Discos
De turcos y tártaros
Raúl González Arévalo

Aunque el pastiche como género está bastante denostado a día de hoy por la supuesta falta de originalidad y el aprovechamiento de músicas ajenas, lo cierto es que durante el Barroco fue una práctica aceptada y difusa. No hay genios que no pergeñaran pastiches. Handel, sin ir más lejos, preparó catorce, de los que el más conocido fue Giove in Argo. A su vez, su Rinaldo fue profusamente modificado por Leonardo Leo para una versión napolitana recientemente sacada a la luz en Martina Franca (DVD Dynamic).
Vivaldi no se quedó atrás. Algunas de las obras que han alcanzado popularidad en los últimos años pertenecen a este género: Tito Manlio y Dorilla in Tempe han sido grabadas por Naïve. Pero sin duda la veda la abrieron gira triunfante con un resultado más terrenal. Sobre la misma senda Biondi y L’Europa Galante recuperaron además L’Oracolo in Messenia (Virgin Classics) y publican ahora Argippo con Naïve, en edición crítica que ha procurado también Bernardo Ticci.
y su con Bajazet, lanzada con un reparto estelar para Virgin Classics en 2005, y objeto de unaAntes de ese Argippola colección Vivaldi edition ha publicado este Il Tamerlano, que no es otro que el mismo Bajazet de Biondi pero con el título del libreto, pues el palermitano optó por emplear el que figuraba en la partitura autógrafa, avalado además por el hecho de que el turco es el auténtico protagonista de la obra. Era también el caso de la ópera de estrenada en 1711, cuyo libreto reutilizaron y . Además, hace quince años Biondi presentó su propia edición.
Para esta grabación se ha recurrido a la edición crítica de
, que se distingue fundamentalmente en que Biondi reconstruyó tres de las cinco arias que faltaban en la partitura autógrafa, mientras que Ticci ha proporcionado música para los cinco números ausentes. Y, sobre todo, la diferencia radica en que Biondi procuró recurrir a obras del mismo período y estilo, (Atenaide, Rosmira fedele y Semiramide) y Ticci, por el contrario, se ha mostrado más ecléctico en sus elecciones, de modo que además de Atenaide, comparecen Candace, Orlando furioso y Arsilda e incluso recurre a la Nitocri, regina d’Egitto de Giacomelli, perfectamente adecuada en el espíritu de un pastiche. Las fuentes ya fueron identificadas por el gran musicólogo , firmante de los tres artículos de las notas, dedicados a la edición vivaldiana, la estancia en Verona y la relación con los cantantes más significativos.Para quien no conozca la obra, incluye música de Vivaldi (procedente de L’Olimpiade, Il Giustino, Semiramide, Teuzzone, Motezuma, Farnace y un Siroe, re di Persia). Eso sí, Bayaceto y Asteria, los príncipes turcos, tienen música solo del Prete Rosso, mientras que los demás (turcos y griegos) de los compositores de la escuela napolitana. En consecuencia, la lucha entre turcos y tártaros es una lucha alegórica entre la escuela veneciana y la napolitana.
de 1727), Giacomelli (Alessandro Severo, Adriano in Siria, Merope), Broschi (Idaspe) y Hasse (Las comparaciones entre las dos grabaciones son inevitables, aunque hay que tener presente un punto de partida fundamental a mi juicio: si el reparto de Biondi estaba cuajado de estrellas, el capitaneado por Ottavio
parece ajustarse mejor a criterios estilísticos, y aunque con Virgin todo estaba en su sitio, hay que reconocer la mayor adecuación con Naïve.Ildebrando
tiene una voz impresionante y es un intérprete intenso, pero para su gira Biondi contó con Christian , una voz más pequeña y clara. El instrumento de Bruno se sitúa a medio camino entre ambos, aunque la interpretación resulta más plana y menos matizada que la de sus colegas, con una visión más furiosa que alternativamente atormentada y derrotada de un sultán turco que al final encarna la vulnerabilidad más que ningún otro personaje del reparto.Como su hija Asteria Delphine Rinaldo handeliano que ha publicado con Dantone, suena más clara y natural que en sus inicios, tirando más a mezzo que a contralto, presenta mayor homogeneidad entre registros, más dulzura en el canto patético (“Amare un’alma ingrata”, “Stringi le mie catene”, “La cervetta timidetta”) y la misma fuerza y dominio de la coloratura (“Qual furore, qual affanno” –ausente con Biondi– y “Svena, uccidi, abbatti, atterra”).
está en las antípodas de Marijana , con una emisión más natural frente a los sonidos más guturales y artificiales de la serbia. La francesa, como ya comenté en ocasión del recienteLa mejor aportación de la nueva grabación reside en la elección de Filippo Agrippina handeliana, la variedad de recursos canoros y interpretativos le convierten en uno de los cantantes de su cuerda más interesantes del panorama actual.
como emperador tártaro. Frente a la dulzura y exquisitez de un siempre elegante pero falto de pujanza de un personaje temperamental, el italiano regala acentos de indudable fuerza gracias también a una dicción inmaculada. Pero, sobre todo, entusiasman el vigor del canto y la vitalidad de la interpretación. Para muestra, “Barbaro traditor”, pero también “Cruda sorte, avverso fato”. Como ya reveló con el Ottone de laEl Andrónico de Marina
no tiene nada que temer frente al de Elina . Conoce y domina mejor el repertorio barroco que la letona. Y aunque con Biondi cantaba Asteria, el paso de la turca al griego no le plantea ningún problema. La italiana es una intérprete concienzuda y sensible, que culmina su prestación con una “Spesso tra vaghe rose” ganador se mire por donde se mire.Posiblemente la que lo tenía más complicado era Sophie Ann , Sophie Rennert es una estupenda sorpresa. Frente al timbre hueco, de graves inflados y agilidades cacareadas de la de Alaska, la austriaca presenta un instrumento más pleno, homogéneo, seductor y aterciopelado. Pero, sobre todo, ha crecido mucho desde su protagónico Lotario de Handel. Los desafíos técnicos del aria en materia de extensión, fiato y agilidades son bien conocidos, y Rennert los aborda con un aplomo y una facilidad aparentes que no dejan de sorprender. Además, liga las notas de las largas frases vocalizadas que da gusto escucharla. Tanto, que se echa en falta una mayor fantasía en las variaciones –todas de la mano de Dantone– más allá de su adecuación estilística. De la misma manera, también ha crecido de forma notable la intérprete, con una “Sposa son disprezzata” cuya desnudez no está exenta de una emoción íntima.
: Irene es destinataria de dos arias míticas. La primera, “Qual guerriero in campo armato” era caballo de batalla del gran , escrita por su hermano, Riccardo . Vivica dio la campanada con su álbum dedicado al castrado a las órdenes de (Harmonia Mundi) y la presencia del aria casi hacía imperativa su presencia en la grabación de Biondi. Sin embargo, como quedó claro en el DVD con el making off de las sesiones para la integral de Virgin y además aprecié en persona, en directo no era capaz de mantener el mismo nivel. Por el contrario, y a falta de unaPor último, la Idaspe de Arianna Venditelli bate por goleada el instrumento avaro de Patrizia
. La intérprete se muestra brillante en el dominio de sus recursos, dosificando la intensidad del sonido y regalando notas picadas de calidad en “Nasce la rosa lusinghiera”. “Anch’il mar par che sommerga” estará siempre asociada al Vivaldi Album (Decca) con el que Cecilia impulsó mediáticamente la recuperación de las óperas vivaldianas. En esta ocasión no encontramos la exhibición sobreactuada de la romana, y tal vez por ello el impacto sea menor, porque la memoria y el oído tiene gustos inevitablemente moldeados al margen de la filología. En todo caso, completa un reparto equilibrado, con una visión que busca menos fuegos artificiales en los da capo y una mayor adecuación al teatro vivaldiano, en el que la vocalización tenía un papel central, pero no omnipresente como en la escuela napolitana.La batuta de Ottavio Dantone se mueve como pez en el agua en el universo vivaldiano y este Tamerlano no es menos. Su Accademia Bizantina se adhiere a la perfección a su visión más sobria frente al sonido más opulento de Biondi y L’Europa Galante, pero el virtuosismo de sus músicos es indudable. Al final, preferir una u otra puede ser cuestión de gustos, pero una vez aclarados los criterios que presiden ambas grabaciones y los puntos fuertes de cada una, considero que la de Naïve, aunque sea menos espectacular en los recursos desplegados, es más cercana a lo que los estudiosos nos indican que representaba Vivaldi y la escuela veneciana frente a Nápoles.
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