y de esta pandemia del coronavirus.
La música que contiene esta grabación no fue escrita para danzarla, pero algunos de sus temas y pasajes, con su intensidad y tensión, se prestan mucho para el ballet neoclásico y moderno, si bien sus autores con toda seguridad ni siquiera se lo habrían imaginado al componerla. Diana's Tango, de Nisinman, dedicado a la destacada pianista Diana Ketler e interpretado por ella misma, emite fogonazos y centellas, milongueando desde el instrumento. Un coreógrafo de nuestros días seguramente puede hacer con él preciosas figuras, sin ilustrarlo necesariamente, y expresar hondos e inefables sentimientos sobre el escenario.
A Nisinman creo que tampoco se le ha pasado esto por la mente, mas sus composiciones, tal como él las crea, arregla e interpreta en esta grabación tienen una fuerza espiritual como muy pocas veces se escucha en el género; una devoción casi religiosa, una emoción y una energía que emanan de una profundidad abisal del alma, fruto de su amor por la música de Buenos Aires y del Río de la Plata, en general; destaca en este contexto su versión de La Cumparsita, de Gerardo Matos Rodríguez, con una maravillosa intervención al piano de Natacha Kudritskaya, a quien va dedicada. Aunque no está en este CD, Nisinman, nos consta, tiene un bellísimo arreglo de La Puñalada, de Pintín Castellanos
Daniel Rowland despliega su virtuosismo en Ciudad Triste, de Osvaldo Taratino y en Daniel's Tango; el contrabajo de Zoran Marković apoya en todo momento estas evoluciones; Alberto Mesirca con su guitarra clásica o eléctrica sobresale en In dulci jubilo, en Danket dem Herrn, denn er ist so freundlich y en el muy íntimo Alberto's Tango.
Nisinman es un hombre muy inquieto que odia quedarse estancado. Hereticus es un singularísimo tango con siete notas, una en cada uno de los siete movimientos que lo integran. El compositor fue añadiendo una a una esas tonalidades progresivamente hasta crear una acumulación de ellas.
Estos días estrenaba con éxito en Basilea/Suiza, donde reside, sus Ocho variaciones para quinteto de vientos sobre la popular Serenata número 13 para cuerdas en sol mayor, más conocida como Eine kleine Nachtmusik (KV 525) de Wolfgang Amadé Mozart, incluída en una obra para niños.
En Alemania y otros países vecinos se difunden a menudo sus grabaciones por las emisoras de radio de música clásica. Días atrás la Radio de Colonia (WDR3) emitía en su programa matinal la interpretación de Oblivión, de Astor Piazzolla, grabada en vivo en 2019 por su propia Funkhausorchester, con arreglos de Marcelo Nisinman y él mismo al bandoneón, para destacar ante sus oyentes los ingeniosos elementos introducidos en la armonía y el contrapunto que hacían más atractiva y enjundiosa aún la composición. Con Gary Burton, Javier Girotto y la WDR Big Band, así como bajo la dirección de Vince Mendoza interpretaría también varias otras obras del autor de Adiós Nonino.
El adolescente Nisinman conocería a Piazzolla en Punta del Este/Uruguay, donde vivía el célebre bandoneonista, compositor y director de orquesta a la sazón de 66 años, un encuentro que le daría impulsos para emprender un camino diferente en la estética del arte y venir a Europa a continuar su formación. En la capital argentina Nisinman había sido alumno de Julio Pane, Guillermo Graetzer ;y finalmente en Basilea estudiaría con Detlev Mülller-Siemens.
Con sonidos secos, cortantes, ásperos, y en ocasiones acompañamientos percutivos, así como con citas de aquí y de allá, Nisinman tiene su propio lenguaje poético-tanguero y su experiencia particular en este género. Por último rinde tributo a Piazzolla (con su Homenaje a un Ángel), y a su querido padre, Samuel Nisinman (con los arreglos que le introdujo a Patético, de Jorge Caldara). Cuando Marcelo contaba seis años de edad su progenitor le obsequió un bandoneón, ese fueye de origen alemán con alma definitivamente porteña que lo desvela hasta hoy, como muy bien lo describe Nisinman en el folleto que acompaña al CD.
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